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LEXA POV



Un mes había pasado desde mi pequeña venganza, un mes desde que esa campana que miraba fijamente en ese momento, sonó después de tanto tiempo. Hoy no era un buen día para mí, hoy más que nunca necesitaba a Clarke, a mi amiga, si, amiga porque aún la consideraba así, aun si no habláramos, aun si me trataba mal y aun si me lastimaba con su indiferencia, ella siempre iba a seguir siendo mi mejor amiga.

Me levanté, me puse lo primero que encontré, una pollera gris a cuadros que llegaba casi a las rodillas, un pullover de hilo fino negro, y en los pies unas chatitas con un moño de color negro, bueno si, el estilo de la moda no era lo mío y se me notaba, pero eso no me quitaba el sueño, realmente nunca me importó que me miren raro por ir vestida con ropa suelta, o que no usara la última ropa de moda, al menos yo me sentía cómoda, no niego que a veces me arreglaba, muy pocas y contadas veces, al fin y al cabo era una chica, y de todos formas no era de salir muy seguido.

Bajé las escaleras y vi a mi madre preparando el desayuno, sé que no era un día fácil para ella tampoco, por lo tanto, me dispuse a sentarme silenciosamente como hacíamos cada año desde hace 4 años, cada una sumergida en sus propios pensamientos. Cuando termine de desayunar, me levante, me acerque a ella, le di un fuerte beso en la mejilla y la abrace, ella me abrazó aún más fuerte, creí que iba a romper a llorar allí mismo, pero yo no era así, no me gustaba mostrar mis sentimientos a nadie, así sea mi madre, y sé que ella es igual a mí, porque algo de ella tenía que sacar ¿no? Nos separamos, teníamos los ojos brillosos, pero éramos muy fuertes como para quebrarnos.

- Te quiero ¿lo sabes verdad? - le dije con un nudo en la garganta, el cual me tuve que obligar a tragar.

- Y yo a ti cielo - me dijo acariciando mi mejilla.

- Me, me tengo que ir ma - dije cortando el momento, sabía que, si no me iba pronto, no aguantaría las lágrimas, y lo último que quería en la vida, era hacer llorar a esa mujer que estaba frente a mí.

- Esta bien hija, que tengas un lindo día en la escuela - besó mi frente dulcemente.

- Gracias, que tengas un lindo día en el trabajo también - y me fui.

Llegue a casa de Octavia, y en cuanto abrió la puerta, se abalanzó sobre mí, y me abrazó. Siempre hacia lo mismo cada año, sabia lo poco y nada que me gustaba hablar del tema, pero a la vez sabia cuanto sufría internamente, por más que por fuera me quisiera mostrar fuerte. Fuimos todo el camino hablando de cosas banales, O. siempre intenta que no me encierre en mis pensamientos en este día, y su plan siempre es hablarme sin parar, sin darme tiempo a nada, parecía un loro parlanchín - Lexa, te acuerdas de aquel día cuando..., Lexa mira esto, Lexa mira aquello otro... - Si supiera que aun así mi cuerpo estaba con ella, pero mi mente no. Igual nunca le dije nada y jamás lo haría, ella estaba feliz, creyendo que haciendo aquello, evitaba que yo me pusiera triste. No estaba justamente yo por la labor de desanimarla y que, en vez de una, fuéramos dos las que estuviéramos de bajón.

El día en la escuela pasó sin prisa, pero sin pausa, no hubo ningún inconveniente con Clarke, ni con ninguno de sus amigos, es más, creería que este día ha pasado evitándome a toda costa, porque cada vez que llegaba algún lugar donde ellos estaban, Clarke se terminaba yendo y detrás de ella como era costumbre, todo su séquito de idiotas. La verdad para mí era mucho mejor que me evitará, seguramente seguirá molesta por la broma de mal gusto que le hice, hoy día ya no me sentía tan orgullosa de ello, pero fue en defensa propia ¿no? Igual no sé porque me hago mala sangre, si siguió molestándome al día siguiente, ni siquiera me dejó un día libre, por mi gran plan de venganza. Una desconsiderada total.

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora