Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)

Capítulo 71: Corazones rotos

BEN

Estoy subiendo por el ascensor hacia el departamento de Kate igual que llevo haciendo desde hace bastante tiempo, sé que no llevamos mucho pero ya estoy comenzando a sentir este lugar como mi hogar y no me refiero al lugar físico, hablo de que la siento a ella como mi hogar. Aunque viviéramos debajo de un puente, me sentiría en casa si ella me sonriera y me abrazara con esa ternura que siempre lo hace. La verdad, jamás creí que podría enamorarme de tal manera, amar tanto a una mujer como para considerar dejar todo con ella y ni siquiera estamos juntos hace demasiado tiempo, no quiero ni imaginar lo que podría a llegar a sentir con el paso de los años. ¿O sí lo quiero?

Mi trabajo con Shawn en la universidad se alargó más de lo que esperaba por lo que llego un par de horas más tarde de lo que le había dicho a mi novia que haría, le envié un mensaje avisándole y me respondió que estaba bien, no sé si fue mi idea o sonaba un poco distante pero no puedo asegurarlo porque después de todo, fue solo un mensaje.

Toco el timbre porque ese día había olvidado sacar las llaves de la mesita y ella no tarda en abrir la puerta. Me quedo una vez más maravillado ante la hermosa vista que tengo, lleva un vestido nuevo, me atrevería a decir que es su última creación y le sienta de maravilla. Definitivamente el turquesa es su color y hace que sus ojos resalten todavía más. No sé a qué se debe que esté así de arreglada pero no pregunto nada, solo la tomo de la cintura para acercarla a mí y la beso como llevaba imaginando todo el día que haría al volver a casa.

—Te extrañé —confiesa luego de terminar el beso y se queda abraza a mí por un momento, con su cabeza apoyada en mi pecho.

—Yo también —la estrecho también con fuera—. Estás preciosa. ¿Debes salir?

—No, solo quise arreglarme para ti.

—Dime por favor que no me olvidé de una fecha importante.

—No, solo quería sorprenderte hoy.

—Sabes que no es necesario, para mí siempre estás hermosa.

—Sí pero quería hacerlo.

—No me quejaré —me encojo de hombros y la vuelvo a tomar de la cintura—. Sorpréndeme todas las veces que quieras.

—Preparé la cena también, quiero que esta noche sea especial.

No me deja preguntar más cosas, toma mi mano con delicadeza y me conduce hasta la mesa de la cocina, está iluminado por velas y la cena en el centro. Está todo tan perfecto que casi paso por alto los ojos vidriosos de mi novia y su mirada un tanto perdida, pero lo noto y no puedo evitar sentir una especie de nudo en la garganta sin explicarme muy bien por qué.

Cenamos con tranquilidad, rozándonos en cada oportunidad que teníamos y luego, sin siquiera levantar los platos sucios me lleva hasta la habitación entre besos y caricias. Me dejo hacer porque al parecer ella quiere llevar las riendas del asunto y esta vez es ella quien me hace el amor a mí, por lo menos la primera vez de la noche.

—Te amo, Ben —siempre que terminamos de hacerlo uno de los dos lo dice, luego el otro lo responde. Es como una especie de tradición pero esta vez suena triste, por alguna razón que no entiendo me suena a despedida.

—Yo también te amo, Katie.

—Quiero que lo recuerdes siempre, ¿sí? —una lágrima resbala por su ojo izquierdo y se la limpió cuidadosamente con uno de mis dedos—. Te amo más de lo que nunca he amado a nadie y necesito que entiendas que todo lo que hago, lo hago por ti.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me dices todo esto?

—Por nada, amor. Solo me pongo un poco sentimental, hace un rato estaba pensando y me di cuenta de que llevamos más de cinco meses de novios y ha pasado ya casi un año desde que nos conocimos, sin darme cuenta el tiempo vuela cuando estoy a tu lado. Solo quiero que recuerdes que te amo.