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SIMÓN

Miró hacia la pared de al frente de la habitación por la cual había salido, podía sentirse sonrojado y como su corazón estaba bombeando a mil, no podía creer lo que había visto, nunca había creído que Magnus y Alec estuvieran teniendo intimidad, no la tenían y si la hacían solo era para hablar, por esa razón no había golpeado y había entrado así nomás pensando que los encontraría hablando o peleando, pero al ver a las dos personas desnudas en aquella cama, a su mejor amigo arriba de Magnus, había sido algo que no quería ver.

— Mundano ¿Está Alec ahí?

Vio a Jace pasar por su lado y tomar la perilla.

— ¡No!— dijo Simón agarrándolo del brazo— no te gustaría entrar allí.

— ¿Qué sucede? ¿Están peleando?— preguntó Jace preocupado.

— Están teniendo sexo de reconciliación— susurró Simón—y bien duro.

Ver la cara del Nephilim rubio no fue la que esperaba ver, estaba sonriendo cómo solía hacer cuando estaba por hacer alguna travesura.

— ¡Esto será bueno!— gritó Jace— no puedo contenerme, tengo que entrar, necesito ver ¡Alec ya es todo un hombre!

Vio al chico abrir la puerta y entrar a la habitación mientras que reía, Simón solo se quedó en su lugar, no quería ver lo mismo que había visto hace unos momentos.

— ¡Jace!— escuchó gritar a Alec.

— ¡Sexo de reconciliación!—escucho la voz de Jace gritar.

Y después sintió como el rubio volaba fuera de la habitación cerrando la puerta con fuerza, Simón caminó para ver si estaba bien pero cuando recibió una risa de su parte solo suspiró, no podía creer que había salvado a esta criatura tan rara.

— ¿De qué te ríes? Acaban de sacarte de la habitación de un gran empujón y las dos personas allá adentro están molestas porque fueron interrumpidos.

— No entiendes, Alec es mi Parabatai, está allá adentro con Magnus haciéndolo suyo— dijo Jace— me siento orgulloso de mi hermano, nunca lo entenderás.

Vio como Jace se levantaba, se sacudía y reía un poco más.

— A pesar de todo lo malo, esto alegra nuestro día— añadió Jace— se lo contaré a Izzy ahora mismo.

— ¿Con quién dejaste a los niños?

— Con Max— respondió Jace alzando sus hombros— tenía que hablar contigo también.

— ¿Conmigo?

— Me salvaste mundano, estaré en deuda contigo— respondió Jace— un Herondale siempre cumple con su palabra.

Simón sonrió, colocó una mano en su hombro y comenzó a caminar hacia la sala, no necesitaba eso, tenía a Raphael para cuidarlo, además quería ir a ver a los niños, no es que no confiara en Max al contrario el niño era inteligente y astuto como su hermano mayor pero le aterraba que le pasará algo a alguno de los tres.

Mientras caminaba hacia la sala su mente comenzó a recordar lo que había visto en la habitación, lo había traumado de por vida haciendo que su cuerpo sufriera un escalofrío, pero por alguna razón quería a Raphael así con él, lo extrañaba y ahora que lo pensaba, en unas horas se vería con el vampiro mayor y había tanto que decirles, cómo la idea de adoptar a Rafael junior e ir a visitar a su madre para que ella pudiera estar en la boda, esperaba que le agradará las dos ideas.

Cuando entró a la sala encontró a Max leyendo algún tipo de libro viejo a los niños que parecían estar muy atentos a cada palabra del niño mayor ¿Y quién no? Max tenía la voz más bonita del mundo, si no fuera por qué sería un Nephilim él podría ser algún tipo de relator o algo parecido.

— Simón—dijo Max.

Que había dejado de leer para mirarlo al igual que los niños, Simón se adentro a la sala.

— Max— saludo Simón.

— ¿No te metí en problemas cierto?— Preguntó Max apenado.

Simón se sentó en el sillón cercano a ellos y sonrió, Rafael junior había gateando hasta donde estaba él estirando sus manitas para que lo alzará y no pudo resistirse a llevarle esa mañas.

— Claro que no, todo ha estado bien.

Rafael comenzó a tirarle de los pelos y a reír por su travesura.

— Jace dijo que vas a adoptar a Rafael.

— Me gusta Rafael, y Alec me lo permitió— dijo Simón— pero todo queda en la decisión de mi pareja.

Vio a Max darle el libro al pequeño Max​ junior mientras que este lo comenzaba a ojear.

— Estás hablando de Raphael Santiago— dijo Max— he leído tanto de él, se había encargado de los demás vampiros cuando hubo la temporada de adicción, los libros decían que era grande, fuerte, astuto, misterioso y decían que la falta de su corazón vivo había afectado mucho con sus sentimientos, pero bueno... ahora es tu pareja.

Simón sonrió.

— Nunca le hagas caso a los libros de historias—dijo Simón— algunos inventan algunas cositas que no son nada con la verdad.

Max asintió concordando con ello.

— Tiene razón—dijo Max— me agradas un poco.

Simón sonrió contento, era bueno tener la aceptación de Max, era el hermano menor de Alec y al que más apreciaba, esto le hacía ponerlo feliz. Después de unos minutos habían terminado charlando de Naruto y de todos los animes por haber mientras que los dos pequeños se habían entretenido jugando entre ellos, riéndose y balbuceando cosas sin sentido.

— Mundano.

Miró hacia atrás viendo como Jace, la pelirroja e Izzy entraban al lugar, se veían un poco mejor a pesar de estar en duelo.

— ¿Qué sucede?

— Creí que te ibas a hacer vampiro, ahora mismo— respondió Izzy.

Que se sentó a lado de Max.

— Bueno Alec y Magnus aún no aparecen— dijo Simón— y necesitamos el portal.

Izzy no pudo evitar tirar una carcajada.

— Todavía siguen en el proceso de sexo de reconciliación.

— ¿Sexo de reconciliación? ¿Alec y Magnus están teniendo sexo?— preguntó Max confundido.

— Borra eso de tu memoria—dijo Jace— están teniendo em... am... Están teniendo.

— Estábamos charlando.

Simón y todos los de la sala voltearon a ver a una reluciente pareja, con una sonrisa en su cara, los ojos zafiros de Alec brillaban y Magnus parecía más relajado.

— Pero Izzy dijo la palabra sexo— dijo Max.

Todos estaban sonrojados más, Simón no podía ni mirarlo a las caras.

— Tu hermana se equivocó—dijo Magnus— ¿Preparado para irnos Simón?

— Claro— respondió Simón— Raphael debe ya estar esperando y no le gusta la impuntualidad.

El menor se paró y caminó hasta Rafael junior para darle un pequeño beso en su frente y después caminar a sentido contrario bajando su mirada con vergüenza cuando la pareja paso por su lado para hacer lo mismo con los dos Max.

— Cuiden a los niños—ordenó Alec besando la frente de Izzy—no dejen que Jace decida nada.

— Claro.

— ¡Oye! Eso es traición a tu Parabatai— murmuró Jace.

— Creo que ya te olvidaste lo que le hiciste a tu Parabatai entrando a su habitación— comentó Magnus molesto.

La pareja caminó hasta donde estaba Simón y Magnus hizo un portal. Era hora de irse.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora