Ayer no había vuelto a ver a mi molesto vecino y agradecía cada segundo por ello.
Arrimé mi bolso café a mi hombro izquierdo mientras bajaba del auto de Tom, estaba acostumbrado a recogerme en las mañanas para ir a la universidad. Con él llevábamos un año de novios y puedo decir que hemos tenidos malos momentos como también buenos, pero me sentía completa a su lado.
Deslizó su brazo por encima de mis hombros con la simple intención de no alejarme de su lado. En cuanto llegamos a la entrada del edificio, pude ver a lo lejos como la pelirroja de mi amiga, le devoraba la boca a su novio. Una mueca salió de mis labios, a ella simplemente no le importaba montar un espectáculo como éste. Yo era más reservada, mucho más reservada.
Escuché a mi lado la ronca risa de Tom al ver mi expresión y nos acercamos hasta la pareja para romper su lío amoroso,y el intercambio de baba que tenían.
—No te da vergüenza montar menudo espectáculo.
Hablé viendo como Caroline se volteaba a verme satisfecha por su acto y negó suavemente, manteniendo una sonrisa en sus labios.
—No es mi problema que seas tan reservada, Halle.
Sus tacones resonaron contra el pavimento al acercarse a mi lado y besar mi mejilla para saludarme.
—Y tú una exhibicionista.
Respondí a la defensiva pero era cierto lo que ella decía.
—¿Qué tal, Halle? ¿Tom no te ha obligado otra vez ir a ver el boxeo?—Preguntó riendo y sabía que el asunto le hacía gracia. Luego de verme casi sufriendo el viernes pasado, no quiero recordar aquello.
—No estuvo tan mal, ¿O si?
Tom me vio fijamente mientras me soltaba de su agarre y negué suavemente para restarle importancia al asunto. Sabía que no volvería allí, pero el único problema que tenía era que el boxeador estaba viviendo al lado mio.
—Debo entrar a clases, cariño. Después te veo—Besó fugazmente mis labios y me sonrió mientras tiraba de sus rizos hacia atrás para tener una mejor visión. Caminó junto a Matthew, entrando al edificio.
—Lamento no ir el viernes, pero en serio no estaba dispuesta a hacerlo.
Vi el pequeño puchero que se formaba en sus labios y tomó de mi muñeca, jalando mi cuerpo hasta la entrada y caminó conmigo por los grandes pasillos que estaban atestados de personas.
—No importa, realmente no estuvimos mucho tiempo.
Me encogí de hombros, viendo como metía una moneda en la herradura de la maquina para sacar un agua embotellada.
—Los chicos no saben lo que es diversión para nosotras.
Me sonrió abriendo la botella para luego beber un poco de ella.
—Creo que no. ¿Estuvo bien tu fin de semana?
—Estuve con Matthew el sábado pero ayer pasé mi día con el demonio de mi hermano. Mamá sólo quería que le acompañara a ver una película al cine.
Solté una pequeña carcajada al imaginarme a mi amiga en esa situación. Conocía a su pequeño hermano Nathan de ocho años y sólo podía decir que siempre estaba haciendo alguna travesura, pero debo suponer que a esa edad es completamente normal.
—Es tarde, debemos entrar.
Murmuré observando el reloj que llevaba en mi muñeca y Caroline me siguió hasta el salón. Las ganas de saltarme esta clase no me faltaban, pero si lo hacía estaba segura que después no entendería nada, mi profesor era de esos que decía algo pero al segundo después se estaba contradiciendo, era tan frustrante.
No llevaba ni diez minutos en la clase del aburrido profesor, cuando ya tenía intenciones de querer salir.
Soplé el molesto mechón que tenía en mi frente y gruñí apoyando mi cabeza entre mis brazos que descansaban lánguidos en la mesa.
Con suerte tenía anotado un par de cosas que había dicho el hombre de lentes, que se encontraba hablando al frente de la clase sin parar. ¿Cuándo se le agotaba la batería?En cuanto me despedí de Caroline, corrí hasta el coche de Tom, no tenía idea en que momento había comenzado a llover. En cuanto ingresé al auto, sentí el tibio calor inundarme pero los labios de Tom interrumpieron todo tipo de pensamiento, sentí su cálida lengua invadir mi cavidad bucal, le recibí gustosa mientras una sonrisa encantadora estaba plasmada en su rostro.
Tom siempre me pareció muy guapo, debo admitir que cuando le conocí, cada rasgo de su rostro quedó grabado en mi cabeza. Caroline insistía en que debía hablarle pero yo no era tan atrevida como poder intentar mantener una conversación con él, sin embargo, cada vez que nos encontramos en el pasillo o porque estaba con Matt, me veía de manera encantadora que a mi me iba gustando cada día.
Escuché el rugido del carro en cuanto el chico que se encontraba sentado frente al volante lo puso en marcha y se dispuso a emprender el corto camino desde la universidad hasta mi departamento.
Antes que conociera a Tom, comúnmente caminaba este corto o a veces tomaba el autobús pero cuando no lo hacía el trayecto me resultaba agradable, luego de comenzar a salir con él, Tom insistió en que él me recogería todas las mañanas y así ha sido desde entonces hasta que claro, pueda comprar mi propio auto.—No podré quedarme hoy.
—¿Y eso por qué?
Le observé quitando mis ojos de la ventanilla mirándole decepcionada. Quería pasar mi tarde junto a él.
—Debo llevar el auto a un chequeo. Más que nada para saber que esta todo en perfecto estado, realizar un cambio de aceite.
Me vio de reojo, esperando alguna reacción de mi parte pero solamente le sonreí levemente, intentando ocultar el hecho de que me decepcionaba la idea.
—De acuerdo, no hay problema.
—Prometo que mañana estaré contigo, cariño.
—No importa, lo entiendo.
Acaricié su mano que estaba apoyada en su pierna derecha.
—Te amo, nena.
—Yo también.
Besé su mejilla en cuanto el auto se detuvo afuera de mi edificio y él sin perder tiempo, volteo su rostro provocando que nuestros labios se encontraran.
Le besé por última vez antes de bajar del coche y prácticamente correr hasta la entrada para no seguir mojando mi ropa.
Subí hasta mi apartamento y rebusque en mi bolso las llaves de este para poder entrar, pero extrañamente no les encontraba en ningún bolsillo. Hoy había estado un tanto apresurada porque me había quedado dormida, supongo que me las deje allá adentro antes de irme. No me sorprendería un día de estos, salir con un calcetín de diferente color.
Bajé la mirada, observando mis botas que eran iguales y suspire tranquila al saber que no eran diferentes.
Bufé molesta al tener que bajar a ver si estaba el conserje, quizás podía entregarme una copia.
La única persona que vi en la entrada era una de las chicas que hacía el aseo, la había visto un par de veces pero en cuanto le pregunté por el conserje, me dijo simplemente que tuvo que salir de emergencia pero llegaría pronto.
Jodida mierda.
No podría creer que me había quedado afuera de mi propio hogar, supongo que estas cosas suceden cuando vives sola.
Volví a subir hasta el piso en donde vivía y me dispuse a sentarme afuera de la puerta. Estaba sola en el pasillo y no conocía a muchas de las personas que vivían aquí, puesto que yo solamente salía a clases o trabajar y quizás a otro lugar, pero comúnmente esa era mi rutina.Tiré el bolso a un lado mientras me abrazaba a mí misma por el frío que estaba sintiendo y en ese momento escuché el ascensor abrirse, giré mi cabeza por inercia pero volví a verle, con su típica cara de amargado que cargaba.

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Hit Me © | Terminada |
Roman pour AdolescentsBorde, controlador, impulsivo, arrogante y burlesco, aquel era Drew Hopkins, ese tipo de persona de la cual no quisieras enamorarte pero ¿Por qué?, porque es un grandísimo idiota, sin embargo, Halle vio algo mucho más allá de esa personalidad frívol...