Cap 3: Chapuzón

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—¡Por fin es viernes! — gritó Sarah y se lanzó a mi cama emocionada. 

—No sé tú, pero yo tengo flojera de ir a la fiesta de Madison,— comenté desganada sentándome en la silla de mi escritorio.

—No seas abuela para tus cosas,— reclamó y me lanzó una almohada, como tengo unos pésimos reflejos me llegó en la cara,— Iremos y la pasaremos genial. Te lo aseguro. 

Gruñí,— Ni siquiera tengo zapatillas decentes para ir,— reclamé mirando mis zapatillas sucias. 

Sarah frunció en ceño,— ¿No que eran blancas?

—Exacto,— hice puchero y ella soltó una risa,— Además, no tenemos quién nos lleve y tu odias tomar un taxi para ir a la fiestas. Cosa que nunca enteré pero es así. 

Ella rodó los ojos,— Ya lo tengo todo planeado,— comentó y movió su cabello divamente,— Erick nos vendrá a buscar, me dijo que le pediría el auto a su madre.

—Erick conduciendo es igual a suicidio.

—Erick conduciendo es igual a no tener que subirme a un taxi con olor a que alguien no conoce el desodorante,— dijo y se levantó,— Iremos a mi casa en la tarde y elegiremos algo bonito para ponerte.

Volví a gruñir,— Tengo que cuidar a mi hermana. Lo siento,

—Mi madre se encargará de eso, sabes que a ella le encanta cuidar niños,— comentó e hizo cara de suplica,— Vamos. Será divertido, es nuestro último año y debemos aprovechar todas las fiestas que se nos presentes.

—Pero a esta no quiero ir...— volví a reclamar y Sarah me miró mal.

—Iras igual, porque yo lo digo.

Un día de estos la mataré.

(...)

—¿Te gustan? — dijo con ilusión y me mostró unos botines café.

—No.

—¿Te gustan? — me mostró unos tacones dorados.

—No.

Sarah resopló y revolvió como por milésima vez su armario para encontrar otro tipo de calzado,— ¿Te gustan?

—¡Sí! — grité de la emoción al ver unas vans recién compradas.

—Algún día podré convencerte de ponerte tacones,— se quejó Sarah amenazándome sacando unos tacones para ella,— Algún día Evans, algún día...

—Ajá, mhm, sí, esperaré sentada,— dije con ironía y tomé las zapatillas de su mano. 

Me senté en su cama y me coloqué las vans lo más feliz de la vida. Nunca me había puesto este tipo de zapatillas, por lo tanto no me había dado cuenta lo ¡Cómodas que son! ¡Dios mio, estoy pisando el cielo! 

Sarah, para arruinar mi felicidad, me lanzó ropa en la cara y dijo que me la colocara, me negué. Sin embargo, conozco a mi mejor amiga y si no me pongo lo que ella dice, pegará un chasquido como el de Thanos y me hará desaparecer. Así que mejor hacerle caso antes que acabe con mi existencia. 

Una vez terminé, saqué el celular de mi bolsillo y leí en mensaje que mi primo me había enviado hace pocos segundos,— Erick llegará en 10,— comenté,— ¿Tienes algo para comer?

—No, tenía galletas pero alguien se las comió,— dijo mirándome con los ojos entre cerrados. 

Sonreí inocente sin mostrar los dientes,— No tengo ni la menor idea de quien pudo a ver sido. 

Él es Mi IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora