Mi alarma sonó a las cinco de la tarde.
Desperté luego de dormir diez horas, me sentía feliz y con todas las fuerzas del mundo.
Me estiré, luego fui a la cocina a comer algo ligero pero con mucha energía. Al terminar, ya era hora de cambiarme para la audición.
Colgué el papel con la cita y el pétalo azul, en el espejo de mi tocador. Hoy no habrá moños altos, sólo pelo suelto, y tampoco habrán tutús, sólo mayas negras. Esta audición será diferente.
El remisse, que me llevaría al teatro donde me habían indicado ir para la audición, apareció para recogerme.
En el camino lo único que me ayudaba a mantener la calma, era pensar en la frase del libro. Tengo que estar tranquila, no necesito suerte, sino concentrarme para hacer lo mismo que ensayé, y dejar que mis emociones fluyan con la música.
Ese fue mi principal problema para recibir un contrato, mi técnica era perfecta pero no lograba interpretar las emociones de la pieza.
Al llegar, el teatro se veía más grande que la última vez que estuve aquí.
Las puertas de madera oscura, los pisos y escaleras de mármol, los asientos de terciopelo rojo... eran hermosos, pero hoy los sentí intimidantes. Si hago bien esto, podré trabajar bailando aquí por muchos años, incluso si mi desempeño es bueno podré ir de gira con los mejores.
Es mucha presión la que sentí hasta cruzar las puertas que dan a los camerinos, una vez dentro me calmé.
Me registré con el personal, entregué mi música, me puse mis zapatillas de punta y esperé a que me llamen.
Estaba mirando al vacío cuando escuché la voz de un asistente de backstage decir "Señorita Diamond, la esperan en el escenario, dos minutos para salir".
Caminé hasta una de las secciones de entrada al lado del telón. Me quedé parada hasta que el asistente de backstage me dió la señal para entrar.
Avancé hasta el centro del escenario, aunque las luces no me dejaban ver muy bien pude distinguir que los jueces de mi audición eran el director de la Academia, el director de la Compañía, el director de coreografía de ambos lugares y mi profesora de la Academia, la Srta. Lancaster.
La música comenzó, puse mi mente en blanco, me puse en personaje y dí inicio a mi solo.
Los minutos pasaron como segundos, terminé sin aliento y fue como salir de un sueño cuando la música acabó y las luces bajaron de intensidad.
Las palabras de la Srta. Lancaster me terminaron de despertar.
Srta. Lancaster:- Chloe, me alegra verte después de tantos meses. El cambio en tí es notable, es primera vez que veo que transmitas con tus movimientos, con tu rostro, con todo el cuerpo lo que la música te hace sentir.
Asentí con la cabeza porque estaba muy cansada para hablar, lo que me recuerda que tengo que hacer más cardio, no basta con bailar en el estudio.
El director de la compañía me miró directamente y me dijo en tono muy serio: "Bravo Srta. Diamond, una sorpresa que esto no haya sido una pérdida de tiempo, el joven Harding estaba en lo correcto, usted tiene el nivel de talento para esta compañía".
Mi cara debió parecer un poema, me puse pálida al escuchar ese apellido, ahora estaba más confundida que nunca.
El director de la Academia se dirigió a mí diciendo: "Eso es todo Srta. Diamond, en los próximos días le llegará una carta con nuestra decisión final, tenemos mucho que discutir, puede retirarse"
Hice una venia, salí del escenario caminando muy rápido, quería llegar a mi camerino, ese lugar me daba calma.
Aunque a quién encontré al abrir esa puerta me hizo querer retirar lo dicho, definitivamente mi camerino no me va a dar calma hoy.
Las únicas palabras que pudieron salir de mi aturdida boca al verlo, fueron:
"Evan... ¿Qué haces aquí?".
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Amor a Segundo Riel ©
RomanceChloe Diamond, encuentra al chico de sus sueños en el tren del frente leyendo el mismo libro que ella... pero, él cae a los rieles ¿Amor perdido? Pues no, ella va tras él ¿Fin? Bueno, digamos que acompañar al lindo chico herido e inconsciente al hos...