50. Frío.

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                                                                    50. Frío.

—Te toca.—Dijo Travis mientras yo volvía a mirar mis cartas, observándoles por encima de estas. Sonreí internamente y las puse sobre la mesa.

—Escalera de color.—Canturreé y la boca de Travis se abrió mientras escuché a mi hermano protestar por lo bajo.—Tercera victoria de Mickie Irwin, Travis cero, Ashton cero.—Bromeé y ambos me lanzaron sus cartas dándome en toda la cara.

—Tienes que enseñarme como lo haces.—Habló Travis mientras se levantaba para ir a por otra cerveza.

—Un mago nunca revela sus trucos, por cierto, se te ha caído la carta que tenías escondida en el cinturón.—Respondí graciosa cuando un as de picas cayó de sus pantalones, Travis me miró avergonzado y comencé a reír al igual que mi hermano.—Ni aún haciendo trampas logras ganarme.

—Algún día patearé ese culo de australiana que tienes, puedo jurártelo.—Me retó cuando se volvió a sentar con la cerveza en la mano.

—Nadie va a patear el culo de mi hermana, eso si que puedo yo jurártelo.—Le amenazó Ashton y reí ante el horror fingido en la cara de Travis. Después de haberme pasado llorando unos minutos en los brazos de mi hermano y bajo la mirada del incómodo Travis que no sabía como actuar, les conté lo que había pasado aquella tarde, haciendo que mi hermano sumase a su lista de chicos a los cuales daría una paliza a Brook. Ahora nos encontrábamos en el salón, jugando a las cartas después de habernos comido dos pizzas de barbacoa y pensar que vomitaría por tanta comida ingerida en tan solo una noche, aunque la mayor parte de las pizzas había ido a parar al estómago de Ashton y al de Travis.

—Creo que es hora de que te vayas a la cama, M.—Anunció Ashton mientras iba a la cocina, seguido de Travis, para tirar allí las latas de cerveza junto al cartón de las pizzas.

—Lo sé.—Y después de besar la mejilla de mi hermano y darle las buenas noches a Travis, subí las escaleras para ir a mi dormitorio.


                       (...)

Me senté en la encimera de la cocina y bebí del vaso de leche caliente, me había desvelado en medio de la noche y beber leche caliente siempre me ayudaba a conciliar el sueño.

—¿Tampoco puedes dormir?—Escuché una voz ronca desde la entrada de la cocina y observé como Travis se encontraba mirándome desde allí llevando puesto únicamente unos pantalones azul claro de pijama.

—Nop.—Contesté, volviendo a beber del vaso y me aguanté las ganas de preguntarle la razón por la que él estaba despierto.

—¿Puedo...?—Preguntó señalando la botella de leche que había dejado encima de la encimera.

—Claro.—Asentí y cogió un vaso para servirse algo de leche, pero al contrario que yo, él se la bebió fría.

—¿Cómo estás?

—Bien supongo, mejor. Gracias.

—¿Gracias?

—Por preocuparte digo.

—Ah.—Respondió simplemente por decir algo y nos quedamos en silencio durante unos segundos.

—¿Quieres que te lleve mañana al instituto? Digo, Brad no va a hacerlo y ya que llevo a tu hermano, también podría llevarte a ti.

—Es Brook.—Aclaré divertida.—¿Llevas a mi hermano?

—Así es.

—¿Por qué?

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora