Por tanto, lo que debió haber ocurrido, si veías a la tarde el día deshacerse de su luz, y andabas por ahí como enmarañada en ideas que no te sueltan, de seguro es que ya no da resultado eso de pretender que con goticas dulces, de no sé qué menjurje extraño que compraste a un médico vudú en el Caribe, se solucionan las sensaciones difíciles del existir. Era facil verte desde aquí, en sitios todos mágicos con nombres simpáticos, y la sonrisita sospechosa que a muchos encanta y qe desde siempre te acarreó problemas. Yo por mí parte decidí correr riesgos, y por momentos invoco modos muy tuyos para moverme en la realidad. Ahora, las chicas me ven y no paran de sonreír; todo el tiempo, ocurre que si me detengo a mirar con aplomo y tranquilidad, asuntos triviales en las banquetas del parque, los ojos como girasoles se me ponen y ya no hay vuelta atrás. Soy magia, y al descubrir el secreto, todo lo que toco cae presa de encantamiento.