Montaña rusa emocional

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Evan se levantó de las escaleras con la nota de la que se supone iba a ser la verdadera prometida de Liam.

¿Cómo le explico todo lo que pasó? Va a pensar que estoy muy mal de la cabeza por haber dejado que todos piensen algo que no soy.

Me aguante las lágrimas, abrí mi boca para decir la verdad pero detrás de él pude ver a Annie, la novia de Evan, la chica del tipo que dice haber sentido una conexión conmigo en menos de veinticuatro horas de haberme conocido. Ridículo. Sentí un hincón en el estómago, mis miedos y culpas fueron reemplazados por un sentimiento entre celos y rabia.

Chloe:- Punto uno, mis problemas de pareja se quedan entre Liam y yo. Punto dos, te aseguro que termine diciéndole que sí o no estaría usando este anillo. Punto tres, tu novia te necesita.

Moví mi cabeza en dirección a Annie.

Puse la sonrisa que mejor me salió y me giré hacia la puerta de salida.

Evan me siguió y me detuvo agarrándome de la mano, justo en el umbral de la entrada de la casa.

Evan:- Chloe, espera, lo siento, perdóname por dudar, es que te conozco hace sólo horas pero cada vez me confundes más y no quiero que te me escapes como arena entre las manos.

¿Este hombre no tiene vergüenza? Su chica está mirándonos a lo lejos y parece ni importarle que escuche esta surreal conversación.

Chloe:- Evan, no creo cumplir con los requerimientos de altura para tu montaña rusa emocional. Ya tuve suficiente de tí. Buenas noches.

Giré lentamente mi mano liberándome de la suya. Volví a sentir esa incómoda electricidad al entrar en contacto con su piel.

Caminé sin mirar atrás hasta el auto que me llevaría a casa, subí y me recosté a lo largo del asiento trasero.

Me quedé mirando el techo del auto mientras escuchaba que el chofer cerraba las puertas y encendía el motor.

En el camino me venían flashes, como una película a blanco y negro, de todo por lo que pasé hoy.

Sigo sin entender cómo me confundieron por la "prometida" de Liam, detesto esa palabra. Sé que para el amor no hay edad, pero estoy en un momento de mi vida que mi último interés es casarme. No sólo por el hecho de ser joven, sino porque siento que soy un desastre, hasta que no sea parte de una compañía de danza como la que soñé, no creo poder sentirme de otra manera.

Evan... ¿Cuál es su problema? No lo soporto, nos odiamos, pero termina encontrando la forma de hacerme sentir diferente cuando estamos cerca.

La voz del chofer avisándome que habíamos llegado a mi casa me sacó de mi mundo en las nubes, ni siquiera recuerdo haberle dado mi dirección.

Entré a mi edificio caminando muy despacito, llegué hasta la puerta de mi departamento, giré la llave y entré.

Me sorprendió ver algunas luces prendidas, porque soy muy cuidadosa revisando eso cada vez que salgo.

Empecé a temer que no estaba sola en casa. Mientras me dirigía caminando en puntitas, para no hacer ruido en el piso de madera, hacia la cocina para buscar el rodillo de madera con el que hago galletas para intentar defenderme, dos personas salieron de mi cuarto haciendo que mi corazón se salte un latido.

Grité del susto, saltando sobre mi sitio.

Chloe:- ¡Por Dios! ¡Camila y Lucas! ¿Cómo entraron? No vuelvan a hacer eso...

Camila y Lucas, son mis únicos y mejores amigos, fuimos juntos a la Academia Nacional de Danza, ellos sí obtuvieron un contrato con la compañía al graduarnos. Ella como ballerina permanente del staff, y él como coreógrafo.

Camila es una rubia de ojos café, muy divertida y rebelde, que desafía a cuanta autoridad se cruce en su camino.

Lucas es el bailarín por las que todas se derriten. Alto, cuerpo con los músculos desarrollados en el punto justo, cabello negro desarreglado y una sonrisa ganadora.

Camila:- ¡¿Dónde te habías metido?! Tuve que sobornar con comida a tu conserje para que nos abriera la puerta.

Lucas:- Era eso o meternos por el balcón y que los vecinos llamen a la policía... Hey, Chlo ¿estás bien? No contestaste tu celular en todo el día, no fuiste a ensayar, y regresas a esta hora, estábamos preocupados.

Mis pasos me guiaron hasta el sillón de mi pequeña sala donde me heché rendida.

Chloe:- Tengo mucho que contarles, mi cabeza está por explotar.

Lucas se acercó, levanto la mitad de mi cuerpo, se acomodó en el sillón y puso mi cabeza sobre sus piernas.

Camila hizo lo mismo, pero con la otra mitad de mi cuerpo, poniendo mis piernas ensima de las suyas.

Lucas:- Listo, comienza a hablar.
Camila:- No tienes salida, sé buena con los detalles.

Tapé mi rostro con mis dos manos al mismo tiempo que compartía con las dos únicas personas en las que confío, mi traumático día. Tome mucho aire y exhale las palabras lo más rápido que pude.

Chloe:- Me tiré a los rieles para salvar a un chico con el que se supone iba a tener una cita, terminamos en el hospital, él en coma y yo con un anillo de compromiso en el dedo, su familia me ama y su hermano mayor me tortura.

Lucas:- ¡¿Qué?! ¡No entiendo nada Chlo!
Camila:-¡Jajaja! ¡¿Que hiciste qué?!¿Cómo era el tipo?¿Habían policías?¿Ambulancias?¡Necesito ver ese anillo!

Creo que estaré está noche despierta más horas de las que planeaba.

Amor a Segundo Riel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora