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Unos días más tarde

Me despierto sola en la cama de Drake, es domingo así que ninguno de los dos trabaja. Extrañada me levanto y voy hasta el salón.
La madre que me parió…
Todo, absolutamente todo el suelo está cubierto por ramos de rosas rojas. Me quedo paralizada hasta que noto como Drake me abraza por la espalda y me doy la vuelta para mirarle a los ojos.
- ¿Qué es esto? -una risa nerviosa se me escapa.
- El día que volviste del hospital te dije que querría haberte comprado flores.
- Sí… -digo interrogante.
- Bien pues, aquí están.
- Pero no he estado en el hospital recientemente.
- No, pero has vuelto. Riley ha vuelto.
- Drake…
- Nena, ¿Me harías el hombre más feliz de este mundo? -se arrodilla con una pierna y abre una pequeña caja de terciopelo.
- Oh Dios… -me tapo la boca con las manos y observo el fino anillo con una pierda azul en el centro.
- ¿Eso es un sí…? -pregunta riendo.
- Joder, claro que sí -exclamo y me tiro sobre él.

Nunca llores en veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora