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ALEC

Los días pasaron con normalidad, ya se había acostumbrado a cuidar al pequeño, sabía sus horarios de biberón y sus horas de dormir, cuando se ponía histérico y lloraba hasta que algunos de los dos adultos lo hacían dormir. Magnus ya había venido a alojarse al instituto, se había encargado con Izzy de decorar el lugar, su habitación no se había salvado ahora las paredes llevaban un color azulado con dibujos blancos, su cama ahora tenía el colchón de la antigua habitación de Magnus y muy cerca de ellos estaba la cuna que Max había traído con su magia, aún no podía averiguar muy bien de donde lo había conseguido para irlo a pagar.

Se había dado cuenta que ser director de un instituto era difícil, hacia el papel de padre y director, tenía que comportarse como alguien firme, serio cuando los chicos no querían ejercitarse o estudiar, pero a veces lo animaba cuando se sentían destrozados al recordaban que los adultos ya no estaban más, cómo le había pasado con las dos mujeres del instituto un día.

†Flash-Back†

Alec caminaba por los pasillos supervisando que todo estuviera bien y que los integrantes del instituto estuvieran realizando sus respectivos ejercicios o por lo menos estudiando, al entrar a la sala de entrenamiento vio a las chicas llorando y a un Jace alarmado, preocupado y agarrándose parte de su cabello.

— ¿Qué sucede aquí?

— ¡Alec!— gritó Jace corriendo hasta él— al fin vienes, Izzy y Clary estaban entrenando y comenzaron a llorar.

Alec le colocó una mano en su hombro.

— Hablaré con ellas— dijo Alec.

Vio como el chico se iba suspirando del lugar, el comenzó a caminar hasta llegar a ellas que estaban sentadas una frente a otra compartiendo pañuelos y se sentó a lado de ellas.

— ¿Qué sucede chicas?— preguntó Alec un poco incómodo.

Lo miraron Izzy estaba limpiando sus ojos con cuidado de no correr la pintura de sus ojos mientras que Clarissa no dejaba de llorar.

— Fue mi culpa por no ver que mi familia haría tanto daño— dijo Clary entre sollozos.

— No te puedes culpar de algo que no lo habías visto venir Clarissa— dijo Alec— No todo se puede evitar, tampoco puedes predecir.

La chica comenzó a llorar con más fuerza mientras Izzy se acercaba a él para abrazarlo.

— Podríamos haber hecho algo, yo tuve que venir aquí, podríamos haber evitado todo eso— susurró Izzy.

Alec se sentía incómodo al ver tantas lágrimas y sentimientos de culpa entrar por el perímetro de sus oídos.

— Chicas no pueden culparse, ustedes ni nosotros pudimos hacer algo para evitar esto, todo sucede por algo y yo estoy aquí ahora para cuidar de ustedes— dijo Alec.

Vio como las chicas se secaban las lágrimas y asentían.

— Son fuertes, guerreras, deben soportar este obstáculo— añadió Alec.

Las chicas dejaron de llorar, había dado el mejor discurso de su vida y había conseguido su objetivo.

— Ahora quiero que entrenen, eso hará que sus pensamientos no las molesten.

Soltó a Izzy y se levantó, las chicas también se pararon sacudiendo sus ropas.

— Gracias Alec— dijo Clary.

Alec asintió dedicándole una sonrisa.

— Gracias hermanito— dijo Izzy.

El Nephilim le devolvió el abrazo con fuerza.

— Te quiero, no lo olvides—le susurró Alec.

Después de eso observó por un rato como entrenaban y pasaban el dolor como segundo plano.

†Fin de Flash-Back†

Las cartas de Idris no dejaban de llegar, tenía que contestar a cada una, a veces no teniendo tiempo para su familia, Izzy tenía que ir con Max a hacerlo dormir, Magnus se quedaba dormido con Max cansado de esperarlo, no tenía tiempo para amistosos entrenamientos con su Parabatai o ir de visita a la familia de Simón, era frustrante porque si lo dejaba y los entregaba para otro día el cónsul mandaba otra carta más.

Y ahora estaba allí en medio de la noche, en el escritorio donde Hodger sabía alojarse, ahora decorado por Magnus, contestando una carta de la clave pidiendo una explicación de aquel día en la mansión de los Morgenstern, era ridículo cuando ellos podrían haberlo hecho en la reunión, un ruido de una taza posándose en su escritorio llamó su atención alzando la vista, Magnus estaba del otro lado, sus ojos de gatos lo miraban con preocupación, su pelo estaba peinado para un lado con puntas rojas y llevaba una bata desprendida que dejaba ver todo su pecho y abdomen.

— Alexander debes descansar un poco—dijo Magnus

El Nephilim dejó el bolígrafo y suspiró mirando a su futuro esposo.

— Si no lo hago, el cónsul se enojará y pedirá que conteste otra carta—dijo Alec.

Vio como Magnus caminaba hasta el sentándose en sus piernas.

— Hoy Simón iba a ir a la casa de su madre con Raphael y Rafita— dijo Magnus apoyando su cabeza en el hombro de Alec— él esperaba que lo llamaras.

Alec se sorprendió al haber olvidado eso tan importante, había prometido llamarlo antes de que anocheciera deseándole las buenas suertes.

— Lo siento, me he olvidado— dijo Alec— lo llamaré ahora mismo.

Pero cuando estaba por sacar su celular Magnus lo paró.

— Es muy tarde ya, todos duermen y nosotros deberíamos hacer lo mismo— dijo Magnus.

Alec colocó sus manos a cada lado de su cintura mientras sentía los labios de Magnus arrimarse a su cuello que había comenzado a besarlo.

— Debo terminar con esto, cariño— dijo Alec sin querer soltarlo.

— Max y los demás están durmiendo— dijo Magnus alzando su vista— por favor Alec, te necesito.

No podía contra las súplicas de su futuro esposo, busco sus labios y comenzó a besarlo, se sentía un poco agotado por el día llevado.

— Sabes que podemos dejarlo para otra ocasión— dijo Magnus separándose un poco.

Mientras estaban en proceso de tener una noche íntima, no podía evitar pensar que era tan loco que en unos días ellos dos estarían casados, siendo una familia, mientras lo besaba y escuchaba como Magnus suspiraba y dejaba escapar algunas que otras palabras incoherentes Alec piensa en que ama al chico que tiene delante de él, que está dejando que deshaga toda su frustración en él.

—Te amo, Alexander Lightwood— dijo Magnus abrazándose a él.

—Yo también te amo, Magnus Bane— contestó Alec besando su frente.

Era hora de dejar los deberes insignificantes que le daban la clave para dedicarse a su familia.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora