Me encuentro en mi habitación, sentada en la cama sobre un montón de ropa. En una hora tengo que estar donde Marie me indicó. Enciendo un pitillo.
-No tengo nada que ponerme -mentira, tengo muchísimas cosas, pero no me gusta nada.
-Ponte unos vaqueros y un jersey -mi madre está en la silla de mi escritorio, mirándome.
-¿Y si deciden ir a un sitio caro?
-Peor sería ir vestida de gala y que decidan cenar en un burguer, ¿no crees?
-Tienes razón -suspiro y me levanto.
-No tienes que ir si no quieres...
-¡Si fuiste tú la que le dijo a Marie que iría!
-Pero he cambiado de opinión, puedes no ir si no te apetece.
-Menudo morro...
-Niña, soy tu madre, puedo cambiar de opinión las veces que me de la gana -intenta parecer dura pero no lo consigue y yo río.
-Vale, vale -apago el cigarro y miro mi ropa.
Escojo unos pantalones vaqueros oscuros, una camiseta blanca cualquiera y una cazadora de polipiel color verde oscuro. Me lo pongo todo y me miro al espejo, voy bien. Abro el zapatero y cojo unas zapatillas Stan Smith blancas.
-Muy guapa -afirma mi madre.
Doy un último vistazo en el espejo para revisar el maquillaje, me he pintado la raya sobre las pestañas y me he aplicado máscara. Me recojo el pelo, que ya me llega hasta la cintura, en una coleta despeinada y cojo el bolso.
-Me voy -me muerdo el labio nerviosa y mi madre se acerca a abrazarme.
-Pásatelo bien.
-Gracias.
Cojo las llaves de casa y del coche y salgo por la puerta más nerviosa que Frodo en una joyería.
Me monto en el coche y cojo el móvil, compruebo la hora y la dirección y pongo rumbo al sitio donde hemos quedado.Aparco en el primer sitio que veo libre, a un par de calles del restaurante y salgo del coche con un cigarrillo en la boca.
Ya estoy llegando... ¡cómo me tiemblan las piernas, joder! Son tus amigos Riley, tus viejos amigos; no pasa nada...
Allí están. Veo a Sarah, está guapísima, lleva el pelo corto y se la ve... adulta. Liam está a su lado, él no ha cambiado tanto. Marie, cogida de la mano de Amanda me ve y me saluda con la que tiene libre.
Y entonces le veo.
Drake se gira para observarme, aún nos separan unos cuantos metros, pero puedo ver sus ojos, esos preciosos ojazos grises y verdes, que me observan fijamente. ¿Está más alto o es cosa mía? No lo se, pero sí está más fuerte ¡Madre mía, ocupa de ancho el doble que yo! Viste unos vaqueros, un jersey negro y una cazadora vaquera. ¡Qué alguien recoja la baba que se me cae, por favor!
Antes de llegar, Sarah y Marie se acercan corriendo y me abrazan a la vez. Casi me tiran al suelo, pero consigo mantener el equilibrio; los demás se ríen. Cuando terminan de estrujarme, darme besos en las mejillas y decirme lo guapa que estoy, Liam y Amanda se acercan a saludar. Drake se queda algo rezagado y ni siquiera sonríe.
-Hola -le digo cuando los demás me sueltan.
-Hola -tiene la voz más grave de lo que recordaba. Definitivamente se ha convertido en un hombre. Incluso una incipiente barba le cubre la mitad del rostro.
-Te veo bien -sonrío tímida.
-¿Entramos? -Marie no espera a que le responda, tira de mí hacia el bar. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana y pedimos las bebidas.Nos pasamos toda la noche hablando sobre nuestras vidas, está siendo muy agradable y consigo sentirme... como en casa.
Amanda es una chica muy divertida, se parece mucho a Marie y se nota que se quieren mucho. Se miran de esa manera en que se miran las personas enamoradas.
Liam y Sarah siguen como siempre, ella me ha enseñado su anillo y, aunque Marie exageraba mucho, es enorme. De verdad, el diamante es tan ancho como su dedo.
En general, todo sigue igual que antes, antes de aquel verano; excepto yo. Yo nunca seré la misma después de aquello, me temo.El único cambiado es Drake, pero no de la misma manera que yo, solo está más adulto. Y distante conmigo, pero eso último puedo entenderlo.
-Lo he pasado muy bien -digo cuando salimos.
-Y yo -dice Marie - Luego te incluyo en el grupo de Whatsapp y vamos viéndonos.
-Claro -la verdad es que me apetece mucho.
-Me ha alegrado mucho verte -Sarah me abraza y me susurra - No vuelvas a desaparecer, por favor...
-Te lo prometo -sonrío y me despido de todos.
-Te acompaño al coche -me dice seriamente Drake.
-Vale, adiós chicos -les despido con la mano, ellos se dirigen hacia la dirección contraria.
-¿Dónde has aparcado?
-A un par de calles, pero puedo ir sola.
-Es tarde -sentencia y mete las manos en los bolsillos del pantalón.
-No me has dicho como te fue en la universidad... -prácticamente no me ha dicho nada en toda la noche.
-Bien -se encoje de hombros - He hecho la carrera de empresariales.
-Guau...
-Sí... El primer año me apunté al equipo de rugby y gracias a eso me dieron una beca para los tres siguientes -eso explica su forma física.
-Ya decía yo que estabas demasiado cachas -río.
-A las tías les gusta -chulea y me guiña un ojo.
-No lo dudo -sonrío.
-Estás preciosa...
-Gracias -se me encienden las mejillas.
-¿Qué tal está tu madre?
-Genial, ella y Mike se casan en un mes.
-Lo se -sonríe.
-Ah, claro. Te lo habrá contado Marie.
-No, me lo contó tu madre.
-¿Tú también hablas con ella? -pregunto sorprendida.
-Sí.
-Pues vaya...
-¿Te molesta? -me empuja suavemente, pero está tan fuerte que me desplazo un par de metros.
-No, ¡y ten cuidado! -el ríe y me pasa el brazo por los hombros.
-Lo siento, pequeña -le empujo pero sigue en el sitio.
-No me he dado cuenta hasta hoy, pero os he echado de menos...
-¿Este es tu coche? -pregunta secamente ignorando lo que acabo de decir.
-Sí.
-Vale... pues... ya nos veremos.
-Vale... adiós Drake.
-Adiós Riley.Me acuesto en la cama con un sentimiento agridulce, me ha hecho muy feliz verlos a todos de nuevo y no sentirme fuera de lugar; pero me entristece la manera en la que se comporta Drake conmigo. Quizás está saliendo con alguien y no quiere contármelo. Menuda mierda, ¿por qué pensar en eso me molesta? Creo que se la respuesta.
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Nunca llores en verano
RomanceUn verano puede no ser nada, o cambiar toda una vida por completo. No hablo de grandes viajes que llenan el alma ni amores fugaces que siempre recordarás. No. Hablo de algo más profundo, algo que cala muy hondo. Soy Riley y este verano viviré algo...