LA NOVIA DE MI MEJOR AMIGO c/ sTaXx (EDITANDO)

CAPÍTULO 36: "¡Aquí estamos LA!"

Danielle

Este es el viaje más incómodo de mi vida.

No sé que era peor, tener a Frank a mi lado y fingir que me daba igual o sentir como me miraba por momentos e intentar que eso no me haga sentir mariposas en el estómago.

El silencio era demasiado obvio entre nosotros, y lo peor, era que Eva y Alex estaban en los asientos de atrás diciéndose cosas cursis que podían oírse.

Me había cansado de llevar los audífonos, estaba mirando a la ventana desde hace media hora, esperando que la noche pasase de una vez y llegar a Los Ángeles lo más pronto posible.

—¿Porqué él? —me sobresalté al escuchar la voz de Frank, me giré a verle confundida, pensé que al fin se había quedado dormido, pero al parecer no fue así.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—¿Porqué estás con Grefg? —volvió a preguntar como si no le importara, como si tan solo lo hiciese por curiosidad.

Medité unos segundos mi respuesta y pensé que podía decirle que en realidad solo salíamos, pero no, quería darle un poco de su propia medicina, hace tres meses que yo tenía que soportarlo a él con novia.

—Es un buen tío —respondí encogiéndome de hombros y él puso los ojos en blanco.

—Es un gilipollas —dijo con amargura.

—Claro que no —Defendí a David, no me parecía un idiota, conmigo se había portado muy bien —, es muy majo y no anda mirando mal a mis amigos.

Frank encaró una ceja.

—Si te refieres a Claudia... —comenzó a decir —, digamos que es un poco celosa, pero al final eso es tierno, ¿o no?

—Tu novia está jodidamente loca—no pude evitar que mis palabras saliesen con desprecio, es que me caía tan mal la tipa esa.

—Y tú novio es un envidioso.

—Oh, vamos, Frank —rodé los ojos.

—¿Qué querías decirme aquel día que estuviste en mi apartamento?

Contuve el aire de repente y empecé a ponerme demasiado nerviosa, Joder Danielle, inventa algo.

—¿Q-que vez? —tartamudeé, intentando ganar algo más de tiempo para que mi cerebro pensase una buena excusa.

—La última vez.

—Yo... —carraspeé —, yo solo quería verte, extrañaba a mi mejor amigo.

Inventé y empecé a evitar su mirada.

—¿Y no hay más? —inquirió y yo negué con la cabeza —. Bien.

Y ahí vamos de nuevo...

***

¡Aquí estamos, LA!

Sí, al fin habíamos llegado, anoche, después de aquella corta conversación con Frank, decidí que lo mejor era dormir, y sí que lo fue.

Rubius me ayudaba con mis maletas, mientras Willy y Frank se habían adelantado un poco más de nosotros y estaban junto a las personas que nos cuidarían en este viaje.

Eva y Alex, por su parte, andaban de melosos detrás nuestra.

—Los viajes suelen cansarme mucho —dijo Rubén bostezando.

—Yo dormí unas cinco horas, mas o menos.

—Yo no dormí nada, odio los aviones —admitió arrugando la nariz.

—Bueno, ya estamos aquí, así que relájate.

Él asintió volviendo a bostezar y seguimos caminando hacia la camioneta que nos llevaría a todos nosotros al hotel.

De camino, Rubius puso algo de música desde su móvil y todos comenzamos a hacer tonterías y a cantar a pulmón algunas canciones que nos sabíamos.

De rato en rato, observaba disimuladamente a Frank riendo y cantando, se veía tan mono, tan relajado, tan él, que recordé lo mucho que lo extrañaba.

—¡Dann! —gritó Alex —, baja ya, que hemos llegado, mujer.

—Oh —expresé intentando volver a la realidad.

Nos indicaron a cada uno nuestras habitaciones.

Al parecer, Rubius y Willy compartirían la suya, Alex y Frank estarían en otra, y Eva y yo en la última.

Nos dieron nuestras llaves y fuimos a dejar nuestras cosas y darnos una ducha, hoy solo estaríamos en el hotel para descansar y estar listos para mañana que sería el primer día de la convención y la presentación del nuevo videojuego.

—Danni —dijo dulcemente, Ev, acercándose a mí —, espero que no te incomode, pero dormiré con Alex.

Me importó poco o nada lo que dijo de Alexby, mi única pregunta era:

—¿Y Frank? —joder, pensé en voz alta.

—Croe que alquilará otro cuarto, Alex se lo pidió de favor y Frank no pudo negarse —Eva se encogió de hombros.

—Vale, no me incómoda, Ev —respondí con una sonrisa, ella me correspondió y se alejó dando saltitos y cerrando la puerta al salir.

Aburrida y sin saber que hacer, tomé mi laptop y empecé a buscar películas en Netflix, me decidí por una que se llamaba "Love Rosie", y no tardé en darme cuenta la mala elección que había hecho.

La película iba de dos mejores amigos que pasan su vida amándose pero el destino no los deja coincidir hasta que ambos ya tienen como cuarenta años, es ahí cuando al fin pueden ser felices.

Maldita sea, ¡Qué alguien me traiga más pañuelos!

¿Y si ese es mi destino?, ¿Y si el castigo por sentir lo que no deberías sentir por tu mejor amigo es tener que esperar demasiado para ser felices?

Oh vamos Danielle, eso sería en el caso de que Frank también estuviese enamorado de ti, pero como no es así, ustedes no tienen ningún futuro como algo más que amigos.

¡Hey, gracias por tu crueldad, conciencia!

Cerré la laptop y la dejé en una pequeña mesa que tenía en mi habitación.

Basta de dramas y depresiones, Frank Garnes es y será solo mi mejor amigo.

Me coloqué debajo de las sábanas y me hice una bolita humana, cerré mis ojos y me obligué a mi misma a dormir sin pensar en aquellos ojos café.

***

Abrí los ojos bruscamente al oír esos pasos en el pasillo.

Me fijé en la hora del móvil y me di cuenta que solo había dormido veinte minutos.

¿Quién demonios camina por los pasillos del hotel a estas horas?

Me levanté con pereza y me dirigí hacia la puerta de mi habitación de hotel.

Me quedé parada frente a ella cuando sentí que los pasos venían hacia donde yo estaba.

Unos golpes en mi puerta me confirmaron que quien sea que estuviese rondando, tenía la intención de llegar a mi habitación.

Que extraño debía ser Eva que olvidó...

—Danielle...

Mis pensamientos quedaron estancados cuando abrí la puerta y vi quien estaba detrás de ella.

—Frank —susurré.

Y entonces nada importó más que aquel momento, lo único en lo que pude concentrarme era en como Frank se acercaba a mí derrepente, ponía sus manos en mi cintura y juntaba nuestros labios.

Y aunque mi cabeza me repetía lo mal que estaba esto, no hice nada más que corresponder aquel beso.