KATE
Vamos caminando de vuelta a mi casa completamente empapados, es tan extraño el clima aquí pero me encantó poder disfrutar de la lluvia y me encantó aún más que mi acompañante a pesar de odiar los días lluviosos haya bailado conmigo. Supongo que me sorprende un poco por el hecho de que muy pocas personas hacen cosas solo por complacerme sin esperar algo a cambio, pero Ben es distinto y eso se nota a kilómetros.
Me siento demasiado cansada y lo único que quiero es llegar a darme una ducha y ponerme pijama. Ver una película tal vez y prepararme para mi nuevo primer día de clases mañana, prepararme para quedar tapada de trabajos atrasados.
Llegamos a la puerta y no es Austin quién está en recepción, si no que el señor Dan. Por lo general el señor Dan solo está cuando Austin tiene que hacer alguna cosa, de lo contrarío mi amigo estaría aquí haciéndome gestos para indicarme que debo abalanzarme sobre Ben y plantarle un buen beso. Provocando que yo ya no pudiera mirarlo nunca más con seriedad. ¿A que sabrán sus besos?
Basta. Me estoy yendo por las ramas.
—Me iré a dar una ducha —digo mientras le paso una toalla a él y luego cierro la puerta de mi habitación para desvestirme. Ya suficiente tuve antes cuando salió del baño y yo estaba a medio vestir.
Entro a la ducha y prendo el agua, apenas comienza a caer por mi cuerpo doy un grito que estoy segura se escuchó hasta en la calle. ¡La puta madre! Olvidé que no había agua caliente.
—¿Estás bien? —pregunta la voz de Ben golpeando la puerta y me pongo nerviosa al notar que si entrara no tendría con qué cubrirme.
—Sí, sí. Estoy bien.
—¿Segura? Siento haber entrado así a tu habitación, me preocupé por el grito.
—No te preocupes, no pasa nada.
Cuando escucho que cierra la puerta, me armo de valor para ponerme nuevamente donde cae el agua y con una rapidez impresionante me ducho. Salgo en menos de tres minutos muriendo de frío.
En mi habitación, busco uno de mis pijamas de polar ya que por esta noche tampoco habrá calefacción y no quiero morir congelada. Al salir a la sala de estar me quedo paralizada al ver que solo lleva la toalla amarrada a la cintura, mi respiración se torna un poco más pesada y él se ríe.
—¿Disfrutando de la vista? —pregunta imitando lo que dije antes de salir, ¿por qué mis venganzas nunca funcionan? Siempre termino perdiendo.
—¿Qué clase de mujer sería si no lo hiciera? —ya perdí pero aún puedo recuperar mi dignidad.
—Estrellita para ti por la sinceridad.
—Espero que el premio sea bueno si consigo muchas estrellitas —enarco una ceja y voy a la cocina a hervir agua—. Recuerda que no hay agua caliente, por un momento lo olvidé.
—¿Por eso el grito?
—Bueno, esperaba que el agua quemara y salió congelada, fue inevitable.
Se ríe y luego se dirige al baño, no le puedo despegar la vista de encima.
—Me imagino. Por cierto —se da la vuelta y me pilla mirándolo—, lindo pijama.
Me sonrojo y me arden las orejas más que nunca al darme cuenta del pijama que me puse sin pensarlo demasiado bien. Sí, es un pijama de conejitos, sí, tiene una capucha con orejas, sí, me lo compré en la sección infantil porque por lo general en pijamas, la talla más pequeña de adultos me queda demasiado grande.
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Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)
RomancePRIMER LIBRO SERIE SEMPITERNO, SPIN OFF VIDAS ROBADAS. Antes de conocer a Mía Hamilton, era casi imposible que sus vidas se juntaran ya que no tenían nada en común. Kate era una chica de una ciudad y familia pequeña; no tenía relación alguna con su...