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-¿Nos casamos? -digo y él estalla en carcajadas - Pero sin separación de bienes...
-Siéntate donde quieras. ¿Café?
-Si gracias -dejo la cazadora y el bolso en una silla y me siento en el sofá.
-Aquí tienes -deja dos tazas sobre la mesa de café y le doy un sorbo.
-Tienes una casa muy bonita -miro a través de la puerta de cristal que da al jardín trasero - ¡¿Eso es una piscina?!
-Sí -ríe - En verano puedes venir a bañarte si quieres.
-No lo dudes -exclamo y él vuelve a reír.
-¿Cómo te encuentras Ry?
-Bien... ¿por?
-Me refiero... ya sabes, ¿lo has superado? -coge mi mano. Suspiro.
-Supongo que sí, ya no me visito con ningún psiquiatra ni tengo pesadillas y todo eso. Pero no creo que pueda olvidarlo nunca. Por cierto... siento haberos echado de aquella manera de mi casa.
-Pensaba que no lo recordabas.
-Sí lo hago, y me siento muy mal...
-No te voy a mentir, me sentó como una patada en los huevos, pero en realidad no pude odiarte por ello.
-Gracias -me inclino y le abrazo. Él tira de mi y me coloca sobre sus piernas, de lado.
-Quiero que vuelvas... -me abraza con más fuerza. Sus enormes brazos me cubren prácticamente entera. Pongo la cabeza sobre su hombro.
-Estoy aquí...
-Me refiero a ti... quiero que mi nena vuelva -me suelta y nos miramos - Princesa...
-Drake... -hace demasiado tiempo que no le oido llamarme así. Demasiado. Le acaricio la cara y él cierra los ojos.
-Fue horrible verte de aquella manera... Yo... Y después... no me hablabas, nena. No hablaste durante casi dos meses...
-Lo siento... no supe llevarlo de otro modo -las lágrimas caen por mis mejillas.
-Shh... -las aparta y...
Me besa. Su incipiente barba me rasca la piel y me hace cosquillas. Paso las manos por su nuca y me acerco más a él. Todos los recuerdos de aquel verano me asaltan, Drake en el coche, en la playa, en mi cama, en el lago...
Nos besamos durante varios minutos, él acaricia mi cara con dulzura, sigue por mi cuello, mi brazo, mi cadera, mis muslos, mis rodillas... y entonces sube por el interior de mi pierna por debajo del vestido. Y aparto la cara. Él me mira nervioso.
-¿Quieres que pare? -pregunta y yo me muerdo el labio. No he estado con nadie después de lo que pasó aquel verano con Lukas. Solo recordarlo me provoca escalofríos.

Acaricio su precioso pelo ondulado cuando ella se muerde el labio. Está nerviosa.
-Nena, se lo que pasó... ¿Por qué no lo contaste?
-No es algo fácil de decir -dice tristemente. Verla así me hace recordar malos tiempos.
-¿Quieres irte a casa?
-¿Me estás echando? -pregunta graciosa.
-¡No! -me río - Por mí como si te quedas toda la noche.
-No quiero irme -susurra y vuelvo a besarla - Llévame a la cama...
No hace falta que lo repita, la cojo en brazos y la llevo a la habitación, la dejo sentada a los pies de la cama y me quedo delante suyo. ¿Cuántas veces me habré imaginado esto? Me froto la cara. Ella sonríe y ¡joder, voy a estallar! Se levanta y lentamente se quita el vestido. Me lamo los labios expectante. ¡Dios! Lleva puesto un conjunto de lencería negro y unas medias con liguero. No he visto nada tan precioso en mi jodida vida.

Drake se lame los labios y recorre mi cuerpo con la mirada cuando me quito el vestido. Me acerco a él lentamente y desabrocho su camisa. Se la quito mientras acaricio su musculado pecho. Dejo escapar un suspiro. La camisa cae al suelo y mis manos se dirigen al cinturón de Drake.

Tumbo a Riley en mi cama y me pongo de rodillas, cojo su pierna y le quito el zapato, hago lo mismo con el otro pie y me levanto, me acerco y me inclino hacia ella, con las manos a ambos lados. Algo reluce bajo sus costillas, en un costado y centro mi mirada en ello.
Es una cicatriz de unos cinco centímetros de largo. La toco, es suave y rosada. Riley se mueve inquieta, intuyo que no le gusta, es normal.
-¿Es...?
-Sí... -susurra.
Beso sus costillas, la cicatriz, el hueso de su cadera y sigo bajando...

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora