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Un mes más tarde

- ¡Vamos, por favor, llegaremos tarde!
- ¡Eres la novia, puedes llegar tarde! ¡Y quédate quieta!
- ¡No puedo!
- ¡Dejad de gritar! -nos grita Drake y las dos le miramos tan mal que levanta las manos y da un paso atrás. Yo termino de arreglarle el pelo a mi madre.
- Aún no entiendo porque no has contratado a un peluquero -farfullo con un par de horquillas en la boca. Me ha pedido que le haga una trenza hippie con flores entrelazadas. Tócate las narices.
- Calla y date prisa.
- ¡Ya está!
- ¿Y el maquillaje? ¿Todo bien?
- Que siiii… -pongo los ojos en blanco - ¡Va, que llegas tarde!
- ¡No me digas eso! -chilla desesperada y yo me río. Tenemos tiempo de sobra.
- No le hagas caso Danna, estás muy guapa y vamos bien de tiempo -la tranquiliza Drake.
- Venga vamos -me enciendo un pitillo y salgo. Hemos decorado el coche con flores blancas, está monísimo.
- ¡Voy a vomitar de los nervios!
- ¡Pues dentro de mi coche ni se te ocurra!

Llegamos al juzgado justo cuando tocaba y entramos. Los invitados, que deben ser apenas cincuenta personas, están sentados y Drake se escabulle silencioso hasta nuestro asiento en la primera fila mientras yo me quedo en la entrada con mi madre cogida del brazo, soy quien la lleva hasta el altar. Mike nos mira desde el pequeño escenario y los demás se levantan y le imitan. Nosotras empezamos a andar, puedo notar cómo le tiemblan las piernas a mi madre y le acaricio el brazo. Cuando llegamos le beso la mejilla y después se la beso a Mike.
- Os quiero mucho -le susurro y me siento junto a Drake y mis amigos, él me coge la mano y escuchamos atentos la ceremonia.

Me tiro en la cama, de Drake, sin ni siquiera quitarme la ropa, son las tres de la mañana y estoy derrotada, ¿qué tendrán las bodas que agotan tanto? Sonrío recordándolo todo, se podría resumir en: merienda-cena en una finca en la montaña, mucho alcohol y sexo con Drake en el baño. No me puedo quejar. Ni mi madre tampoco, ya debe estar volando hacia Hawái.
- Si no te quitas esa falda no quepo en la cama -Drake tiene los brazos en jarras y solo lleva unos calzoncillos. ¡Mamma mía!
- Estoy demasiado cansada… -me estiro aún más y ocupo absolutamente todo el colchón.
- Está bien -se pone encima de mí a horcajadas y me hace cosquillas.
- ¡No, no! ¡Drake…! -no puedo ni hablar, solo río a carcajadas.
- ¿Sigo o te desvistes?
- Desvísteme tú -si antes estaba cansada ahora estoy exhausta.
- A sus órdenes -me quita todo excepto la ropa interior y me tumbo de lado, él se pone detrás y me abraza.
- Buenas noches…
- Buenas noches, princesa…

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora