Nada es lo que parece

18

Vi que Finn estaba a punto de besar a Clarke, sin que ella se diera cuenta, por suerte lo pudo esquivar, y lo único que se gano fue una buena bofetada de su parte. Yo estaba a punto de meterme, tenia los puños cerrados de la rabia, pero antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirme, me fui, una decisión muy inteligente de mi parte. Me dio pena Costia que la deje bailando sola, aunque no se si se entero que me fui.

Quería alejarme de la fiesta, tomar aire fresco, camine un poco por la arena y termine sentada frente al mar, con la luz de la luna iluminando el agua y escuchando el ruido de las olas, que tanta paz me daba. Veo a lo lejos a mi rubia preferida, que se dirigía hacia mi dirección, se veía realmente perfecta.

Yo estaba abrazada a mis piernas ya que había refrescado y tenia mucho frío. Ella se sienta detrás de mi, y siento que me cubre con su chaqueta, a la vez que me abraza, nunca sentí que estaba en el lugar correcto, mas que en sus brazos. Cuando me dijo que no me merecía, movió todo lo que había en mi, mientras ella creía eso, yo verdaderamente nunca me vi con nadie que no fuera ella, nunca me fije en nadie mas, no pude y no quise. Nos besamos con un beso largo y lleno de emociones, y por primera vez tenia que ser sincera con lo que sentía, y yo sentía millones de cosas por esa rubia que me tenia en sus brazos.

Me arme de valor, me puse en pie, ayudándola a ella también a que se levantara, la veía aun frágil, aun rota, y yo solo quería hacerle entender, lo importante que era para mi, hacerle ver cuanto la deseaba, y cuanto estaba dispuesta a entregarle. Porque ella siempre fue mi primera opción, mi primer beso, mi primera vez, pero ahora yo quería entregarme por completo a ella, quería que fuera realmente mi primera en todo, quería entregarme en cuerpo y alma, porque mi corazon ya le pertenecía.

Ver su cara cuando le dije que quería que me hiciera el amor, fue todo un suceso, estaba sorprendida, yo también, no estaba segura si mi voz estaba dispuesta a salir. Trate de sonar fuerte, clara y segura, me morí de amor cuando se puso toda nerviosa, al no saber como decirme que su madre no estaba, y yo tome las riendas de la situación, ya que veía que Clarke aun estaba en shock ante mis palabras, capaz fui un poco demasiado sincera, pero era la verdad, necesitaba que me tocara, que me hiciera suya. Salimos caminando con las manos entrelazadas, bajo la luz de la luna, pero las ganas, los nervios nos estaban carcomiendo por dentro, así que no dijimos mucho en el camino, ambas sumergidas en nosotras mismas, nada era incomodo, todo se sentía bien.

Llegamos a su habitación, ambas estábamos agitadas, habíamos llegado muy rápido, producto de la ansiedad. Sin soltarnos las manos, ella me mira y me besa tiernamente - excelente manera para calmar mis nervios - pensé. Nos soltamos las manos y ella se dirige al baño, me siento en la punta de su cama, tocando impacientemente mis piernas, esperando a que salga, cuando de pronto siento que la llave de la ducha se prende, luego de unos segundos.

- Lexa ¿no piensas venir? - casi me caigo de la cama ante sus palabras, suerte que no me vio - ¿era una joda o Clarke verdaderamente quería matarme? - pensaba.

- Cla, claro Clarke, ya vo, voy - bien, buen momento para empezar a tartamudear.

Entro al cuarto de baño y no veo mucho, el humo que desprendía el agua caliente se había llenado por completo. Mire al piso y vi la ropa de Clarke tirada por todas partes, mi corazon comenzó a acelerarse, ella estaba en la ducha, podía ver su silueta distorsionada por el humo a través de la mampara transparente del baño.

- ¿Y piensas acompañarme o te vas a quedar ahí parada mirándome? - me pregunta con voz muy segura y yo trato de pensar ¿en que momento cambiaron los roles? Como puedo me empiezo a desvestir, quedando completamente desnuda. Camino hacia la puerta corrediza de la mampara, lo único que me separaba en estos momentos de ella, sentía que me empezaba a faltar el aire, inhale y exhale repetidas veces, hasta que siento como la puerta se abre de golpe y nos quedamos paradas de frente, sentía que me ardía todo el cuerpo, sobre todo el vientre. Me extiende su mano que tan gustosamente acepto, haciéndome entrar por fin en la ducha.