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Me detuve frente a los casilleros para cambiar los libros que necesitaría en mi próxima clase, casi no quedan alumnos en el pasillo ya que la mayoría habían ingresado a los salones, cerré la puerta despacio mientras apretaba el libro contra mi pecho y me volteaba sin cuidado por lo que choqué contra alguien.

—Lo siento—no pude contener mi voz nerviosa al encontrarme con unos ojos color ámbar, por lo que comencé a sentirme aturdida.

—Descuida, tiempo sin verte, Halle—murmuró con un tono de voz amargo, sabía que no era la misma forma en la cual estaba acostumbrado hablarme, Tom me odiaba.

Miré mis nudillos blancos que se aferraban a mi libro y pensé que en cualquier momento comenzaría a temblar. Inhale profundamente y me moví a un lado para alejarme de Tom.

—¿Ahora no me hablaras? ¿Es tan grande tu culpa que no consigues mirarme? —sentí sus dedos en mi brazo izquierdo, aferrándose con la suficiente fuerza como para lastimarme.

—Tengo que ir a clases, Tom.

Le miré dejando mis nervios y miedo de lado, no iba a permitir por nada del mundo que me tratara de esta manera.

—Oh, sí. Yo también, te acompaño—me sonrío divertido arrastrándome por el pasillo y agregó—. Supongo que ahora estarás feliz con el boxeador, nunca pensé que cayeras tan bajo, pequeña perra.

La burla estaba presente en cada nervio de su cuerpo y me sonría cínico, disfrutando del momento.

—No te importa lo que yo haga, y tampoco voy a permitir que hables así de Drew—lo miré detenidamente para soltarme de su agarre bruscamente, que para la suerte mía pudo ceder.

—Cierto, disculpa por hablar así de tu patético novio y de lo perra que has sido. Me pregunto qué diría tu madre si supiera que estás saliendo con él, no creo que se sienta muy orgullosa de su hija.

Escuché su risa burlesca a mi lado y me detuve para mirarle.

—¿Crees que puedes venir y amenazarme como se te dé la gana?, no voy a caer en tu estúpido juego, Tom. Y por si no has entendido, puedo hacer y deshacer con mi vida.

Mis dientes dolían de la manera en la que los presionaba, di la media vuelta con la intención de irme, no estaba dispuesta a seguir escuchando.

—Eres solo una niña estúpida que pronto estará lloriqueando otra vez.

No le di importancia a sus amenazas y casi corrí por el pasillo para entrar un poco, bastante tarde a mis clases pero aun así mi profesor no le importó que llegara tarde, él simplemente se enfocó en continuar su clase. Me senté al lado de Caroline y me miró preocupada para luego susurrarme.

—¿Estas bien?

—Lo estoy—dije sin despegar la vista del pizarrón.

No lo estaba y creo que me sentía enojada hasta la mierda.

Sentí la mano de Caroline posicionarse sobre la mía, que sin darme cuenta se movía inquietamente golpeando el lápiz contra mi libreta.

—Qué pasó allá afuera y no voy a aceptar que me digas que no ha pasado nada.

Mordí mi labio inquieta y deje el lápiz sobre la mesa para girarme a ver a mi compañera de puesto.

—Es Tom.

—¿Le has visto? —me vio con una chispa de preocupación presente en su rostro.

—Sí, me lo he encontrado en el pasillo Pero no es eso lo que me preocupa... Creo que definitivamente está un poco loco.

Hit Me © | Terminada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora