Cuando la persona que alguna vez fue tu mejor amiga, hoy día se ha transformado en tu mayor enemiga, es sinónimo de problemas, me llamo Lexa Woods, y esta es la historia de mi vida.
Me estaba aprontando para salir, ya era sábado y teníamos el cumpleaños de Lincoln dentro de unas horas, por suerte no quedaba muy lejos, cerca de acá está la playa que eligieron para hacer la fiesta. Clarke me dijo que también iría pero obviamente estará Finn cosa que no me hizo mucha gracia.
Elegí para ponerme un vestido ceñido al cuerpo de color violeta corto, era bien sencillo pero tenia su toque de glamour a la vez, con unos zapatos de taco haciendo juego, y un collar de accesorio, no podía simplemente ir de vaqueros, aunque pensándolo bien, no me molestaría tampoco, pero Clarke estaría ahí con Finn, quería que me viera linda, que deseara estar conmigo en vez de con él, me termine de perfumar y agarre mi cartera.
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Octavia llego a los cinco minutos con Costia, las dos estaban hermosas. O. vestía un short cortito de color blanco con una remera elegante de color rojo, con unas sandalias con un taco pequeño blancas, y una campera de tela fina blanca también, como estábamos en la playa podía ponerse frío, y Costia iba con un vestido corto al cuerpo de color negro, con mangas largas de encaje y unas sandalias con taco también negras.
- Que diosas que están - les dije al verlas.
- Gracias, vos también estás muy linda - me dijo Costia.
- Obvio Lexa, ¿esperabas menos de mi? - bromeo O.
- Jamás O. - le conteste y las tres reímos.
Cuando llegamos el ambiente estaba muy relajado, sonaba música alta pero tranquila, no había tanta gente, pero seguro a medida que pasan los minutos se iría llenando, Lincoln alquiló un salón frente al mar, era enorme, todo rústico, con piso de madera, mesas enormes con sillas decoradas por todo el salón, había sillones blancos dispersos en cada rincón, telas colgantes que daban un toque delicado y ameno, dos barras para beber, una pista de baile moderna.
Busque inmediatamente con mi mirada a Clarke a quien pude visualizar enseguida, ya que el grupo en el que está no es uno que pase desapercibidamente. Tenía puesto un pantalón de vestir ajustado negro, con una blusa blanca con detalles en negro suelta, y una chaqueta de tela fina negra con detalles en brillo. Le quedaba espléndida, y le agradecía no haberse puesto ningún vestido sugerente, donde pudiera dar lugar a que tanto Finn como cualquier otro pudiera mirarla lascivamente.
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