El corazón recuerda

260 24 6
                                    

Un perfume dulce me despertó esta mañana.

Al abrir mis ojos, mi habitación estaba llena de flores, de muchos colores y formas, en pequeñas macetas rodeando mi cama hasta la puerta.

Me costó bajarme, ni pude encontrar mis pantuflas.

Atiné en encontrar pequeños espacios que formaban un camino que me permitió avanzar hasta la puerta de mi habitación, era como salir de un laberinto hecho de flores.

Desde ese punto, habían pétalos de colores en el piso que me guiaban hasta la pequeña mesa frente a mi sillón en medio de la sala. En la mesa, encuentré una gran rosa azul de tallo largo con una nota.

Me detuve un momento antes de recoger la nota y leerla. No sabía si emocionarme gritando dando saltitos por todo mi departamento o salir corriendo a buscar un policía porque alguien entró mientras estaba durmiendo.

Tomé un poco de aire, levanté la nota y leí:

"Diamond,
esta vez no citaré ningún libro. Sólo te diré que vamos a salir de este laberinto juntos,
déjate guiar,"

Y como siempre, en lugar de la firma un pétalo de rosa color azul, igual que en las cartas de "Blue Roads".

Liam me confesó ser el autor de estas sorpresas, de los sobres con las notas,  pero no le encuentro sentido a esta última. Las cosas con él están bien, no hay por qué hacer referencia a un laberinto.

Desde que cerré las puertas de ese ascensor hace una semana Evan no ha vuelto a buscarme, en el fondo deseo que lo haga pero me alivia su ausencia porque si me vuelve a enfrentar no sé qué haría, estar lejos de él hace que mi voluntad sea débil. La distancia no olvida, lo que el corazón recuerda.

Mis días se basan en ensayar la obra, hacer mi entrenamiento diario, ver a Camila o Bivian por temas de la fiesta de compromiso, y salir con Liam.

Hago el intento de estar feliz pero no puedo, hasta evito lo más posible que Liam me bese. Él me tiene paciencia, le digo que es por el estrés de la obra, se calma cuando lo abrazo y le digo que lo quiero.

Es rara la situación, él nunca me ha dicho que me ama ni yo a él, pero lo justifica todo a su falta de memoria y parece no incomodarle, dice que las cosas fluirán solas en cuestión de tiempo. La verdad siento que el compartir con todos el compromiso es más una necesidad de su parte por marcar territorio que una intensión verdadera de querer elegirme para el resto de su vida.

Esta noche es la fiesta, un maquillador junto a un estilista vendrán a casa dentro de un momento para ayudar a arreglarme, es un regalo de parte de la mamá de Liam.

Supongo que tengo que ser valiente y seguir adelante con la decisión que tomé.

Saqué el vestido que compré para hoy de su forro. Es de lentejuelas negras, de falda corta, me queda arriba de la rodilla, pegado al cuerpo, con mangas largas de tela translucida negra con algunos diseños formados por las mismas le tejuelas del resto del vestido. Zapatos de taco alto y algo grueso, tela tipo terciopelo negro, tapado en la punta, descubierto en el resto del pie y con una correita del mismo material en los tobillos.

Negro, sí, ese color me da actitud, me ayuda a sentirme más fuerte, no estoy de humor para usar colores pasteles como suelo usar, menos blanco.

Al poco tiempo de observar el vestido, mi timbre sonó.

Me peinaron, pelo totalmente liso, raya de costado, con una trenza cascada que rodea el contorno de mi cabeza, me gusta como se ve, el pelo está trenzado pero aún así te ves con el pelo suelto. Pedí un maquillaje nude, colores rosa pastel para ojos y labios, lo mismo para uñas, así contrasta con el outfit negro.

Amor a Segundo Riel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora