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Marie y yo nos montamos en el coche que conduce Drake, y los demás en el de Liam. Salimos y en veinte minutos estamos en casa de Laura. La vemos bajar del coche y correr hasta la entrada.
- Espero que no tarde mucho –dice Drake.
- ¿Quién conducirá de vuelta? Puedo hacerlo yo, no beberé hoy –digo.
- No se si fiarme de ti al volante, princesa -me pica.
- No seas tonto, ¿Cómo crees que llegaba al instituto cada día?
- ¡Con escoba! –Marie dice desternillándose.
- ¡Serás...! –me río.
- Que mala… ella es una princesa, no una bruja.
- Oh… Ry es una princesita…¿Y tú su príncipe azul, Drakey? –Marie pone ojitos y pestañea exageradamente.
- Pues claro –me guiña un ojo, y yo pongo los míos en blanco, pero con una sonrisa en la cara.

- Ya viene.
Laura sale de su casa vestida con un mini vestido rosa escotado y unos tacones del mismo color.
- Pues menos mal que era un sitio con clase… –murmura Marie. Estoy de acuerdo, yo no consideraría que ese es un vestido “apropiado”, pero no digo nada.

Drake arranca y seguimos a Liam, a las doce llegamos a la discoteca. Es un edificio de unos dos pisos, con el nombre en la puerta y apartado del centro del pueblo. Nos situamos detrás de un par de chicas en la cola y me fijo en sus vestidos. Ninguno de los dos es tan corto como el de Laura, de hecho ninguna persona en la cola va vestida como ella, la mayoría llevan vestidos bastante elegantes, de colores oscuros y zapatos de marca. Los chicos lucen relojes caros y todos llevan camisa e incluso algunos visten trajes.

Entramos. El sitio realmente tiene pinta de ser caro, de hecho Sarah ha tenido que pagar mi entrada porque no llevo tanto dinero en efectivo. Las paredes son oscuras, hay sofás repartidos por las paredes, todos de color rojo. Nosotros, para mi sorpresa, subimos a la zona VIP, que ocupa un tercio de la planta baja, allí los sofás son blancos y están increíblemente limpios, hay pequeñas mesas con champán en cubiteras, y para entrar hemos pagado un suplemento y nos han sellado la mano. Me apoyo en la cristalera de metro y medio que impide que caiga a la pista de baile.
- Laura tenía razón, es un sitio bastante lujoso –digo a Sarah que está a mi lado.
- Si, aquí la única sin clase es ella.
- Desde luego.
- ¿Mi preciosa novia va a bailar conmigo? –Liam la agarra por la cintura.
- Claro –ríe coqueta y bajan.

Voy hacia el sofá en el que están los demás y Drake me pasa una copa, pero solo tomo un pequeño sorbo.
- Estás muy guapa.
- Gracias, tú también.
- ¡Vamos Ry, me encanta esta canción! –Marie me arrastra escaleras abajo. Nos hacemos un sitio entre la gente y bailamos bachata. Cuando éramos pequeñas las tres dimos clases, así que se nos da bastante bien.
La siguiente canción es más lenta y me dejo llevar, subo los brazos y muevo las caderas lo mejor que se. Marie se pega más a mí y sonríe. Quizás no ha sido tan mala idea venir. Después de un par de canciones un chico alto y muy mono se a acercado y Marie está bailando con él mientras yo sigo a lo mío.

Acaba la canción y decido ir a la barra a pedir algo de beber.
- ¿Qué te pongo, guapa? –me pregunta una de las chicas que sirve copas.
- Ron cola –pero rectifico – ¡Ay, no! Perdón, mejor solo cola.
- ¿Te ha tocado a ti esta noche, eh?
- Si, hoy conduzco yo –le sonrío y cuando voy a pagar me frena.
- No cielo, con el sello VIP no pagas las copas.
- Ah, gracias.
- Pásalo bien –sonríe.

Me siento en uno de los taburetes mientras bebo mi refresco y busco a mis amigos con la mirada. Sarah y Liam siguen abrazados en la pista, Marie sigue con el chico de antes y Laura está bailando con Lukas… no, espera, ese es Drake. ¿Qué cojones? Ella tiene las manos en su nuca y él está agarrándola por la cintura. Cálmate, solo bailan, no pasa nada. Bebo otro sorbo y miro hacia arriba. Lukas sigue ahí y a juzgar por su expresión también ha visto a Drake y Laura. Ella le dice algo al oído y él se ríe. Siguen bailando, y en una de las vueltas la mirada de ella y la mía se cruzan, sonríe y se pega aún más a él, restregándose más de la cuenta. ¡Ni siquiera se puede considerar que eso sea un baile, por el amor de Dios! Bajo del taburete, dejo la cola a medias en la barra y estoy a punto de subir a la zona VIP, pero hecho un último vistazo y… ¡Se están besando! ¡No puede ser! ¿Cómo se atreve? ¡La muy…! Me quedo paralizada, mi cuerpo no reacciona, solo puedo verlos a ellos. De repente tengo a un chico en frente que me habla, pero no le oigo, salgo disparada hacia la puerta, necesito que me de el aire.
¿Cómo pudo decir todas aquellas cosas y ahora besarla a ella? ¡Si prácticamente se ha comido mis babas! Esto no puede estar pasando… Me siento en el bordillo de la acera, por suerte no hay nadie en la calle excepto el portero, que más que acostumbrado a estas situaciones, pensará que estoy borracha y ni siquiera se acerca.
Para colmo, no puedo irme sola a casa, ni tengo llaves ni caben todos en un coche. ¡Mierda! Esto no puede estar pasando… ¡El muy cabronazo!
Me enciendo un cigarrillo y de repente tengo unas ganas increíbles de llorar, siento mucho dolor en el pecho. No debería importarme tanto, pero me importa. ¿Por qué no la ha frenado? Quizás todo lo que me dijo era mentira... Simplemente quiere acostarse conmigo y por eso me regaló los oídos. Mentiroso…
- Ey…¿Estás bien?
- Si, gracias Lukas –se sienta a mi lado.
- ¿Tanto te importa? Me refiero a Drake. Yo también lo he visto – parece igual de molesto que yo.
- No debería.
- ¿Pero…?
- Pero sí.
- Ya…
- ¿Qué tal estás tú?
- Enfadado, supongo. Aunque ya me lo esperaba.
- Qué fuerte…
- Si –nos quedamos un rato en silencio.
- ¿Entramos dentro? Si quieres bailamos o nos sentamos, lo que quieras. Pero aquí hace frío, vas a enfermar –no me había dado cuenta, pero tengo la piel de gallina.
- Si, entremos –digo y él me ayuda a levantarme.
- Estás muy guapa, Ry. Puedes estar con quien quieras, no estés triste.
- Si, bueno… Gracias Lukas.

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora