Seguía mirando mis manos como si fuera lo mas maravilloso del mundo. Rasque con la uña de mi pulgar izquierdo la pintura de color rojizo de mi dedo anular derecho, pero eso lo hacia solo porque estaba mas nerviosa que creí por un momento que saltaría de la cama casi gritando y jalándome el cabello aunque solo puedo decir que me mantuve en silencio. Impaciente.
-Lo siento-se atrevió hablar después de unos torturantes minutos-. Lamento no habértelo dicho antes, lamento haber esperado tanto como para decirte que en realidad ese beso, no fue absolutamente nada.
-Prometiste que me dirías cada detalle.
Mi voz era tan rasposa que me sabia extraño escucharla, me miró suplicante, de tal manera que intentaba decirme cuán difícil era para él explicarme absolutamente todo lo que había sucedido esa noche.
-Fui a casa de Megan porque soy un imbécil. Vale, en eso puedo asegurarlo.
Solté un bufido dejando mis manos quietas sobre el regazo.
-Halle, por favor solo escúchame.
-Estoy escuchándote, pero hasta el momento no has dicho nada que no sepa.
Volví a mirarle y la mezcla de azul y gris dieron de lleno con los míos. Tenía tantos sentimientos encontrados que no sabia si quería abofetearle o abrazarlo en ese mismo instante.
-Lo sé. No sé por qué me cuesta tanto hablar-murmuró pasando inquietamente la palma de sus manos contra su rapado cabello negro.
-Descuida, solo di lo que tengas que decir.
Su pecho se inflo cuando cogió aire para continuar hablando.
-Fui a casa de Megan porque pensé que estaba haciendo lo correcto. Ella ha sido mi amiga desde hace mucho tiempo y lo sabes, pero la verdad ni yo recuerdo muy bien que sucedió, sólo sé que bebí tanto como para dejar que ese beso ocurriera. Después de eso ella simplemente me abofeteo cuando me escuchó llamarte-mordisqueo su labio inferior y entonces soltó una risa carente de humor-. Lo tenía mas que merecido.
-¿Por qué tu primera opción fue ir dónde ella?-pregunté sin titubear.
-No lo sé, creo que porque pensé que era mi amiga, nunca creí podría pasar algo así.
-Sin embargo pasó-le recordé con cada palabra la estupidez que había hecho.
Se tomó el tiempo de mirarme y entonces cogió mi mano derecha con firmeza, con miedo de que yo le rechazara.
-Lo sé nena, soy una mierda de persona, siempre hay algo que me hace caer y joder todo lo bueno que alguna vez puedo tener. No soy el mejor hombre que vas a conocer, tú eres demasiado perfecta para mi y yo soy demasiado imperfecto para ti, que eso me resulta egoísta de mi parte-murmuró de manera automática, consciente de lo que decía y dándome a entender que estaba en lo correcto aunque para mi no era así-. No quiero empezar de nuevo en esto porque sería completamente estúpido pero quiero intentar reparar o mejorar lo que he hecho. Quiero ser mejor por ti.
Tragué mi angustia que amenazaba con salir a flote, dolía tanto escucharle hablar de esa manera, duele cuando la persona que más amas te fallan pero aún duele más verle sufrir. Eso me hacia sentir Drew.
-No quiero que cambies Drew, quiero que seas feliz por ti, no por mí.
-Tú eres lo que me hace feliz.
Dijo viéndome de tal manera que lo único que pude hacer fue abrazarle como si mi vida dependiera de ello, y si, sabía que estaba siendo una completa tonta por creerle absolutamente todo pero nunca pensé que Drew podría enamorarme con su mal humor, sus groserías y sus tonterías que me hacían reír.

ESTÁS LEYENDO
Hit Me © | Terminada |
Teen FictionBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...