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MAGNUS

La noche había caído con el pasar de las horas, el brujo había podido distraerse con la pareja de vampiros un rato hablando sobre recuerdos que Magnus le contaba al vampiro menor, pero ahora la pareja había salido a pasear para darle un poco de espacio. El brujo había estado inquieto todo el rato prendiendo la estufa, colocando una manta al Nephilim, cambiarse de su vestimenta, arreglar su cabello, volver a cambiarse por segunda vez, colocar música y se sentó en el sillón, volviendo al principio, pero esta vez cerca de Alexander.

Podría estar en alguna fiesta disfrutando la atención de las personas en él, viendo como subterráneos se le quería acercar y coquetear con él, pero no, Magnus estaba en un sillón mirando al niño Nephilim que dormía en el sillón, por milésima vez del día se puso a observar sus facciones, sus labios rosados que estaban entreabiertos y sus largas pestañas negras adornaban la sus párpados, Magnus doblo un poco su cabeza mirando las perfectas y finas cejas de Alexander y se preguntó ¿Alexander se depilaba las cejas? El timbre del Loft interrumpió sus pensamientos y lo hicieron saltar de su lugar.

— Mierda—se quejó Magnus.

Abrió la palma de su mano donde una llamas azules salieron, en el centro de ella una imagen se empezó a formar mostrando la entrada de su casa y tres personas afuera de ella, tardo un poco en reconocer al Parabatai de Alec, pero no tardo nada en reconocer a los Lightwood, esos dos traidores del círculo que habían matado a muchos subterráneos y a su propias personas, Magnus se puso serio y acomodo su postura aunque los Lightwood no lo vieran.

El timbre volvió a sonar haciendo que el brujo chequeara los dedos y la puerta se abriera, se acomodo su chaqueta importada y espero a que los Nephilim subieran por la escalera para llegar a él, el primero en pasar por la puerta fue el niño rubio cual se paró a unos pasos colocando sus manos detrás de su cuerpo para esperar a los adultos, Maryse Lightwood y Robert Lightwood, con una expresión seria en su cara, los años los habían atacado, ya no eran esos chiquillos adolescentes con mentes retorcidas, si no adultos con arrugas en sus rostros.

— Maryse y Robert Lightwood— dijo Magnus con sequedad.

Aún no les agradaba, los años pasaban pero esos recuerdos no desaparecen.

— Magnus Bane—saludo de la misma manera Robert.

Jace al ver el momento empezó a caminar hacia Alexander y Maryse fue detrás de él mientras que Robert trataba de intimidar al brujo fallando en el proceso.

— Dime que le has hecho—Exigió Maryse.

La mujer había vuelto para mirarlo, este arqueo una de sus cejas y miró con desprecio a la mujer, no iba a fingir lo que sentía por estas personas.

— Lo he salvado—dijo Magnus.

— Es difícil creerle a un subterráneo.

Aún seguían con esas reglas.

— Digo lo mismo, es difícil hablar con una integrante del círculo— murmuró.

No podía evitarlo, no les agradaba aquellas personas y que a la vez vinieran a invadir su hogar.

— ¿Algún problema?

Miro como Robert lo miraba molesto, con una mano donde va la daga.

— Me molesta pensar que pueden ser esclavos de Jonathan ahora mismo y están metidos en mi casa— respondió Magnus.

La sala se llenó de tensión.

— Valentine murió como un héroe, brujo— escupió Robert— no ensucies su nombre, ni nuestro apellido.

El brujo ya tenía sus manos preparadas para usar sus magias y los Lightwood ya tenían sus manos en el puñal de sus espadas para atacar.

— ¡Listo! estamos acá por Alexander, no por sus peleas del pasado— gritó Jace.

La tensión seso un poco, el brujo camino lejos de ellos mientras los Lightwood caminaban para ver a Alexander, este pudo ver a su distancia a su pequeño Nephilim ser mimado por su madre, bueno si decirle mimos a unas caricias secas en el pelo, mientras que Robert tenía aparecer una pelea con Jace. Las horas pasaron y los Nephilim todavía no se iban, estaban tan acurrucados cerca de Alexander que Magnus se sintió ahogado por él, unos minutos después la puerta volvió a abrirse apareciendo la pareja de vampiro sonriendo y jugando entre ellos pero cuando vieron que los Nephilim los miraban, se pusieron serios y caminaron a donde estaba situado Magnus.

— ¿Por qué tanto Nephilim aquí?— susurró Raphael.

El vampiro vio que Magnus no quitaba la vista de los Lightwood.

— Son los padres de Alexander.

— Menudas caras— murmuró el vampiro— nos vamos a quedar acá con Simón ¿No te molesta? Será una noche.

— Claro que no, Son mis huéspedes, pueden quedarse todo lo que quieran.

— Iremos a la habitación—dijo Raphael— tanto olor a Nephilim me repugna.

Magnus dejó escapar una carcajada y vio como Raphael se llevaba de la mano a Simón hacia las habitaciones para que no tuvieran que aguantar el ambiente.

— Claro que no.

— ¿Pero cómo? no podemos llevarlos así por las calles, está inconsciente.

Los murmullos se habían empezado a escuchar y Magnus tuvo que poner su sonrisa fingida y caminar hacia ellos, ya era hora de que se fueran.

— Las horas de visitas se han acabado por hoy—informó Magnus.

— Lo llevaremos al instituto— indicó Robert.

Magnus rodeó los ojos al ver la negligencia de estas personas con la situación de su hijo.

— Claro que no— murmuró Jace.

Que se había adelantado un poco para mirar al hombre.

— No dejaré a mi hijo acá— señaló Robert— no lo dejaré con estos subterráneos en este lugar.

El Loft era el mejor lugar para quedarse en su situación, más si Magnus había sido encargado de cuidarlo.

— Madre, yo me quedaré aquí con Alec.

— No confío en el brujo—dijo Maryse a Jace.

¿En serio? Después de todo lo que había hecho, de que había salvado a su primogénito, estas personas ni siquiera se quieren a ellas mismas.

— He salvado a tu primogénito, además necesito verlo y comprobar que la magia esté haciendo efecto, sería una pena que se descompensara y muriera allá en el instituto.

Los Lightwood quedaron callados para mirarse entre ellos y para luego asentir e irse del lugar dejando un silencio en el lugar.

— Espero que no seas tan molesto como ellos, niño— comentó Magnus.

Y camino hacia los pasillos para ir a buscar a sus amigos y así no sacar la molestia con el Nephilim que quedaba en el Loft y que no estaba inconsciente.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora