KATE
Una vez que cruzo el portón de la academia, me quedo observando el auto del rubio haciéndose cada vez más pequeño con una sonrisa de idiota en la cara. Pobre, no sé cómo soportará todo el día de clases con la resaca que tiene; puedo apostar todas las propinas de ayer a que volverá a vomitar un para de veces en lo que queda de la mañana. No es que me haya pasado eso alguna vez.
—Así que cambiaste a tu adorable novio por uno con más dinero —escucho la voz de Brenda, una de las chicas con las que hablaba antes de conocer a Mía—. Típico de la gente como tú, ven alguna oportunidad y la toman sin importarle el resto.
—¿Perdón? ¿La gente como yo? —pregunto molesta, estás dos si que saben como arruinar una mañana casi perfecta.
—Sí, arribista. Se nota que te has dejado influenciar completamente por la princesita Hamilton.
—No tengo tiempo para discutir este tipo de estupideces con personas que tienen menos de dos neuronas en la cabeza.
—Es increíble cómo el dinero mueve a las personas. Tal vez ahora todo sea perfecto con el rubio del auto caro, pero solo será un momento, no seas tonta, los chicos así no se fijarán nunca en chicas como tú más que para pasar el rato —dice Christina—. No te lo decimos de mala, es solo que nos preocupamos por ti. Dejaste ir a alguien que te quería, que daba todo por ti, por uno que te tiene solo como una aventura.
No puedo quedarme callada, por más que quiera dar media vuelta y olvidar todo lo que han dicho no puedo hacerlo.
—Escúchenme muy bien porque espero no tener que repetirlo nunca, el rubio del auto caro como lo llaman ustedes no es mi novio y tampoco estoy interesada, somos amigos y créanme que es una amistad mucho mejor que la que ustedes alguna vez van a encontrar en un chico —si las miradas mataran, ellas ya estarían varios metros bajo tierra—. Segundo, el dinero nunca me ha importado, soy feliz con lo que tengo y a pesar de ser amiga de April o de Ben, mis cosas me las pago yo porque no estoy cerca de ellos por esa razón; y tercero, si tanto aman a Gabe, se los regalo, a ver si les sigue pareciendo perfecto una vez que las comience a golpear cada vez que no estén de acuerdo con él.
Ninguna de las dos dice nada lo que me hace sentir genial, ya que por una vez en la vida logré que cerraran esa maldita boca que tienen.
—Ahora si me disculpan, iré a ver si puedo recuperar mi beca que con tanto esfuerzo gané, sin ayuda de nadie y es lo único que me importa, deberían preocuparse más por la vida de ustedes y no de los demás. Permiso.
Sigo mi camino sin voltearme a ver cómo quedaron, la verdad no me interesa. Paso al baño un momento a retocar mi cabello que estoy segura está impresentable y cuando quedo conforme me dirijo a la oficina de la directora.
—Katherine Walker, nos estábamos preguntando si volverías por estos lados —dice una vez que me acomodo en el asiento al frente de su escritorio.
—Lo siento mucho, tuve unos problemas personales y no pude seguir viniendo.
—¿Esos problemas personales tienen que ver con ese ojo morado que intentaste tapar con maquillaje sin mucho éxito?
Miro mis manos, avergonzada. No esperaba que la conversación tomara ese rumbo.
—Sé que no puedo faltar cuando se me dé la gana ya que puedo perder la beca. Bueno, a estas alturas ya debo haberla perdido y quiero saber si hay alguna forma de recuperarla.
—Te elegimos por una razón, Katherine —comienza a decir, ay Dios, no creo que nada bueno venga después de eso—. Vimos potencial en ti, ese talento innato que todos tienen y nos sentiríamos muy tristes de verlo desperdiciado. Cualquiera que falte dos meses a clases pierde su beneficio. Ahora, déjame proponerte algo, sé que eres de afuera y tu familia hace un gran esfuerzo porque estés aquí, así que, ¿qué te parece si me explicas un poco el tipo de problemas que tuviste y yo hago como si estos dos meses no hubiesen pasado?
—¿Es en serio?
—Claro, aquí lo más importante es que los alumnos estén bien y si tienen algún problema, de algún modo apoyarlos.
No sé por dónde comenzar, es tan larga la historia y tampoco quiero entrar en esos detalles que tanto me avergüenzan. Le cuento a grandes rasgos mi historia con Gabe a lo largo de todos estos años, ella debe tener hija e imaginárselas en esa situación ya que su mirada es horrorizada y distingo también un poco de lastima. Finalizo con los últimos dos meses, le digo la verdad de por qué dejé de venir, estoy aburrida de seguir mintiendo; si me tengo que ir está bien. A lo mejor mi destino nunca estuvo aquí y deba volver a casa, decepcionando otra vez a mamá y a papá.
—¿Puedes prometerme que algo como eso no volverá a pasar? —pregunta después de un largo minuto de silencio—. ¿Que si ese ex aparece no volverás a desaparecer?
—Ya volvió a aparecer y amenacé con denunciarlo, dudo que siga buscándome.
—Créeme que lo hará, lo importante es que tu no vuelvas a caer ahí.
—No lo haré, ya suficiente daño hizo en mi vida como para dejarlo arruinar más cosas.
—Muy bien, valoro mucho la sinceridad con la que me contaste tu historia así que te daré otra oportunidad. Puedes regresar a tus clases normales mañana. Hoy hablaré con todos tus profesores para ver cómo lo harás con las evaluaciones atrasadas y prepárate porque debes muchos trabajos y el semestre está a punto de acabar.
—Muchas gracias, de verdad. Prometo que no la defraudaré.
—Eso espero.
No puedo evitar abrazarla, supongo que al final por más malo que sea, lo mejor es decir la verdad. A estas alturas tengo tantos secretos que soltar alguno es un gran paso para mí.
Cuando salgo de la oficina, April me está esperando en uno de los asientos del patio.
—Esas dos chismosas andan diciendo que volviste —me dice cuando llego hasta ella—. Que llegaste con un chico rubio en un auto lujoso que por todo lo demás que describen tiene toda la pinta de ser Ben.
—No es lo que piensas.
—No estoy pensando en nada —mueve ambas cejas y yo me sonrojo.
—Nos encontramos ayer en un bar en el que ahora trabajo —comienzo a explicar—, se emborrachó tanto que yo creo que olvidó hasta cómo se llamaba así que lo llevé a su casa y... —bajo la voz y susurro lo más rápido que puedo—... Bueno, me quedé ahí.
—¡¿Te quedaste en su casa?!
—Sí, pero no pasó nada. De verdad, era tarde, estaba ebrio y no quería estar solo así que me pidió que me quedara. Solo eso.
—¿Durmieron juntos?
—Sí.
—¿Te abrazó?
—¿Qué importa eso? —pregunto totalmente avergonzada, ya no quiero hablar más de eso.
—Claro que importa, eso dice muchas cosas. Por tu manera de evadirlo ya sé que sí.
—Ebrio no vale.
—Sí vale. ¿Si digo que hacen una bonita pareja me golpearás?
—Claro que sí.
—¿Puedo ser la madrina de su boda? —se larga a reír ganándose un pequeño golpe en el brazo—. Lo siento, lo siento, tenía que decirlo. ¿Quieres ir por un café? Tengo muchas preguntas que hacerte.
—¿Tengo opción?
—No, no te escaparás de mi interrogatorio, vamos.
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Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)
Roman d'amourPRIMER LIBRO SERIE SEMPITERNO, SPIN OFF VIDAS ROBADAS. Antes de conocer a Mía Hamilton, era casi imposible que sus vidas se juntaran ya que no tenían nada en común. Kate era una chica de una ciudad y familia pequeña; no tenía relación alguna con su...