Capítulo 73: Desilusiones

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Ben 

—¿Me traes otra ronda, por favor? —pido a la chica de la barra del bar en el que antes trabajaba Kate, Ginny creo que se llama.

Vodka, ron, tequila, gin y algún que otro licor se han con convertido en mis mejores amigos en estas dos semanas y todos mezclados en un mismo trago. ¿Qué mejor para sanar un corazón roto?

He venido cada día a este lugar y es terrible porque solo me trae recuerdos de ella, de cómo intenté llamar su atención, de las horas que pasé sentado en esta misma barra viéndola trabajar sin darme cuenta de que poco a poco me iba enamorando perdidamente de esa maldita rubia. Tuve una desilusión amorosa cuando era adolescente pero no recuerdo haber sentido nada de lo que siento ahora, y eso me lleva a pensar en que si por Natalie decidí no volver a enamorarme nunca, entonces, ¿qué decidiré esta vez?

Tengo claro que fisiológicamente no es correcto pero siento que algo presiona mi corazón con fuerza y no tiene intención en soltarlo. Y no, no es un ataque cardíaco, es solo la necesidad que tengo de ella.

—¿No deberías variar un poco, rubio? —contestó Ginny—. Este trago puede ser una bomba, sobretodo si llevas cinco y pides otro.

—No me interesa.

—¿Así que estamos en plan «destruye tu hígado en dos semanas»? —comienza a prepararlo sin quitarme la mirada de encima—. ¿Qué pasa, rubito? ¿Te rompieron el corazón?

—¿Por qué no se lo preguntas a tu amiga? —suelto antes de poder darme cuenta y me arrepiento enseguida porque no quiero parece despechado, ni explicarme y estoy seguro de que a pesar de que se llevaban muy bien, Kate no ha vuelto a tener mucho contacto con ella. Tal vez ni sepa de quién le hablo.

—¿De qué estás hablando? —pregunta confundida pero luego de un momento algo hace clic en su cabeza y abre los ojos como dos naranjas gigantes—. ¡Eres el chico de Kate!

—Ex novio, si quieres ponerme un nombre.

—¿No funcionó?

—Como podrás notar, nop.

—¡Qué lástima! —deja el trago frente a mí y le doy mi tarjeta para que se cancele—. Siempre creí que hacían una hermosa pareja.

—¡Gracias! —pongo los ojos en blanco, sarcástico, pero estoy bromeando de todas formas, con el dolor de mi alma—. No sabes lo reconfortante que son tus palabras.

—Uy, lo siento, siempre que hablo de estos temas meto la pata. Será mejor que vaya a atender a ese cliente de allá, si necesitas algo más llámame aunque no te serviré un séptimo trago de esos; si quieres intoxicarte con alcohol allá tú pero no seré la responsable.

Le muestro mi pulgar en señal de aceptación, ya encontraré otra chica que me venda más tragos o en el caso que no, iré a casa y robaré la mejor botella de whisky de papá. Después de todo, no puedo olvidar su cara de satisfacción cuando volví a la casa luego de que Kate terminara conmigo y por eso estoy haciendo cosas que sé que lo molestan como beber demasiado de sus reservas, faltar a la universidad, no comer con ellos como si fuéramos una familia feliz y lo más extraño de todo es que no me dice nada, solo me deja estar. No sé cuánto me irá a durar esta libertad.

Chase, mi amigo incondicional no pudo acompañarme hoy como todos los otros días y lo comprendo, él tiene su propia vida y no puede andar haciendo las mismas estupideces que hago yo porque tengo muy claro que son estupideces pero no puedo dejar de hacerlas. También volví a hablar con Frankie, o más bien, ella me comenzó a buscar de nuevo pero esta vez como amiga o eso espero, al menos hasta el momento se ha comportado y creo que está viendo a alguien más, lo que me alegra demasiado ya que tengo bastantes problemas como para ocuparme de los sentimientos que ella haya creído tener por mí, por más egoísta que suene eso. Igual la amistad nunca ha vuelto a ser la misma pero me gusta tenerla cerca, me recuerda los tiempos en que todo era más fácil y yo tenía el corazón cerrado para cualquier chica. Ese tiempo en el que disfrutaba más y sufría menos.

Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora