55. Bésame.

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                                                     55. Bésame.

Eso es...

—¿Cursi? —habló por mí con una sonrisa de medio lado y negué con la cabeza mientras acercaba mis labios a los suyos.

—No lo es, para nada —respondí rozando nuestros labios y cerró los ojos mientras suspiraba fuertemente.

—Dime que sientes lo mismo, dime que...

—Lo hago, he intentado luchar contra ello, puedo jurártelo y desde que te conocí sabía que eras la rebeldía en estado puro, Luke, sabía que todo tú eras problemas, enredos y conflictos, pero me metí hasta el fondo en esto y no me arrepiento —contesté y pegó su frente a la mía mientras mordía su labio mientras sus ojos azules no dejaban de mirar los míos.

—No puedo manejar lo que siento por ti, no puedo controlar cómo reaccionar y las cosas se me van de las manos, lo sabes, ¿cierto?

—Puedes estar seguro de que lo sé —bromeé y sacó la lengua cual niño pequeño y sonreí tiernamente, me acerqué más a él si era posible y la mordí, suavemente, haciéndole gemir tanto de sorpresa como de placer.

—¿Qué... qué haces? —masculló cuando la solté y se relamió los labios con ella.

—Nada —canturreé inocentemente y gruñó.

—Joder, no sabes lo que causas en mí, maldita sea —susurró y besó mis labios con fiereza y golpeando mis caderas contra las suyas a la vez que giraba y nos hacía caminar hasta el sofá que se encontraba detrás de nosotros. Su lengua se movía desenfrenada junto a la mía, y me encontraba despeinando su cabello mientras que él se detenía a acariciar mis caderas con intensidad a la vez que seguía guiándome hacia atrás.

—Luke... —Mi voz apenas fue audible cuando el brazo del sofá chocó contra mis muslos, Luke se empujó hacia delante, tirándome suavemente sobre el sofá para después ponerse sobre mí, apoyando sus antebrazos a cada lado de mi cabeza, no queriendo apoyar todo su peso sobre mí.

—¿Qué? —quiso saber mientras besaba mi cuello y estaba jugando sucio, sabía que aquello era mi debilidad y lo estaba utilizando para que no le frenase.

—Yo...

—No sabes las ganas que tengo de ti, ángel —masculló en mi cuello para después dejar un pequeño mordisco y sanar un poco del dolor con la lengua.

—Pero...

—Sabes que no vamos a follar, por más que me muera de ganas —confesó mientras cerraba los ojos, respirando suavemente —.Sé que estás tan ansiosa como yo. Dime que no es cierto y pararé —Presionó y buscó mis ojos con los suyos, pero los aparté mientras mis mejillas se tornaban rojas debido a que sabía que mi silencio le había otorgado continuar—.Vamos a la cama, estaremos más cómodos —dijo levantándose de encima de mi y me ofreció su mano para que la tomase, lo hice y me guió hasta el dormitorio mientras mordía fuertemente mi labio, reclamándome estar realmente haciendo eso otra vez, por tercera vez ya. Entramos en la habitación y soltó mi mano para dirigirse a cerrar la puerta, no me giré, no podía, me moría de la vergüenza cuando ya había hecho eso antes, sentí sus brazos rodeando mi cintura y sus labios volvieron a mi cuello, cerré los ojos debido al placer y comenzó a andar hacia la cama, guiándome de nuevo con él.—No sabes la cantidad de cosas que quiero hacerte... Ángel. —Me giré para contestar algo, o decirle que parase porque estaba tiempo de hacerlo antes de que las cosas se tornasen más calientes, pero cuando sus labios se posaron sobre los míos, callando mis réplicas, supe que no había vuelta atrás, había vuelto a ceder ante la lujuria, había vuelto a ceder a él y ya eran tantas veces que había perdido la cuenta. Me recostó suavemente sobre la cama, perdiendo su camiseta en el trayecto y dejándome observar su torso ejercitado que tanto me gustaba. —Se te cae la baba, preciosa —bromeó cuando me pilló mirando su cuerpo y, de nuevo, me sonrojé —.Me gusta cuando te sonrojas, pareces tan inocente, aunque no sé que pensar después de las cosas que has hecho conmigo... ¿Acaso te estoy corrompiendo, nena?

Rebeldía (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora