Cuando la persona que alguna vez fue tu mejor amiga, hoy día se ha transformado en tu mayor enemiga, es sinónimo de problemas, me llamo Lexa Woods, y esta es la historia de mi vida.
Estábamos a horas de celebrar año nuevo, estaba ansiosa, nerviosa e impaciente, esta fiesta iba a ser muy diferente en todos los sentidos, Clarke, su madre y su pareja Kane vendrían a pasarlo a casa, Abby dijo que Clarke se merecía pasar aunque sea una fiesta con las personas que realmente quería, ya que la navidad no la paso muy a gusto... y yo pensaba - uy Abby si tú supieras cuan a gusto lo pasó - me reí para mis adentros recordando el momento. Por otro lado era la primera fiesta que pasaríamos juntas como novias oficialmente, sin tener que escondernos de nadie mas de ahora en mas, y eso hacía dar volteretas a mi corazón de tanta emoción.
Me bañe y me cambie lo mas tranquila que pude, aunque el nudo en mi estómago no se quería ir, elegí ponerme un vestido color crema sin breteles que me llegaba hasta las rodillas, unos zapatos con taco alto del mismo color y una cartera haciendo juego, por ultimo decidí dejarme el pelo suelto inclinado hacia un costado, si, se que hace frío, pero teníamos la suerte de contar con aire acondicionado en toda la casa, así que prácticamente podíamos vestirnos como si estuviéramos en pleno verano.
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Al menos ya estaba pronta, bajo al comedor para ver si mi madre necesita que la ayude con algo y la veo que camina de aquí para allá, como si estuviera hablando sola, suspiré aliviada - es de familia entonces - pensé para mi.
- Hey ma, ¿estás bien? - le pregunto, no estaba actuando muy normal, me mira y veo lo hermosa que está, si bien va bastante sencilla, una blusa sin mangas holgada de color blanca, un jean color azul oscuro pegado al cuerpo, con unos zapatos de taco aguja también de color blanco, el pelo suelto, algo desordenado que le daba el toque especial.
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Si, mi mamá es hermosa, y pocas veces la he visto arreglada, siempre anda con el pelo atado, ya que pasa casi todo el día y a veces hasta noches enteras haciendo turnos en la parte administrativa del departamento de policía.
- Hola hija, necesito hablar algo con vos ¿tenes cinco minutos? - me pregunta dudosa.
- Claro ma, ¿que pasa? - me siento en unos de los sillones del comedor con bastante intriga la verdad.
- Sabes que lo primordial para mi siempre fueron ustedes, mis hijos, vos y Gustus ¿verdad? - asiento - han pasado cuatro años de la muerte de tu padre - trago forzosamente, no quiero ponerme triste, aunque él siempre está presente para mi, y mas aun en éstas fechas que es imposible no tener los sentimientos a flor de piel, pero es inevitable que mis ojos no se llenen de lágrimas al estar hablando de él con ella, y a ella le pasa exactamente lo mismo, agarro su mano, para darle ánimos a lo que sea que necesite decirme - tu padre, fue, es y siempre será el amor de mi vida - se le empieza a quebrar la voz - no se como decirte ésto, es muy difícil para mi - me dice.