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 ALEC

Alec había caminado a su habitación, cerrando la puerta tras él para que Magnus no lo siguiera, era ridículo ya que el brujo podía abrir esa puerta sin problemas, pero estaba enojado, una parte con Magnus, por la razón de que no quería casarse con él, pero lo entendía, Magnus pensaba que las costumbres Nephilim eran importante ¿pero de que servía seguir los tradicionales casamientos Nephilim si no se podía casar con quién quiere? Y por otro lado estaba enojado con el mismo, hace horas sus padres habían muerto, haces horas que había visto a su madre carbonizada en el piso de esa mansión y que había tenido que matar a su padre, y estaba pensando en boda, tenía que estar en duelo, no en esto.

Miro su habitación, estaba tan vacía que sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, todo tan oscuro, todo tan negro como su interior, su ojos ardieron y pudo sentir un nudo en la garganta haciendo que su tristeza aumentará.

¡Había matado a su padre!

Había clavado una daga en su pecho, después de que lo parara con algunas flechas para que no escapara, pero tenía que recordar que ese no era su padre, no lo era. No tenía que sentir la culpa, no cuando Robert quería matar a Max, había hecho lo correcto, era la vida de su hermano. Y elegía mil veces la vida de su hermano que la de su padre.

*Flashbacks*

Alec estaba frente a su padre, los dos mirándose, Robert lo apuntaba con una espada serafín, mientras que Alec sostenía su arco y una flecha apuntando su pierna, no quería lastimarlo, era su padre, pero parecía que Robert no pensaba lo mismo.

— Alexander, baja el arma.

— ¿Por qué lo hiciste?—preguntó Alec.

Pensó en que podría decirle a Izzy y a Max después de esto, ¿podría ser tan fuerte para decirle que sus madres estaba muerta? ¿Podría decirle que su padre, el que estaba llevando a la clave, era el culpable? ¿Podría cuidar de ellos?

— Me tenía harto, siempre queriendo que obedeciera, me hacía recordar lo miserable que fui al no irme con Annamarie—dijo Robert sin soltar el arma—culpa de Max, si ese maldito niño no existiera yo podría ser feliz con la persona que en verdad amo.

Alec se tenso, no podía creer que hablara así de Max, era su hijo, el pequeño Max, había visto millonada de veces cuando Robert lo ayudaba a estudiar o le decía lo orgulloso y feliz que estaba de tenerlo como su pequeño ¿todo eso era falso?¿estaba mintiendo?

— Ya me encargue de Maryse, ahora me falta hacerme cargo de Max— dijo Robert—es justo, los dos arruinaron mi vida ¿O no?

No había nada en resentimiento en su expresión o en su voz, si no odio, mucho odio. Y eso hacía que Alec apretara con más fuerza el arco por estar escuchando eso.

— No harás nada— dijo Alec firme—ríndete, las cosas irán mejor después de esto.

— ¡No!— gritó Robert agarrando su arma con más fuerza—terminaré mi trabajo, Jonathan dijo que se encargaría de Max y no lo ha hecho, lo haré por mi cuenta, déjame hacer lo último que me falta Alexander.

Pero el Nephilim no lo obedeció, si no que largo una de las flechas a la pierna viendo como su padre caía al piso, sacó otra flecha de su espalda con total rapidez.

— Te llevaré con la clave, tira esa arma ahora mismo.

— No lo harás si te mato ahora mismo—dijo Robert tirándole la espada a su pecho.

Alec pudo ver cómo una luz azul posarse en toda la espada y después hacer que la misma fuera a parar al piso, Magnus lo había ayudado, está vez Alec le dio con una de las flechas en unos de los brazos, escuchándolo gritar, no quería esto, no quería escuchar a su padre así, pero no le quedaba otra, el no se estaba rindiendo.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora