Ya está oscureciendo y después de una cena rápida nos ponemos los bañadores y salimos.
Fuera se escuchan los grillos y huele a hierba húmeda, al parecer cuando anochece hay un poco de niebla, además Sarah no estaba exagerando, la temperatura debe ser por lo menos quince grados más baja que esta mañana. Un pequeño escalofrío hace que me estremezca por debajo de la camiseta. Me pongo la toalla por los hombros y sigo andando con los demás.
Poco a poco la tierra del camino se va convirtiendo en arena fina y entonces llegamos a la playa. Apenas cinco metros separan el camino del agua y no hay absolutamente nadie.
- Sarah, ¿es una propiedad privada?
- ¿La playa? –asiento – Que va, lo que pasa es que en invierno la marea la cubre completamente, por eso no viene apenas gente.
- Ya veo.El agua es de color azul oscuro igual que el cielo y está tan tranquila que fijándome bien, puedo ver las estrellas reflejadas en ella. Aquí el olor a sal es más notable, supongo que los arbustos que rodean la casa hacen de barrera y por eso allí apenas huele.
Dejo la toalla en el suelo y me quito la camiseta.
- Veo que soy la única dispuesta a meterse –digo. Los demás están sentados o remoloneando.
- De eso nada, venga florecillas –espeta Marie y me lleva del brazo al agua.- Ah, pues no está tan fría.
- No, que va –dice ella casi sin aliento.
- ¡Dios, está helada! –Drake aparece a nuestro lado. El agua apenas nos llega a los muslos.
- ¿Lo decís en serio? –río y me zambullo de lleno. Cuando salgo a flote estoy a un par de metros de ellos, que siguen en el mismo sitio - ¡Venga! Una vez dentro no está tan fría, de verdad.
- No te creo, pero bueno –Drake se mete de golpe y nada hasta donde me encuentro – Eres una mentirosa –se frota la cara y yo me río.
- Sois demasiado sensibles. ¡Métete ya! –grito a Marie.
- Me estoy arrepintiendo –dice avanzando lentamente. De pronto no está, ha desaparecido. ¡Qué cojones…! Miro hacia todos lados pero no la veo.
- ¡CABRÓN! –salen ella y Drake del agua. Él ríe a carcajadas y ella intenta alcanzarle – ¡Ven aquí! ¡Te voy a matar!
- Entonces no pienso ir –Drake le salpica y se carcajea.
- ¡Te odio! –grita Marie riendo. Yo hago lo mismo y salgo del agua.Cuando llego donde están los demás cojo mi toalla y me envuelvo en ella.
- ¿No os metéis?
- ¿Después de verles? –ríe Liam – Ni hablar.
Llegan Marie y Drake y se tapan con sus toallas. Están enfatizando en el frío que hace y yo ruedo los ojos. Nos sentamos en la arena en círculo.
- Ahora mismo puedo rayar cristales –dice Marie.
- ¿De qué estás hablando?
- De mis pezones –suelta y los demás nos partimos de risa.
- Cuanta elegancia.
Pasamos un rato más en la playa pero empieza a refrescar más y decidimos volver a casa. Dejamos las toallas extendidas para que se sequen y yo me voy a la ducha.
Al cabo de unos minutos, oigo a alguien abrir la puerta, pero a través de la mampara no puedo ver quién es.
- ¿Hola? –nadie contesta - ¿Quién hay?
Nada, sea quien sea no responde. Estupendo, van a gastarme una broma, me dejarán sin ropa y toallas o algo así.
- Oye, seas quien seas vete ya, no tiene gracia. ¿Marie? Seguro que eres tú –silencio - ¿Marie? ¿Hola? –estoy a punto de abrir la puerta corredera y ver quién hay cuando escucho la puerta volver a abrirse y cerrarse. Me aclaro el champú y apago el agua.
Salgo y me fijo en el baño, todo está igual. Cojo una toalla y me envuelvo en ella. Mi ropa limpia sigue ahí, igual que el bikini y todo lo que he traído. Qué extraño. Con el ceño fruncido acabo de secarme y vestirme y salgo fuera con recelo. No hay nadie en el pasillo tampoco. Me encuentro con Liam, Drake y Sarah en el salón.
- ¿Quién ha sido? –pregunto con los brazos en jarras.
- ¿Eh? –todos parecen sorprendidos.
- ¿Quién ha entrado en el baño?
- Yo no he sido –dice Sarah.
- Ni nosotros. Habrá sido Marie.
- ¿Qué pasa conmigo? –acaba de llegar.
- ¿Has entrado cuando me estaba duchando?
- Que va –parece sincera. Pero entonces tiene que haber sido Lukas, no me lo imagino gastándome una broma. Voy a buscarle y lo encuentro en su habitación.
- Oye, ¿a qué has entrado al baño?
- No se de qué hablas –frunce el ceño.
- ¡Pues nada! Habrá sido un fantasma –levanto los brazos exasperada y salgo. Me están tomando el pelo entre todos, así que dejo el tema.Me siento en el suelo con los demás y vemos la tele hasta las tantas, cuando me entra el sueño me voy a la habitación que compartimos Marie y yo, me tumbo en la enorme cama de matrimonio y apenas rozo la almohada me quedo dormida.
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Nunca llores en verano
RomanceUn verano puede no ser nada, o cambiar toda una vida por completo. No hablo de grandes viajes que llenan el alma ni amores fugaces que siempre recordarás. No. Hablo de algo más profundo, algo que cala muy hondo. Soy Riley y este verano viviré algo...