BEN
El día con mamá estuvo bueno, conversamos mucho de diferentes cosas, incluyendo a la rubia que tengo en frente tomando la sopa. Ni siquiera me di cuenta de que estaba hablando de ella hasta que vi la sonrisa de mamá y comenzó a interrogarme.
Hablando con ella llegué a la conclusión de que me encantaría llegar a tener algo con Kate, aunque todavía no nos conocemos mucho pero yo me muero de ganas de saber más cosas de ella. No sé si sea atracción física, quiero decir, claro está que la rubia es una de las chicas más lindas que he visto pero no creo que mi atracción vaya solo por ese lado, me gusta su personalidad, como parece tan indefensa a simple vista pero en el fondo es una mujer fuerte, segura de si misma y a la que no le importa lo que diga el resto. O por lo menos, eso demuestra. Nunca me había pasado algo así, es como si alguna fuerza externa me mantuviera unido a ella, siento que por más que quisiera hacerlo, no podría alejarme nunca de ella.
Terminamos de comer y me ofrezco a lavar los platos, ella se niega pero insisto; sé que hacer eso no es nada comparado con lo que ella hace por mí aun sin conocerme.
—¿Debes estudiar hoy también? —pregunta cuando ya dejamos la cocina como nueva.
—Debería pero no tengo ganas, ¿tú debes hacer algo? —me doy cuenta de que ni siquiera le pregunté por su día—. Lo siento, soy un asco, ¿cómo estuvo tu vuelta a clases?
—No eres un asco, mis manos sí lo son —me muestra esas pequeñas manos llenas de restos de pintura—. Creo que jamás había pintado tanto como hoy, si no fuera por que April me ayudó estaría agonizando. Debo muchos trabajos.
—Si fuera bueno en eso te ofrecería mi ayuda, pero créeme cuando te digo que arruinaría tus cuadros.
—¿Quieres ver una película? —pregunta apuntando al sillón.
—Claro, pero te agradecería que no fuera Frozen ni ninguna en la que la canción sea pegajosa, mi reputación de macho alfa se va a la basura si alguien me escucha cantando: let it go...
Suelta una carcajada y yo también, es verdad que la condenada canción estuvo en mi mente durante todo el día siguiente a la película. No sé ni siquiera cómo es que sabía qué decía la letra.
—Pagaría por escucharte cantarla una vez.
—Siento decepcionarte pero a no ser que esté muy borracho de nuevo en frente tuyo podrías tener el placer y sabes que después de la resaca de ayer no beberé en un buen tiempo.
—Es una lástima, entonces debes tener cuidado si vas al bar uno de estos días, tal vez te emborrache sin que te des cuenta y te obligue a cantarme.
—Qué malvada es usted, señorita Walker.
—Apuesto a que no se esperaba tanta maldad en un cuerpo tan pequeño, señor Bradley.
Volvemos a reír, mientras nos decidimos por que película ver. Finalmente elegimos una de suspenso que parece ser buena.
—Oh mira, actúa Bill Efron —dice cuando comienza—, está tan bueno como el padre. Esta película promete.
Niego con la cabeza sin borrar mi sonrisa, ambos estamos sentados en el sillón envueltos en una manta y con una taza de té en las manos; de vez en cuando uno de los dos estornuda y también hay momentos en que me olvido de la película y que me quedo embobado mirándola mientras ella está pendiente del televisor y de los músculos del protagonistas. Me sorprende haciéndolo un par de veces y solo se sonroja antes de volver la vista al frente.
Antes de que termine la película su cabeza ya está apoyada en mi hombro y me doy por satisfecho, apoyo mi cabeza sobre la suya y seguimos ahí en silencio.
—Sabía que él era el malo —dice cuando están pasando los créditos—, era obvio.
—Sí, claro. No tenías idea, estabas demasiado ocupada viendo el torso desnudo de Bill.
—Por supuesto, hay que aprovechar las oportunidades que te da la vida y ver al hijo de Zac Efron sin polera en una película es uno de los grandes placeres de la vida.
—¿Cómo es posible que todas las mujeres suspiren por él?
—Habría que ser ciega para no hacerlo —responde con una sonrisa pero luego le da una especie de escalofrío—. Va a ser una noche helada, y los de la compañía aún no han arreglado lo del gas. Creo que mañana tendré que volver ahí.
—Bueno, si tienes frío mis brazos siempre están disponibles.
—Ya te gustaría —me da un pequeño golpe en el brazo y se levanta—. Buenas noches.
—Buenas noches.
Me tiro en el sillón con los brazos apoyados detrás de la cabeza satisfecho, había logrado sonrojarla por milésima vez. Luego me tapo con todas las mantas que me dejó porque de verdad parece que hace frío, ahora puedo ver la diferencia entre nosotros. Aunque siempre he estado al tanto de que no todos tienen los mismos recursos que yo e intentaba ayudarlos con lo que estuviera a mi alcance, nunca me puse en esta situación. Nunca en mi vida había pasado frío como ahora, mi casa siempre estuvo templada, y pienso que ahora estoy casi congelado y en un buen departamento, no puedo imaginar lo mal que lo pasan esas personas que duermen en la calle o su casa está llena de grietas. Tomo la decisión de que la próxima vez que visite a personas por el voluntariado, además de comida y cosas de aseo les llevaré mantas. No sé cómo fui tan idiota de no haberlo pensado antes.
—¿Ben? —escucho el susurro de Kate demasiado cerca de mí en la oscuridad—. ¿Estás despierto?
—Sí. ¿Qué pasa? ¿Todo bien?
—No puedo dormir por el frío, ¿la oferta de tus brazos sigue disponible?
—Claro —sonrío y hago un espacio para que se siente a mi lado pero ella toma mi mano y me obliga a levantarme—. ¿Qué haces?
—No voy a dormir en el sillón de nuevo. Además, esas mantas no deben abrigar mucho. ¿Puedes dormir conmigo? Si no te incomoda, claro.
¿Cómo una petición así podría incomodarme? Sí me toma por sorpresa pero jamás me incomodaría. Sin poner oposición la sigo aún de la mano, es una sensación tan cálida que por un instante olvido el frío que sentí hace un rato. Se acomoda en su lado de la cama y espero su afirmación para acostarme en el otro. Cuando lo hace la hago y no lo pienso dos veces antes de rodearla con mis brazos, la siento temblar cuando me acerco y no es por egocéntrico pero estoy casi seguro de que no es por el frío.
—Buenas noches, rubio.
¿Buenas? Las mejores, diría yo.
—Buenas noches, rubia.
***
A la mañana siguiente, la voy a dejar a la academia como he hecho estos días, ya la gente de ahí no se interesa en eso, supongo que ya no es una novedad. Me despido de ella ya que no volveré a su casa aunque si fuera por mí dormiría mil veces con ella, fue lo más maravilloso despertar con su cabeza apoyada en mi pecho.
Luego de eso, voy a buscar a mamá a su hotel para volver juntos a ese infierno que insiste en llamar casa, supongo que tendré que acostumbrarme e ir viendo cómo van las cosas. Apenas entramos, somos testigos de la furia de papá, pero bueno, nunca pensé que nos iba a recibir con flores, es Isaac Bradley de quien estamos hablando.
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Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)
RomancePRIMER LIBRO SERIE SEMPITERNO, SPIN OFF VIDAS ROBADAS. Antes de conocer a Mía Hamilton, era casi imposible que sus vidas se juntaran ya que no tenían nada en común. Kate era una chica de una ciudad y familia pequeña; no tenía relación alguna con su...