Rebeldía (Luke Hemmings)

65. Las ingeniosas ideas de Chistopher Simpson.

                                            65. Las ingeniosas ideas de Chistopher Simpson.

—¿Dónde vamos a ir?—Pregunté cuando monté en la camioneta de Travis después de dejar a mi hermano, no muy confiado de dejarme ir sola con él, en casa.

—Por ahí.

—No tienes ni idea, ¿no?

—Lo cierto es que no, pensé que podríamos, simplemente, dar vueltas por ahí  mientras  tú me dices que es lo que has pensado a hacer respecto a mí.

—¿Desde cuando te importa lo que piense sobre ti?

—Desde que Ashton y tú sois lo único que tengo.—Masculló entre dientes después de dejar unos segundos entre mi pregunta y su respuesta, como si le diese vergüenza admitirlo.

—¿No tienes... a nadie más?

—Si te refieres en cuanto a familia... tengo miles de personas, pero a penas hablo con  ellas  o mantengo contacto, ni si quiera con mis padres, no desde que salí con dieciocho años de su casa, tirando por los suelos sus esperanzas de que llegaría a ser un médico importante para recurrir a la droga como método para sobrevivir.

—Wow... no lo sabía.

—Estoy muy jodido, M, he perdido a mucha gente por gilipolleces que hice que, en su momento, me parecían lo correcto, no puedo permitirme perder a nadie más.

—¿Por qué te estás comportando de esta manera conmigo mientras que con Jodie simplemente parecía que no tenías sentimientos?

—No suelo dejar que la gente me importe, Mickie, no quiero dejar que me importen, cuando quieres a alguien, estás jodido, Jodie no podía ser sumada a esa lista reducida.

—¿Esa lista reducida en la que estamos mi hermano y yo?

—No puedo decir exactamente si estáis ahí, pero me importáis, me preocupo por vosotros, si eso significa que os estáis haciendo paso entre esa lista... Bien.

—Es lo más tierno que te he oído decir nunca.

—Dile a alguien que te he dicho esto y lo negaré.—Pronunció entre dientes y reí ante su rápido cambio de humor.

—Demostrar que tienes corazón no es malo, Trav.

—Bueno, podría decir que yo si lo soy.—Levantó las cejas repetidas veces, haciéndome saber que aquello había sido dicho con intenciones pervertidas y rodé los ojos.—¿Entonces...?

—¿Entonces qué...?

—¿Qué pasa? ¿Vas a seguir cabreada o vas a estar bien conmigo a pesar de, según tú, haber metido la pata hasta el fondo?—Le miré durante un tiempo mientras él simplemente mantenía su mandíbula tensa y continuaba conduciendo. Me acerqué a él y besé su mejilla sonriendo, echó una rápida mirada hacia mí.

—Me lo tomaré como la segunda opción.—Habló gracioso.

                                                         (...)

—Estás loco si piensas que me dejarán, Chris, completamente loco.

—Oh, vamos, va a ser solo un fin de semana, necesitáis relajaros y alejaros un poco de la mierda de Mark.—Insistió después de expulsar el aire de la calada que acababa de dar mientras pasábamos el tiempo en la terraza de un bar.

—Me encantaría, lo sabes, pero no creo que sea posible.—Volví a repetir mientras Luke, que se encontraba a mi lado con su brazo apoyado en el respaldo de mi silla, bufaba.