Clarke POV
Llegue a casa corriendo, subí las escaleras, haciendo caso omiso a los llamados de mi madre que me había visto llegar llorando, me encerré en mi habitación y puse música medianamente alta, sé que era tarde pero no quería escuchar como mi madre llamaba a mi puerta y lo más importante no quería que me escuchara llorar. Apoye mi espalda en la pared y fui bajando lentamente hasta tocar el suelo, me abrace a mis piernas y lloré como hace mucho no hacía, sentía tanta rabia, con mi madre, con Bellamy, conmigo misma, y con lexa, por hacerme sentir esto que siento por ella y no poder controlarlo. Me desmoroné hasta quedar acostada en el piso, hecha una bolita, el dolor que tenía en el pecho desde hace un año, aún estaba intacto.La quería, la quería demasiado, una forma de querer también es sacrificarse uno mismo por la otra persona. Tenía la esperanza de algún día, poder contarle toda la verdad a lexa de una maldita vez, pero ahora no podía hacerlo.
Verla con la caja que le regale cuando era niña, entre sus manos, fue como si me hubiera lanzado una flecha y ésta se quedara incrustada en mi corazón - me quería olvidar - digo en un susurro y mi pecho no podía doler más de lo que me dolía. Sentía como me faltaba el aire, como mi corazón con cada minuto que pasaba, se iba desgarrando más y más. Me lo merecía, claro que me lo merecía, no he dejado de molestarla, de agobiarla, de tratarla como no se le merece. Cuando la enfrentaba en la escuela, deseaba con todas mis fuerzas que, pese al veneno de mis palabras, pudiera leer mis ojos, mis ojos que gritaban por su ayuda, pero de mi boca solo salían palabras hirientes y se cuánto la lastimaba.
No pude controlar mi dolor y mi enojo, cuando la vi despedirse de nuestros recuerdos por última vez, no pude controlar mi cuerpo, mis pies automáticamente se movían hacia ella. No llamé la atención porque cuando vi que lexa se acercaba a la fogata me excusé con que necesitaba ir al baño y no levantar sospechas, había tanta gente que era fácil perderse entre ella. Llegue justo a tiempo para frenarla, su cara de sorpresa al verme frente a ella hizo que mi corazón se acelerara, pero inmediatamente su gesto cambio por uno de enojo y su respuesta de que la Clarke que había conocido, ya no estaba, me golpeo mucho más fuerte que cualquier otro golpe que me pudieran dar.
Me enoje, pero no quería hacer un numerito, y que las personas que nos rodeaban nos vieran y así llamar la atención de "mis amiguitos", la tomé del brazo y la lleve a donde podríamos hablar sin problemas.
Tenía razón de estar enojada conmigo, mi actitud de esta mañana, donde la volví a tratar mal, como casi todos los días, no me beneficiaban. Pero no podía permitir que tirara todos los años de amistad y de amor, a una fogata para que se volvieran cenizas.
No tenía ningún derecho sobre ella, sobre sus cosas, aun si yo se las hubiera regalado. Pero en esa caja, también estaba mi corazón, un corazón que solo latía por ella, un corazón que en estos momentos estaba hecho trizas, como seguramente también estaba el suyo. Deje que me gritara, en sí tenía motivos para reprochar mis actitudes, un día la consolaba, al otro la maltrataba, mi intención no era volverla loca, mi intención era que se diera cuenta de que, a pesar de todo, aún seguía pensando en ella y que la Clarke que la hería y que la trataba mal, no era real, no existía y nunca existió.
No aguanté más, me levanté, le saqué nuestra caja de las manos, y la deje en el piso. Me quede un rato meditando entre lo que debía hacer y lo que realmente quería hacer, y por primera vez en todo este año, tome la decisión con mi corazón y no con mi cabeza. Sin pensarlo me abalance sobre ella, casi nos caímos, pero por suerte había una pared a su espalda, agarre su cara y la besé, la besé con unas ganas tremendas, sus labios en ningún momento pusieron resistencia, la besé como si el tiempo se fuera a terminar, como si ella se me fuera a esfumar de entre mis dedos, y dolió, dolió, saber cuánto la extrañaba, dolió saber que, a pesar de amarla tanto, tenía que dejarla libre, era la mejor decisión, no para nosotras, pero si en ese momento. No sé cuándo pasó, pero comencé a llorar, ella cortó el beso ¿puede uno seguir rompiéndose a pesar de estar roto?, claro que sí, yo era el vivo ejemplo de eso. Volvió a besarme, pero esta vez más dulce, más lento, me permití disfrutar de sus labios, de su lengua que jugaba con la mía, me permití romper las reglas y dejarla entrar en mí, después de convertir mi corazón en piedra. Ella tenía ese poder sobre mí, rompía todos mis esquemas y yo siempre caía rendida a sus pies.
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Nada es lo que parece
FanfictionCuando la persona que alguna vez fue tu mejor amiga, hoy día se ha transformado en tu mayor enemiga, es sinónimo de problemas, me llamo Lexa Woods, y esta es la historia de mi vida.