Me enamore de la persona menos indicada. Podría haberme enamorado de cualquiera pero tuvo que ser de ella. He de admitir que su perfección me cautivo. Quizás por ello le di todo de mi...
Esta es una historia la cual vaya creciendo ira sorprendiendo...
"He matado a un hombre inocente, ni siquiera tuve tiempo para pensar las consecuencias de mis actos, no tuve tiempo para parar mis brazos... Simplemente actué"
-Natasha... Dime que era culpable... dime... que este hombre estaba loco. -Suplico mirando sus ojos.
-La culpable era yo... Mate a su familia... destruí su vida... -Siento culpa, desconfianza, miedo...
En este momento necesito dar la espalda a Natasha, he matado a un hombre inocente...
-¿Que le hiciste? -Quiero saber la historia, aunque mi cuerpo debe imaginársela, ya que las manos me sudan, las migrañas comienzan y los latidos de mi corazón aumentan.
-Te dije... que no era buena para ti... -Tartamudea entre lagrimas, aun mantiene al hombre en sus brazos. -Antes del legado de mi padre, los vampiros hacíamos lo que queríamos. Una noche entre en una casa, esa casa era preciosa, con una familia perfecta, unos hijos adorables y un matrimonio el cual envidiaba... -Mi cabeza sabe las respuestas de la historia, decido escuchar, quiero equivocarme. -Entre en sus habitaciones y los mate a todos... El me suplico que no le hiciera daño a los niños... -Hace una pausa, me condiciona. -Fueron los últimos... -Cierro el puño con tanta fuerza que las uñas se me marcan en la palma, siento rabia...
Comienzo a caminar sin mirarla, en este momento me da asco. Puedo escuchar sus gritos desesperados por el débil intento de que mis pasos se detengan.
No tengo camino ni guía pero nada de eso me importa, sigo caminando como si nada hubiese pasado, observando las almas fúnebres de aquel lugar, sus pasos son contradictorios a los míos.
Derrepente una pequeña silueta me detiene tocando mi pecho para luego traspasarlo.
-Veras... lo que yo vi... -Oigo sus palabras mientras poco a poco abro los ojos.
El lugar es extraño me da paz, tranquilidad... Los jardines se extienden asta perderse, los animales parecen estar acostumbrados a las personas ya que no se asustan de mi presencia, al contrario me llaman... Agacho mi cuerpo y extiendo mi brazo izquierdo tocando a un pequeño conejo el cual tumba su cuerpo dejándose por completo.
-Es precioso ¿Verdad? -Noto sus manos apoyarse en mis hombros, sus actos no me incomodan, al contrario relajan mi cuerpo como una droga. -A qui es donde deberías estar... Pero estos son mis recuerdos.
Observo el frente donde un padre y un hijo juegan juntos. El padre le da vueltas mientras el hijo sonríe y ríe. Esa imagen se guarda en mi cerebro como si no quisiera ser borrada.
-Ese era mi hermano... -Su voz se quiebra.
Me levanto guiándome por aquella chica la cual coge mi mano acariciándola, quizás como consuelo, quizás por miedo.
El sol ilumina su cabello al igual que sus ojos los cuales muestran un gran pésame, nostalgia...
Solo acaricio su rostro tapando las lagrimas clavadas en sus pómulos, la dedico una sonrisa alentadora, sonríe clavando su mirada en la mía.
-Ese es mi padre... -Aprieta mi mano. -Ella... Tu... Novia. Le mato. -Intento convencerme de que Natasha jamás haría algo así, pero no puedo.
Solo escucho sus palabras, no quiero hablar, solo escuchar, esta niña me calma, esta niña consuela lo mas profundo de mi ser.
-Tienes que volver... -Besa mis labios.
-No se que edad tienes. -Sonríe y repite el acto anterior.
Abro los ojos encontrándome de nuevo con aquellas almas perdidas que caminan cabizbajas, con las sombras muertas de los arboles y edificios y con niebla pastosa.
-April... -Esta detrás de mi, no quiero mirarla, se que si lo hago caeré, caeré a sus pies. -Hice cosas de las cuales me arrepiento cada día, te juro que jamás olvidare lo que hice, te juro que vivo con ello cada día... He intentado contenerme todos los días desde aquel verano... Jamás volví a hacer daño, jamás he vuelto a probar la sangre humana aparte de aquel loco que te ataco... -No la creo... Mi corazón no me deja perdonarla. -Por favor April... Quédate conmigo, no puedo estar sin ti, no puedes quedarte aquí, vuelve conmigo... -Llora. -Por favor no te quedes aquí atrapada, no te rindas... -Extiende su mano cogiendo la mía. Provoca que mis ojos la busquen, encontrándonos. -Por favor... -Besa mis labios con tanta intensidad que siento su dolor, su angustia, su remordimiento. Mis brazos buscan su cuerpo abrazándola mas a mi. Sus manos acarician mi rostro, sus labios acarician los míos. -Te quiero... -Nuestras miradas se clavan, espera mi respuesta.
-Lo siento... -Deshago mis manos de las suyas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
