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MAGNUS

— ¿Entonces qué vamos a hacer?— preguntó Simón.

Magnus se paseo por la habitación con una mano en la barbilla tratando de pensar algo para aquella situación, pero cualquier idea era inútil, ni siquiera sabía los motivos reales de esta acción de su vieja amiga, pero sabía que había algo más oculto que proteger o necesitarlo para que haga los trabajos del hotel.

— No podemos hacer nada, Raphael por desgracia es de ese clan y Camille manda en él— dijo Magnus con amargura.

Vio como Simón se detenía de su caminar nervioso para mirarlo molesto a punto de echar humo por sus orejas.

— ¿Entonces me estás diciendo que me tengo que quedar aquí hasta que la mismísima Camille dejé esa idea ridícula?

Magnus asintió reiteradas veces con amargura.

— Raphael va a escapar— respondió Magnus—tiene que regresar a ti.

Vio como Simón levantaba una de sus comisuras de su labio con amargura haciendo que el brujo sintiera lástima por él, ambos sabían que Raphael volvería, pero ellos no podían ir hacia él.

— ¿Y cómo te fue con Alexander?—preguntó Simón para cambiar de tema.

Eso hizo a Magnus sonreír, había sido todo tan apasionante, nunca se pensó que el Nephilim lo besará así, los labios fueron la locura para el brujo y el beso había sido tan bueno que lo había hecho llegar a las estrellas haciéndole querer más, dejó escapar una risa por lo bajo cuándo se acordó que había dejado una marca en su cuello, había sido por impulso, pero también para reclamarlo.

— Creo que esa cara responde todo—dijo Simón sonriendo.

Eso hizo que el brujo volviera a la realidad al brujo.

— Bueno paso algo— comentó Magnus—pero no llegó a nada que no pudiera contar.

Simón sonrió y aunque se podía ver que la alegría no le llegaba a los ojos, Magnus aprecio que lo intentara.

— Ven vamos a echar a todos de acá— continuó diciendo Magnus—la fiesta ya terminó.

Simón comenzó a negar, no quería ser quien arruinara todo lo que había planeado el brujo solo por lo sucedido.

— No Magnus, no haga esto por qué me ves en este estado—dijo Simón—no lo hagas.

— Simón te ves destrozado, no puedo dejarte una fiesta cuando estas así, además puedo planear muchas fiestas más adelante.

— Gracias Magnus, te lo agradezco...

Y Simón explotó, haciéndose ovillo y llorando en aquel lugar suplicando en susurros por la vuelta de su vampiro porque si él no estaba, el mundo subterráneo le parecía aterrador.

ALEC

Estaba en el cuarto de Max mirándolo como dormía, cuando creyó haberlo perdido había sentido un vacío en su pecho tan grande, es que tenía qué tener controlado los pasos, los movimientos y la seguridad de sus hermanos y no lo había podido lograr en ese momento por luchar con emociones propias ¿Qué iba a saber que Jonathan pasaría al lado de su padre y intentaría matar a Max? Valentine y Jonathan estaban sueltos por algún lugar y solo era cuestión de tiempo para que volvieran atacar, tenía que estar preparado para poder proteger a todos ¡Todos!

A su visión vino un chico de piel color miel, con ojos gatunos y una sonrisa encantadora ¿Cómo iba a estar alerta si Magnus aparecía a cada segundo en su cabeza? tocó con su pulgar sus propios labios, ese beso ¡Por el ángel! Había sido tan intenso, había perdido toda la cordura y se había sentido libre, y ahora sentado acá necesitando un poco más, más de esos labios, más de Magnus, y más esa sensación de libertad que había experimentado, recordó lo que le había dicho el brujo también, quería conocerlo y él también quería aquello.

Esta noche no había pasado lo que había planeado pero le gusto, porque Alec se imaginaba una posible pelea con el brujo y solo terminaron en la cama a besos. Cerró los ojos y vio el momento donde Magnus lo acariciaba, Alec tembló y respiró con fuerza, su cuerpo se estaba calentando, se levantó de la cama y caminó hacia su habitación porque necesitaba un baño frío para bajar aquel sentimiento. Mientras entraba a la habitación iba despojándose de la ropa hasta que quedó en ropa interior y entró al baño abriendo la ducha en agua fría, cuando se miró al espejo quedó atónito y volvió la vista atrás, había visto a Jonathan, su respiración se aceleró y su cuerpo se tenso, Jonathan no podía estar acá, debía ser solo imaginación.

Salió del baño y se dirigió a su habitación, si Jonathan estaba aquí no podía salir sin meter algún tipo de ruido, la luces estaban prendidas y la ventana estaba abierta, corrió hacia la ventana y con la poca claridad pudo ver a dos personas corriendo todo de negro, pero el ojiazul que estaba en ropa interior no podía irlo a perseguir, pegó con frustración al marco de la ventana y volvió la mirada a su habitación viendo qué en una pared estaba escrito "¿Él Vampiro o el nuevo?" Haciendo que se preocupara, los vampiros eran Raphael y Simón ¿Por qué iban a estar en peligro ellos? ¿Había alguien más con Jonathan y Valentine? Agarró su ropa que estaba desparramada por la habitación y se la colocó con rapidez, tenía que ir hacia Magnus para asegurarse que Simón y su pareja estuvieran a salvo.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora