¿Han visto en las películas cuando el perrito de la protagonista lame la cara de esta y ella se despierta riendo y acariciando a su mascota como si todo fuera perfecto? Pues, déjenme decirles que en la vida real no es tan así.
Perla comenzó a lamerme la cara y a ladrar. Produciéndome un dolor de cabeza más fuerte del que ya tenía gracias a la resaca.
—Que alguien calle a ese perro,— comentó una voz ronca y masculina a mi lado.
Me espanté al darme cuenta que no estaba durmiendo con Sarah, a lo que dentro de mi estado de recién despertada y con resaca, recé para que fuera mi primo y no en la persona que estoy pensando.
Pero como todos sabemos, el universo nunca se pone de mi lado y al girar mi cuello vi a Johan durmiendo plácidamente con una almohada sobre su cabeza.
—¡¿Qué demonios haces aquí?! — grité indignada y me tapé con todas las sábanas de la cama incorporándome, quitándole a él estas y dejando al descubierto su torso desnudo.
No lo mires, no lo mires.
—Por si no te das cuenta Pilar, la gente comúnmente esta en una cama para dormir,— responde con la voz ronca y con los ojos cerrados tratando de buscar las sabanas con su mano.
Rodé los ojos y resoplé,— Me refiero a qué hacías durmiendo a mi lado.
Johan bufó y se incorporó de la cama, tenía el cabello todo despeinado y sus ojos estaban hinchados. Tomó su celular de la mesita de noche y se dirigió a la puerta diciendo,— Al parecer alguien estaba muy borracha, no encontró su habitación y se lanzó a la cama en donde yo duermo.
—Ay cállate. Ni que hubiera querido dormir contigo,— dije con cara de asco.
Él se refregó uno de sus ojos y dijo,— Buenos días,— sonrió y salió de la habitación.
—Idiota,— susurré para mi y me dirigí al baño maldiciéndome a mi misma.
Una vez salí, bajé a la cocina para desayunar, pero antes de entrar en ella, me encuentro a Erick durmiendo en el sofá.
No me quedó de otra que agarrar mi celular, sacarle una foto y despertarlo,—Erick...— traté de llamar su atención, pero no lo logré, así que lo intentó de nuevo alzando un poco la voz,— Erick...,— ya se me acabó la paciencia,— ¡Erick!
Él despertó de un salto y pegando un grito. Me reí y le revolví el cabello,— ¿Qué no puedes despertar a la gente como las personas normales? — comentó Johan pasando a mi lado en dirección a la cocina.
Lo miré entrecerrando los ojos por encima de mi hombro. Planeando mi plan para matarlo sin que nadie me descubra.
Es chiste, es chiste. No soy una asesina.
Aún.
—¿Qué hago acá? — preguntó Erick rascándose la cabeza,— ¿Y qué hago con esto? — sacó de su espalda un brasier, mi brasier.
—¡Eso es mío! — grité espantada al no entender el por qué mi brasier estaba en el sofá.
Chasquee mis dedos recordando algunas imágenes de anoche. Luego de jugar "Yo nunca, nunca" comenzamos a jugar "Verdad o Reto" y pues, una cosa llevó a la otra y Erick se quitó el pantalón y yo el brasier.
—Buenos días,— dijo Sarah apareciendo de la nada detrás de mi. Fresca como una lechuga.
—¿No tienes resaca? — le pregunté mirándola de pies a cabeza. Tenía la cara reluciente y con su sonrisa de oreja a oreja podría apostar que alguien se quedará ciego al mirarla.
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Él es Mi Idiota
JugendliteraturNormal. Mi adjetivo favorito. Nunca me han gustado los cambios. Mi vida es normal, mis padres, amigos, calificaciones, escuela, todo es absolutamente normal. Pero solo bastó una persona, solo una, para que mi adjetivo favorito quedara en el pasado...