La ventana de mi nueva habitación me daba una linda vista después de todo. Aún mis cosas no las ordenaba, no tenía ánimos. Mi cabeza estaba en otro lugar en estos momentos.
Mi madre me llamó diciendo que no me metiera en problemas y que me atenderían bien aquí. Ojalá no se equivoque.
Un facetime entrante sonó en mi computadora abierta encima de la cama. Me acerqué a ver de quién se trataba, eran Sarah y Erick.
—Así que es verdad...— dijo Sarah mirándome en shock,— ¡Estas en New York! ¡Te odio zorra!
—No olvides la razón porqué está ahí, estúpida,— agregó Erick,— ¿Estás bien?
Asentí,— Todo bien. Mañana almorzaré con James para planear todo.
James se encargó de todo antes de que yo dijera que sí, porque según él dice, me conoce y sabía que aceptaría y del algún modo convencería a mi madre. Es por eso que le mandó una carta también a Sarah y Erick explicándoles todo lo que estaba pasando y pasó, no con tanto detalle pero si para que no estuvieran tan perdidos en el asunto.
—Cuídate mucho,— me dijo Sarah,— No quiero que nada malo te pase, este monstruo debe conocerte,— me dijo acariciando su estómago.
Sonreí enternecida,— No me pasará nada, llegaré con los policías al lugar. Eso es seguro.
—No me fio de James,— sinceró Erick,— ¿No sospechas de él?
Negué con la cabeza,— Todo fue muy claro, él no es el malo de la historia. Te lo aseguro.
—No puedo creer lo que hizo Johan... es tan loco,— dijo Sarah,— Me aterra la idea de que se irá a Italia.
—A mi también,— dije haciendo una mueca.
Un mensaje llegó a mi celular, revisé quien era mientras seguía hablando con mis amigos.
James: Mañana será un largo día, debes dormir.
Yo: Ok, mandón. Buenas noches.
Eran las once de la noche. Pero quería seguir hablando con mis amigos un rato.
¿Recuerda la perrita que le dio Erick a Sarah? Bueno, su nombre es Canela, está más grande y maldadosa y se ha paseado delante de la cámara unas mil veces.
—Bueno chicos, tengo que dormir,— les dije despidiéndome.
—Cuídate mucho, por favor. Llámanos seguido para saber que estas bien,— dijo Erick.
—Sí, por favor. Cuídate y no hagas tonterías. ¡Te amamos!— agregó Sarah. Les regalé una sonrisa y colgué.
Era hora de dormir.
(...)
Al pensar en todas las posibilidades que tengo de morir, hace que suelte una risa.
Sí, lo sé. Estoy loca.
El mesero me trajo mi vaso de agua y seguí esperando a James en el comedor de este hotel. A los pocos minutos él llegó, vistiendo con una sudadera negra como siempre. Se sentó frente a mí y dijo,— Hola.
—Hola,— saludé nerviosa,— ¿Cómo estás?
—No tengo mucho tiempo, nadie sabe que estábamos aquí. Ni siquiera Johan, es por eso que es peligroso que estemos juntos.
Un miedo que nunca antes había sentido invadió mi cuerpo. Moví mi pierna nerviosa y tomé un sorbo de agua,— Pues bien, empieza.
James tomó aire y sacó una hoja de su mochila. La dejó encima de la mesa y comenzó a decir,— Después de mucho tiempo buscando, encontré la ubicación de la casa de Charlotte acá en New York. Aquí es la entrada principal,— dijo mostrándome imágenes de la enorme casa,— Por aquí las entradas secundarias. La idea es que llegues con la policía cuando estemos aquí,— me apuntó la sala de la casa,— De esta manera los policías ya tendrán rodeada la casa y Charlotte no podrá escapar.
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Él es Mi Idiota
Teen FictionNormal. Mi adjetivo favorito. Nunca me han gustado los cambios. Mi vida es normal, mis padres, amigos, calificaciones, escuela, todo es absolutamente normal. Pero solo bastó una persona, solo una, para que mi adjetivo favorito quedara en el pasado...