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6:30. En media hora pasan a recogerme. Madrugar tanto debería ser ilegal, pienso mientras me desperezo. Ayer ya hice la bolsa con todo lo necesario, esta vez nadie tendría que prestarme ropa, y luego pasé todo el día con mi madre y Mike en casa, hablando de su viaje y el mío, y más tarde para cenar pedimos pizza. Nos acostamos bastante tarde, teniendo en cuenta que me tenía que despertar a estas horas, así que intento no hacer ruido, me meto en la ducha y tardo solo cinco minutos, me peino y dejo mi pelo secarse al aire y rápidamente me visto.

Cojo la mochila, el teléfono y bajo, en la cocina en el bloc de notas escribo: No quería despertaros, es muy temprano. Llamaré más tarde. Os quiero. La dejo en la encimera y voy hacia la entrada. Prefiero salir y esperar fuera, no vaya a ocurrírseles tocar el claxon para avisarme.
- Riley –susurra Mike a mis espaldas y del susto se me cae la bolsa – lo siento.
- No te preocupes ¿Pasa algo? –yo también susurro.
- No, nada. Solo… Toma –me da cien dólares y se me queda cara de boba.
- ¿Qué? No, no puedo Mike… Yo… –intento devolvérselos pero él no los acepta, levanta las manos y las agita.
- Quédatelos –me abraza, y si no recuerdo mal es la primera vez que lo hace desde que empezó a salir con mi madre.
- Gracias Mike, por todo.
- Diviértete.
Salgo de casa más emocionada aún de lo que ya estaba. Los chicos aún no han llegado así que me siento en la acera y enciendo un cigarrillo.

No han tardado mucho en aparecer, de echo acabo de apagar el pitillo, Drake sale de la puerta del conductor y con los brazos abiertos me dice:
- ¿Preparada?
- Claro –me río.
- Dame eso –pone mi bolsa en el maletero y cuando voy a abrir la puerta de atrás me detiene – No, no, tú eres mi copiloto.
- Qué honor –bromeo.
- Adelante, princesa –el apodo me produce nostalgia, pero le dejé claro que quería que retomásemos nuestra relación de siempre, así que entro por el sitio del copiloto mientras él me aguanta la puerta.
- Guau, ¡por dentro es todavía mejor! –Por lo visto su padre había mantenido el estilo vintage en el exterior de la auto caravana, pero el interior está totalmente restaurado, de echo tiene hasta una pantalla con gps.
- Si, nos ha costado muchísimo que nos la prestara.
- Normal, yo no lo hubiera hecho.
- No sabes cuán convincente puedo ser, nena –dice sobradamente guiñándome un ojo.
- Dudo que tus encantos funcionen con tu padre.
- Cierto, si le pasara algo a su pequeña –dice acariciando la tapicería – nos colgaría de los huevos. Literalmente –me río.
- ¿Oye y Liam y Sarah? –acabo de darme cuenta de que no hay nadie más dentro.
- Quería que fueses la primera en subir.
- Gracias –me sonrojo, eso ha sido muy tierno.
- ¡Vámonos!

Dos horas más tarde
- ¡¡¡Tell me who is loving you, like I used to do. Nobody, nobody, bobody, nobody nobody nobodyyyyy!!! –las tres estamos cantando a pleno pulmón y haciendo gestos exagerados mientras los chicos ríen.
- ¡Nos vais a reventar los tímpanos!
- ¡Aprended a cantar! –intentan hacerse oír por encima de la música y nosotras, lo cual resulta imposible hasta que termina la canción.
- Poned algo menos ruidoso o terminaré tirándome con el coche en marcha.
- Exagerados.
- Estos chicos son unas drama queens –de pronto se me ocurre una malvada idea, miro a las chicas y busco la canción en mi mp3, que está conectado al coche. En cuanto empieza a sonar los chicos empalidecen.
- ¡No por favor! ¡Eso no!
- ¡Me están entrando ganas de suicidarme!
- ¿No queríais algo menos ruidoso? –digo riendo a carcajadas junto a las chicas, y volvemos a cantar como si nos fuera la vida en ello.
- ¡¡¡Cause youuuuu, are unfixableeee, I can’t beak through your world. ‘Cause youuuu live in shades of cool. Yoooour heart is unbeakable!!! –ahora sí que sonamos horrible. Es una canción muy difícil y teniendo en cuenta que ninguna canta bien, y ni siquiera lo intentamos… Pues el resultado es atroz.
- ¡De verdad, haré lo que queráis, pero dejadlo ya por favor os lo suplico! –dice Liam medio en broma medio en serio, y entre risas dejamos de cantar. Yo pongo una lista de reproducción aleatoria, que no incluye Lana del Rey porque no me apetece que los chicos me maten lentamente, y bajo el volumen.

Los paisajes que vamos dejando atrás son preciosos, llenos de verde. Mi casa me gusta por esa razón, porque a pesar de que se encuentra en una calle llena de casas unifamiliares en fila y separadas por un patio, lo que las rodea son árboles. Creo que no podría vivir en el centro del pueblo, que no es que sea muy grande, pero es donde están las tiendas y los bares, naturalmente allí hay más ajetreo.

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora