BEN
—Señor Bradley, ¿lo estoy aburriendo? —la voz del doctor Greene me despierta de golpe, ni siquiera me di cuenta en qué momento me dormí.
—¿Qué? —pregunto un poco desorientado, nunca más saldré antes de una clase con él—. No, no.
—La próxima vez le pediré que se retire —asiento con la cabeza y él sigue hablando sobre las salas de urgencia de los hospitales o eso creo.
Sé que no me pidió que saliera enseguida de la sala porque no suele pasarme esto y en esta materia soy el que tiene el mejor promedio, suele irme mejor en las cosas aburridas y que no pongo atención que en las que me apasionan. Supongo que es más atractivo cuando cuesta obtener los resultados, me motiva conocer cosas nuevas, investigar, no quedarme con lo que los profesores dicen. Muchos me tildarían de ñoño y tal vez en parte tengan razón, pero nada de lo que digan sacará de mi mente mi meta de llegar a ser el mejor en lo que hago. Aún estoy confundido con lo de la especialización, me encantaría cirugía pediátrica pero también oncología y cardiología; lo bueno es que todavía me quedan un par de años para decidirme bien.
—¿Estuvo buena la celebración? —pregunta Shawn, uno de mis amigos, en un susurro.
—Ni lo menciones, ni siquiera recuerdo cómo llegué a casa.
Mi amigo se ríe más fuerte de lo planeado, ganándose una mirada de odio por parte del doctor.
—¿Problemas en tu casa?
—Más de lo mismo, no sé ni por qué le doy tanta importancia. Mi papá nunca cambiará y eso lo tengo muy claro, no veo la hora de poder mantenerme solo e irme de esa casa de mierda.
—Lo siento.
—No es nad...
Me levanto de golpe y salgo casi corriendo de la sala antes de que sea demasiado tarde. Me encierro en uno de los baños y expulso todo lo que desayuné con la rubia. Supongo que será así por el resto del día, ahora sí que prometo no volver a beber en la vida.
Cuando salgo y me miro al espejo me veo peor que en la mañana, las bolsas en los ojos se notan más aún. Voy a la maquina expendedora de cepillos dentales y «compro» uno. Me lavo los dientes porque quiero borrar todo rastro de esto, ojalá pudiera olvidarlo pero se me hace imposible ya que la sensación de nauseas es constante y la habitación da un poco de vueltas.
Afirmándome de todas las paredes que encuentro, logro llegar a la sala en la que me gano la mirada de todos. Debo parecer un zombi.
—Señor Bradley, ¿se encuentra bien?
No sé cuál de los cinco doctores Greene que veo me está hablando pero asiento con la cabeza y un segundo después siento que las piernas nos me reaccionan y caigo mientras mi mente se va apagando.
***
Nunca me había desmayado, he visto a muchas personas hacerlo mucho, mi hermana a veces y April se desmaya constantemente. Sé exactamente que hacer en esos casos pero nunca lo había vivido en carne propia. La sensación es horrible y cuando abro los ojos, lo primero que veo son las tres caras del doctor que de a poco vuelve a ser una sola; la original.
Me intento levantar pero alguien me lo impide.
—Quédate quieto, Bradley —dice el doctor—. Aún no te recuperas del todo.
—Estoy bien, creo que solo necesito agua.
Alguien hace llegar una botella de agua hacia mí, no me gusta ser el centro de atención pero todos me rodean. Cuando ya me siento un poco mejor, me pongo de pie con dificultad y pido permiso para irme. Obviamente no me lo iba a negar ya que no estoy en condiciones de seguir ahí.
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Enséñame a amar (SS#1) (VR#3)
RomancePRIMER LIBRO SERIE SEMPITERNO, SPIN OFF VIDAS ROBADAS. Antes de conocer a Mía Hamilton, era casi imposible que sus vidas se juntaran ya que no tenían nada en común. Kate era una chica de una ciudad y familia pequeña; no tenía relación alguna con su...