Fila dos al centro

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Dos meses, lo mismo que ¿sesenta días o mil ciento cuarenta horas? no creo poder seguir contando el lapso de tiempo que llevo sin ver a Evan.

Los primeros días pensé en darle un poco de espacio, para que procese las cosas y se de cuenta que un gran malentendido no era suficiente para arruinar lo nuestro.

Él tenía los sentimientos encontrados, estaba furioso conmigo, pero usó las palabras "mi amor" hasta el último momento y besó mi mano. No se fue dejando claro si habíamos terminado o no, yo lo tomé como una gran pelea.

Pero al pasar una semana, me inquietó su hiriente ausencia, entonces decidí comenzar a buscarlo.

No contestó ninguna de mis llamadas; las veces que fui a su casa, Eleonor me trató con dulzura pero siempre me terminaba diciendo que no estaba, a pesar de poder ver su camioneta en el garage principal; hace poco fui a la empresa pero su oficina estaba vacía; es como si se lo hubiera tragado la tierra, me estaba evitando a toda costa.

Entré en estado muerta viviente otra vez, las dos semanas que me alejé de él antes por voluntad propia, no son nada en comparación con lo que estoy sintiendo ahora, darme cuenta que se cansó de mí me deshace con cada respiro.

Lo peor es que de verdad creí en cada palabra, estaba convencida que me quería, pero todo señala a que siempre estuve equivocada.

Me aislé totalmente, ni siquiera hablo con mis dos mejores amigos, sólo salgo de mi casa para ensayar, cumplir con las responsabilidades de la obra y la Compañía de Danza, después me la paso durmiendo y teniendo pesadillas.

Me alimento por obligación, porque sé que tengo que estar fuerte para poder bailar, pero no siento el sabor de nada. Podría estar comiendo arena y no habría diferencia.

No me atrevo a llorar, tengo miedo de una vez empezar no poder parar. Cada vez que siento esa angustia que me ahoga y presiona el pecho, me siento en el suelo abrazando fuerte mis rodillas hasta que de a pocos la sensación va pasando.

El director viene exigiéndome sin descanso, sabe que algo me pasa, dice que mi técnica está perfecta pero que estoy ausente, bailo como él quiere pero me falta entrar en personaje. Le prometí dar todo de mí desde la noche de estreno hasta la última función de la temporada, que sólo estoy guardando todas esas emociones para cuando arranquemos con público, y pareció creerme.

Hoy en la noche es mi estreno, debutaré como miembro de la Compañía Nacional de Danza, en un papel protagónico, en uno de mis ballet favoritos, "Sueño de una noche de verano".

Hermia, mi personaje, está enamorada de Lisandro pero comprometida por sus padres con Demetrio, Demetrio sí está enamorado de Hermia pero Helena lo ama a él sin ser correspondida. Hermia y Lisandro deciden escaparse al bosque para vivir su amor verdadero, Demetrio va tras Hermia y Helena tras Demetrio. Los cuatro, encontrarán un bosque lleno de hadas y criaturas mágicas que los enredan en situaciones fantásticas poniendo el amor que dicen tener por el otro a prueba.

El amor es complicado, no importa el siglo en el que hayas nacido.

Mi compañero de elenco, que interpreta a Lisandro, me ha tenido mucha paciencia, hasta los besos me permitió obviarlos de los ensayos. Todos en realidad parecen haber decidido ayudarme con pequeños detalles para que siga entera al menos bailando, eso me reconforta porque si algunos me apoyan tal vez crean en mi talento, dejando de lado la crisis emocional por la que pueda estar pasando. Un silencioso trabajo de equipo, el cuál agradezco desde el fondo de lo que queda de mi corazón.

Voy a dar todo de mí, vivir al máximo el último sueño que me queda y por el que luché tanto en su momento, ya que mi sueño de tener a Evan parece habérmelo negado la vida. Desearía tener en la realidad un bosque mágico al cual huir.

Estoy en mi camerino del teatro, frente a un espejo rodeado de focos, retocándome el maquillaje, con el vestuario ya puesto.

La tela del vestido es ligera, llena de incrustaciones de piedras pequeñas de colores, tengo una tiara pequeña alrededor de mi moño, y algunas flores muy chiquitas en ciertos puntos de mi pelo.

Mallas blancas en perfecto estado, zapatillas de punta bien colocadas.

Me siento lista, falta menos de cinco minutos para que nos llamen a escena.

La puerta de mi camerino sonó, me acerqué a abrir.

No había nadie, pero en el suelo encontré un ramo de doce rosas azules con una pequeña tarjeta.

Una casi inadvertida sensación de felicidad calentó mi cuerpo, sólo asocio flores azules con los anónimos que estuve recibiendo todo el año.

Me asomé al pasillo con la esperanza de ver al responsable de que me lleguen justo cuando más lo necesito, pero no había nadie fuera del personal de backstage.

Lo recogí y cerré la puerta.

Por un momento, me permití olerlas y llenarme de su perfume, abrí la tarjetita, pude leer "fila dos al centro" en letras negras y cursivas.

La giré por ambas caras, pero ese era el único mensaje.

Quise analizar la situación pero volvieron a llamar a mi puerta, era hora de salir.

Dejé todo sobre la mesita debajo del espejo, y salí apurada hasta llegar al carril del escenario por el que me tocaba entrar.

Evité hablar con nadie, estaba nerviosa, pero después de muchas semanas me sentía llena de felicidad, con mucha adrenalina, lista para interpretar con todos los sentidos a Hermia.

Los músicos comenzaron a tocar sus instrumentos, cada nota me llenaba de energía, miré de costado cómo poco a poco se abría el telón dando paso al ruido de los aplausos del teatro lleno. Este, es mi lugar en el mundo.

Fueron saliendo los personajes, uno por uno. Cuando me tocó a mí, respiré profundo y me lancé al escenario. Al llegar a mi marca y levantar la cabeza para mirar al teatro me quedé helada por unos segundos.

En la segunda fila de butacas, en el centro, vestidos de gala, estaban... Eleonor con su esposo, el abuelo Graham, Bivian con su hijo, Liam, Brody, Camila, Lucas, mis padres y Evan.

Busqué la mirada celeste de la que estuve privada estos meses, al encontrarnos me guiñó un ojo mientras sonreía, parecía sentirse orgulloso de verme acá arriba. Me hierve la sangre de nuevo, para matarlo por ignorarme dos meses o de sentirme viva otra vez, siento casi lo mismo que cuando reaccioné para tirarme a los rieles.

Mientras recuperaba el movimiento y me unía a la escena, tenía la sensación de caminar entre nubes, yo pensaba que iba a estar sola esta noche.

No sé cómo pero mis padres, que odian con todo su ser que yo viva del ballet, están aquí. Evan está aquí, todos los que me importan vinieron.

Hasta el anónimo que me ha estado enviando las cartas con las rosas azules tiene que estar entre ellos.

Amor a Segundo Riel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora