Hoy es sábado, sábado de comprar lo que hace falta en casa, sábado de aburrimiento eterno. Cada sábado después de que mi madre sale del trabajo vamos a comprar los víveres faltantes en la casa. Ese es el día más aburrido de la semana, sobre todo si papá no está. Ya van cinco días desde que se fue a Chicago y mamá no deja de fastidiar con el tema de la universidad.
―Danielle, ¿no vas a entrar?―me pregunta mi madre antes de pasar a una frutería.
―No, yo me quedaré aquí afuera a esperarte a ti y a mis hermanos―le digo dándole la espalda, no tengo ánimos de verla.
―Hija, pasa con nosotros.
―No, ya te dije que me quedaré aquí.
―Está bien―dice mi madre decepcionada―, sólo no vayas a irte.
Mi madre entra en la frutería junto con mis hermanos. No soporto estar cerca de ella sabiendo que está pensando en cómo hacerle para que yo abandone mi sueño. Es irritante y fastidioso hacer las compras de la casa, pero lo es aún más que mi madre no me deje ser policía, igual que ella y papá.
Mientras espero a que mi madre salga de la tienda, me concentro en observar a la gente y en imaginarme cómo se sienten o que es lo que está pasando en sus vidas privadas. Seguramente hay alguien por ahí igual de irritado y fastidiado igual que yo.
Doblando la esquina está un señor que carga una bolsa de cartón pequeña como si esta pesara una tonelada, debe de estar triste. Al otro lado de la calle, hay una pareja sonriendo como si se fueran a morir mañana, seguramente están extremadamente felices. A unos pasos de mí hay un niño de no más de diez años pidiendo dinero. Yo saco un billete de veinte dólares de mi chaqueta y me acerco a dárselo. El chico me dedica una amplia sonrisa y después se mete a la frutería. Debe de tener mucha hambre, pero ya es feliz. Me gustaría ser feliz como el niño en estos momentos.
Vuelvo a mi lugar a un lado de la puerta de la frutería para seguir con mi entretenimiento de observar personas pero inmediatamente, algo llama mucho mi atención.
Un niño va llorando en la calle mientras su padre lo regaña. Parece que este último le está llamando la atención por haber falsificado su firma en una boleta de calificaciones. El padre le pega a su hijo en la cabeza, haciendo que algo se desate dentro de mí.
El señor levanta su puño en el aire y yo corro hacia el niño. No permitiré que vuelva a pegarle, al menos en mi presencia.
Rodeo al pequeño con mis brazos y me arrojo al suelo para esquivar el golpe.
―¿Estás bien?―le pregunto al niño mientras los dos nos ponemos en cuatro patas para levantarnos del suelo.
―Sí, gracias―me contesta tímido.
―¿Quién te crees para intervenir?―pregunta el señor mientras el niño y yo nos ponemos de pie.
No le contesto, simplemente verifico que el niño esté bien.
―Contéstame, perra.
No contesto de nuevo. Miro fijamente al hombre que tiene cara de querer matarme.
―¿Por qué intervienes?―me grita cuando la gente comienza a hacer un círculo alrededor de nosotros.
―Porque no debes pegarle―le digo con voz sombría.
―Quítate o te golpearé a ti.
―Hazlo―digo sonriendo de medio lado.
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Viviendo con los Benson
FanfictionDespués de que la adopción de Noah fuera oficial, la detective Olivia Benson siguió llevando su vida igual que siempre, hasta que un caso volverá a cambiar su vida al igual que Noah lo hizo. Conocerá a una chica de doce años llamada Danielle Cooper...