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Estos últimos días hemos ido a varias playas a pasar el día, incluso una noche dormimos en la arena bajo las estrellas. Sobretodo he estado intentando que Marie se distraiga y salga de esa casa, aunque esto último no es muy difícil. Reconozco que incluso empiezo a tener dudas, no es posible que noche sí y noche también los chicos nos gasten la misma broma de los arañazos, intento convencer a Marie de que es algún tipo de roedor, pero ni siquiera yo me lo creo, está empezando a resultar complicado. Se lo hemos contado al resto del grupo y nos creen, incluso comemos siempre fuera, ninguno queremos pasar mucho tiempo en casa.

A pesar de todo, salimos y lo pasamos bien.

- ¿En qué piensas, nena? -Drake me acaricia la espalda. Estamos todos en la playa que hay junto a casa y yo estoy tumbada bocabajo a su lado, los demás están bañándose.
- Nada importante -sonrío pero no cuela, así que cambio de tema – Desátame la parte de arriba, no quiero que me quede marca.
- Claro -deshace el nudo del top del bikini - ¿Te has puesto crema?
- No -digo y apenas dos segundo después noto algo espeso y frío caerme encima - ¡Ay!
- Calla -empieza a extender el protector, primero por mis hombros y después va bajando por la columna vertebral haciendo la presión justa. Se me pone la carne de gallina - ¿En el culo te has echado?
- No, pero ya lo hago -río y le quito el bote de las manos. Nos quedamos un buen rato en silencio, de echo cuando vuelve a hablar me sobresalto.
- Riley, necesito hablar contigo…
- Cada vez que me llamas por mi nombre me espero lo peor -bromeo.
- Lo digo en serio -se sienta con las piernas cruzadas y yo, tras volver a atarme el bikini, le imito.
- Te escucho.
- A ver, esto es difícil porque se que no quieres hablar del tema, pero tengo que decirlo sí o sí -frunzo el ceño desconcertada pero luego lo entiendo, abro la boca pero pone un dedo en mis labios – No, déjame.
- Vale -me río y aparto su mano – Habla.
- Me besé con Laura sí, pero fue ella la que empezó, yo la aparté y le expliqué que no quería tener absolutamente nada con ella.
- No tienes que darme explicaciones.
- No tengo que hacerlo, pero quiero -suspira – Sobre lo otro… No lo recodaba nena, te lo juro, ya lo oíste bebimos muchísimo, lo hice ya te puedes imaginar por qué, estaba borracho y seguramente tonteamos… y una cosa llevo a la otra -inexplicablemente, me duele oírlo, pero agradezco que lo explique.
- No importa.
- Sí, importa, porque estoy arrepentido, yo no te mentí adrede, no me acordaba. Quiero pedirte perdón.
- No hay nada que perdonar, no estábamos saliendo -sonrío.
- Hablando de eso… -suspiro. No quiero herirle, pero me da miedo, miedo resultar herida, perder su amistad, arriesgarnos y cagarla.
- No creo… Quiero decir, no… Yo no…
- ¿No te gusto de esa forma?
- No es eso…
- ¿Entonces? Habla conmigo, dame una buena razón y lo dejaré estar, nunca volveré a sacar el tema e intentaré olvidarte -dice tristemente y a mí, el corazón me da un vuelco.
- Drake… es complicado, ya te lo dije, somos amigos y si saliera mal lo joderíamos todo.
- ¿Es eso? -asiento - ¿Es la única razón?
- Sí.
- Entonces voy a ponértelo fácil -suspira – Si dices que sí, lo haremos como tú quieras, todo a tu ritmo; pero si dices que no, en cuanto acabe el verano ingresaré en la universidad más alejada posible y no volveré a ponerme en contacto contigo.
- Estás poniéndome entre la espada y la pared.
- Estoy facilitándote las cosas.
- No, estás forzándome a decidir.
- Hay ocasiones en la vida en las que debemos tomar decisiones.
- ¿Por qué solo hay esas opciones? ¿No existe la posibilidad de que sigamos siendo amigos aunque diga que no?
- No.
- ¿Por qué?
- ¿No entiendes que para mí es difícil? Te veo día a día, conozco tus rutinas y tus manías y todas me gustan, te voy reír, bailar, bañarte en el mar y disfrutar del olor a pino, arrugas la nariz cuando el café está demasiado caliente y te gusta ir descalza a todos lados. Te quieres a ti misma, y amas a tu madre, eres generosa, divertida y un poco temperamental; no cumples prácticamente ningún estereotipo y a pesar de lo bien que te conozco, siempre consigues sorprenderme; Riley eres perfecta, no sabes… Joder, me vuelves loco…Porque te veo y tengo que reprimirme para no besarte...  Di algo, por favor...
No me he dado cuenta de que tengo la boca abierta, la cierro para no parecer boba. Genial Riley, el mejor chico que has conocido nunca se acaba de declarar y tú piensas en cerrar la boca.
Mierda, debería decir algo, algo inteligente si no es mucho pedir. No, no se me ocurre nada. Lo que ha dicho es demasiado bonito, me conoce mejor que yo misma y me encantaría responderle algo similar, pero mi cerebro ha puesto el pause.
- Yo… eh… b-bueno… tú… nosotros… -perfecto, podría ser el próximo discurso del presidente, debería apuntarlo.
Drake se ríe y yo me sonrojo. Me gustaría decirle lo mucho que pienso en él y lo guapo que está, pero prefiero no volver a intentar hablar.
Su sonrisa empieza a desvanecerse, debe creer que sus sentimientos no son correspondidos. De pronto la realidad me cae encima como un cubo de agua fría, si no reacciono, este verano será la última vez que nos veamos, estoy a punto de perderlo.

Me abalanzo sobre él y le beso, pero me he impulsado con tanta fuerza que caemos sobre la arena, él de espaldas y yo sobre su pecho. Me devuelve el beso entre risas y me abraza. Cuando nos separamos le miro a los ojos, le brillan con intensidad y me fijo en que en uno de ellos tiene un círculo verde y eso los hace aún más especiales, ¿quién cojones tiene los ojos grises y verdes? Le sonrío.
- ¿Esto significa…?
- No se -río – No quiero perderte, Drake.
- Podemos ir poco a poco si quieres -dice y pone un mechón detrás de mi oreja.
- Sí, por favor -vuelvo a besarle y me quito de encima suyo. Cuando me siento y miro a los demás.
Todos, mis jodidos cuatro amigos, que teóricamente estaban distraídos, nos miran. Debo tener la cara más roja que el bañador de los Vigilantes de la playa.
Me quedo quieta, quizás si no me muevo, no me ven, tal y como sucede con los T-Rex. Lo se, lo se, es la idea más estúpida del mundo, pero quiero creerlo durante un rato.
Drake se incorpora a mi lado, me abraza y me besa. Se le ve orgulloso, yo sigo sin moverme. Marie levanta los puños y grita, tal y como lo haría un seguidor de un partido de fútbol tras ver a su equipo ganar. Liam se ríe y la imita y Sarah sonríe.
Lukas. La cara de Lukas es de completo disgusto, sale del agua andando bruscamente, pasa por nuestro lado y se va.

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora