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- ¡¡Despierta!! -alguien me grita. Abro los ojos de golpe.
- ¿Qué? -estoy asustada, algo malo ha debido ocurrir para que Marie tenga esa expresión en la cara.
- ¡Han destrozado la caravana!

No me lo puedo creer. El bonito vehículo que nos trajo aquí no puede ser el mismo que tengo delante. Las cuatro ruedas tienen cada una un enorme desgarro, prácticamente están abiertas por la mitad; la luna delantera está hecha añicos sobre los asientos y las puertas están llenas de golpes, una de ellas ni siquiera encaja al cerrarla.

Drake tiene las manos en la cabeza y mira la caravana de su padre como si fuese una visión, Sarah se tapa la boca con la mano, Marie no para de dar vueltas y el pobre Liam está pasmado delante del vehículo en estado de shock.
- ¡No encuentro ningún teléfono! -Lukas acaba de llegar. Yo soy la única que le presta atención.
- ¿Han robado los móviles que quedaban?
- ¡Sí! Yo… me levanté esta mañana y al mirar por la ventana me encontré la caravana así -se frota la cara – Alguien ha debido hacer esto…
- Mierda… -estoy muy, muy asustada. ¿Quién puede ser capaz de hacer algo así? ¿Y por qué? – Lukas… S-si no están los móviles… a-alguien ha debido entrar… -me tiembla la voz y noto que me flaquean las piernas.
- Lo se… Pero no falta nada más, supongo que no encontraron nada de valor.
- Ay, Dios… Joder, estoy acojonada…
Lukas me abraza pero rápidamente me aparto, no quiero que nadie me toque, estoy al borde de un ataque de ansiedad. Respiro hondo varias veces y me acerco a la caravana. Aún no me lo creo, esto debe ser una jodida pesadilla. Alguien me toca el hombro y me sobresalto.
- El mecánico más cercano está en el pueblo. -es Drake, su voz es monótona y apagada.
- ¿Qué vamos a hacer? -pregunto y él suspira.
- Liam y yo iremos andando. Con suerte alguien nos recogerá y nos llevará hasta allí -me da miedo que hagan autoestop con el lunático que hizo esto por ahí suelto, pero no hay más opción. 
- ¿Cuánto tardareis en llegar?
- Aproximadamente cinco horas, está a unos veinticinco kilómetros.
- Esto no puede ser real…
- Como encuentre al que ha hecho esto… -cierra los puños y yo le acaricio el brazo y entro a casa.

Han pasado dos horas desde que se marcharon. A Drake le ha costado varios minutos hacer que Liam reaccionase, estaba realmente afectado. Todos lo estamos. Lukas se ofreció a acompañarles pero los chicos decidieron que sería mejor que se quedase con nosotras. No lo dijeron pero se que tienen miedo de que el pirado que hizo eso volviera, y yo también, pero no quiero asustar más a las chicas.
Estamos los cuatro en el salón en silencio. Me enciendo un cigarro e intento animarlas.
- Quizás solo fueron unos niñatos haciendo el idiota...
- ¿Y por qué robaron los móviles de Marie, Lukas y Drake? -dice Sarah.
- No se…
- ¡Entraron aquí! Joder estoy muerta de miedo… -se tapa la cara.
- No te preocupes, no nos hicieron nada y tenían esa posibilidad, de verdad no creo que vuelvan.
- ¿Y si lo hacen? -no contesto.
- Eh, chicos… -dice Marie - ¿Y si todo esto es cosa de algún ente paranormal…?
- No digas tonterías, los fantasmas hacen ruidos, mueven objetos y se aparecen, ¡no destrozan un coche ni roban teléfonos! -digo exasperada.
- ¿Y los arañazos por las noches?
- Te lo dije, será una rata o alguna ardilla, por favor se coherente -no me responde, se ha ofendido pero me da igual, apago el cigarro y miro fuera.
- Voy a preparar algo, deberíamos comer -Lukas se levanta y las demás no decimos nada. Al poco rato vuelve con un bol de ensalada y platos.

Yo no he comido apenas nada, lo único que hago es mover de un lado a otro la lechuga con el tenedor.
- Tienes que comer -me dice Lukas.
- No tengo hambre… -aparto el plato.
- ¿Te preparo un té?
- Sí…gracias.
- Té para todos, entonces -sonríe y recoge las cosas.

Me enciendo un pitillo y miro a las chicas, Sarah tiene unas ojeras bastante notables, y Marie se rasca el brazo repetidamente, es como una especie de tic nervioso; le cojo la mano para que deje de hacerlo y me mira, intento sonreír pero creo que lo único que he conseguido hacer es una mueca horrible, aún así ella pone su cabeza sobre mi hombro.
- Ya está -Lukas deja las tazas sobre la mesita y todos cogemos una.

Mientras bebo me fijo en el reloj que hay colgado en la pared, ya han pasado tres horas. Espero que no tarden, quiero irme de aquí cuanto antes.

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora