Cap 50: Dos corazones rotos

740 43 1
                                    

Recta final

Él y su sonrisa. Él y su corazón, su alma. Él y nadie más que él.

Ya no están. Ya no me pertenecen.

La fría lluvia de invierno me hace temblar, pero ya nada tiene sentido. Nada vale la pena.

Mis ojos están hinchados e inundados al igual que mis mejillas. Mis manos heridas gracias a las filosas rocas que toco.

Tirada en la calle, sin nadie que me ayude. Sin nadie a quién llamar, solo viéndolo a él alejarse.

¿Por qué? ¿Por qué me deja así? ¿Qué hice mal? ¿No le amé lo suficiente?

Cariño... por favor... dame una segunda oportunidad para enamorarte. Te prometo que lo haré mejor y no desperdiciaré ni un segundo a tu lado. Solo déjame sentirte una vez más. Sentir tu fiel corazón latir junto al mío, y tus suaves labios besándome.

Te amo mi amor, te amo más que a nadie en este mundo. No... no me dejes así. Me esforzaré... lo prometo.

Te amo, por favor... no me dejes... ámame cariño. Ámame.

Horas antes...

Llueve como si no hubiera un mañana y eso me dice "Te vas a mojar, así que lleva paraguas"

Pero como no tengo, me toca ponerme un gorro.

—Johan llegará por mí en cinco minutos,— le dije a mi madre quién estaba frente a mí en la mesa del comedor.

Asintió,— Está bien. Suerte en la escuela cariño,— se levantó. Besó mi cabeza y se fue a su cuarto para ver a Caroline.

Sonó el timbre, dejé mi taza de chocolate caliente en la mesa y me dirigí a la puerta.

—Hola cariño,— le dije sonriente a Johan quién estaba con las manos en su bolsillo frente a mí,— ¿Listo para mojarte?

—Debo hablar contigo,— me dijo serio,— ¿Tienes un momento?

Fruncí el ceño confundida,— Ósea sí... pero tenemos que ir a la escuela.

—Yo no iré,— me dijo,— Tengo cosas que hacer.

—¿Qué cosas?

—No te importa,— me impacte ante su fría respuesta y suspiró,— Bien Pilar, lo diré sin pelos en la lengua.

Cerré la puerta detrás de mí,— ¿Pasó algo malo? ¿Problemas en casa?

Johan me miró enojado. Sus cejas estaban fruncidas y su mandíbula tensa, no entiendo que está pasando,— Quiero terminar contigo.

Solté una carcajada explosiva,— ¡Que buen chiste! — seguí riéndome. Este si es un buen chiste,—Vamos Johan, tenemos que ir a la escuela.

—¿Tu de verdad creíste que te amaba?

Auch.

Dejé de reírme y me detuve un segundo. Miré confundida a Johan, estaba hablando enserio. Pero una pequeña sonrisa arrogante apareció en su rostro,— Me... me lo dijiste,— balbucee.

Está vez él se rió,— Pero que ingenua eres por Dios,— soltó otra carcajada,— ¿Tu de verdad creíste que yo, Johan Thompson, dueño de dos empresas, una en EEUU y otra en Italia estaría con alguien como tú? ¿Una cualquiera?

Auch.

Estaba petrificada, no sabía que hacer. No sabía si llorar, si golpearlo, si gritar, no sabía que estaba pasando.

Él es Mi IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora