31. Confianza.
—Yo... —comencé a decir pero mis muñecas se vieron atrapadas por sus manos impidiéndome escapar, me acercó a él con fuerza y sentí miedo.
—¿Sabes? No me gusta la gente que escucha conversaciones ajenas —pronunció, sabía que estaba enfadado pero su voz fluía de sus labios con su rostro se reflejaba una expresión neutral.
—Yo...
—¿Qué coño estabas intentando hacer? No creo que te pares a escuchar a la gente por afición propia. —Me soltó las muñecas cuando un hombre salió de aquel club pero, cuando desapareció de nuestra vista, estas estaban nuevamente rodeadas por sus manos con la misma presión que antes. —Y no te atrevas a mentirme.
—Ese chico es mi hermano.
—¿Eres la hermana de Ash? ¿Mickie? —indagó y noté como sus facciones se relajaban un poco. Me sorprendió el hecho de que me conociese pero preferí no decir nada al respecto.
—Sí.
—¿Y qué coño haces en un sitio como este? Le estabas siguiendo, ¿verdad? —preguntó, su expresión facial se había tornado más suave pero su toque en mis muñecas seguía.
—Llevaba un tiempo raro y quería saber que pasaba, no sabía que se drogaba y hubiese preferido no saberlo —sinceramente respondí sin ser capaz de mirarle a los ojos. Imponían respeto y me daban miedo, a pesar de que su físico le llevase más cerca de ser un modelo que un asesino o maltratador.
—¿Drogarse? —Soltó una carcajada que silenció segundos después. —Ash no se droga, es el tío más legal que he conocido en mi puta vida.
—Sé lo suficiente como para saber que eso que le has dado es droga, legal y drogas no puede ir en una frase. —Me miró enarcando una ceja seguramente por mi referencia ante la experiencia que tenía.
—Bueno, no he dicho que haya conocido a mucha gente legal en mi vida. —Se encogió y casi sonrío por aquel comentario, casi.
—¿Pu... puedes soltarme? —cuestioné puesto que seguía agarrando mi muñecas con todo menos suavidad, sus ojos se fijaron en sus manos agarrando mis muñecas y podría decir que ni siquiera se acordaba de la presión que estaba ejerciendo.
—Oh —susurró y finalmente, su toque desapareció de mi piel.
—¿Entonces... qué pasa con Ashton? ¿Por qué tenía droga?
—No puedo contarte eso, Mickie, solo puedo asegurarte que no se droga, ¿está bien? Ahora lárgate a tu puñetera casa antes de que se me olvide que eres la hermana de Ash y te corte las orejas por escuchar cosas que no te incumben, o alguien más lo haga, este barrio no es para gente como tú —me advirtió en tono divertido pero eso no impidió que un escalofrío recorriese mi cuerpo puesto que sus punzantes ojos azules seguían sobre mí tan fríos como cuando me había pillado escuchándoles.
—¿Él la vende?
—Mickie, basta, vete de una puta vez —ordenó ahora más serio, si es que eso era posible, y me indicó con la cabeza un sitio detrás de mí, queriendo que me fuese de allí.
—Está bien. —Me di por vencida mientras me giraba rápidamente para salir de allí, ni siquiera me había despedido de él y no iba a hacerlo, al igual que él tampoco tenía intención de hacerlo.
Caminé hasta casa un poco más aliviada por el hecho de que mi hermano no se drogaba pero, ¿qué hacía entonces con aquello? Ashton estaba metido en líos que podrían convertirse en problemas serios si no lo paraba y mi mente estaba discutiendo qué debía hacer. Sabía que hablar con él podía, únicamente, provocar que los problemas que estábamos intentando superar volviesen, pero no se sentía como si debiese dejarlo pasar.
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Rebeldía (Luke Hemmings)
FanfictionMickie Irwin es una australiana recién llegada al acogedor pueblo de Cheshire, Holmes Chapel, junto con su hermano mellizo Ashton. Su vida no ha sido muy fácil de llevar desde la ida de su madre, y con este nuevo cambio de aires las cosas no parecen...