Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)

(30)

RAPHAEL

La oscuridad de la habitación y la música suave de fondo hacían que el momento pasará ser mejor de lo que imaginaba, siguió besando el cuello del menor con ternura transmitiendo a través de ellos el cariño que le sentía, el amor que tenía por él y el arrepentimiento por haberlo herido. El poco tiempo que tenían de conocerse habían pasados tantas cosas tan rápido, peleas, faltas de confianza y un resentimiento y ahora estaba acá besando su cuello olvidándose de todo lo que había estado pensando antes, quería estar cerca de él lo más que pudiera y jamás irse, se sentía hechizado hacia el vampiro menor.

Cruzó sus brazos por el abdomen de Simón y lo acarició con delicadeza como si sus pulgares estuviera tocando seda, las manos del menor tocaron sus manos y una descarga cruzó entres ellos, eso animo a Raphael a darlo vuelta quedando cara a cara para observarlo con detenimiento, el menor era hermoso, contempló sus ojos, esos ojos verdes grisáceos cual tanto lo cautivaban mientras volvía a preguntarse ¿qué había hecho Simón con él?

Empezó a acercar su cara despacio para que Simón no se asustara, esta vez era todo distinto, no era un momento de adrenalina, si no que esto lo querían los dos, vio como el menor remojo sus labios y eso fue todo para poder ir y juntar sus labios en una sincronía de pequeños movimientos, pero Raphael quería más, empezó a besarlo con fervor, saboreando cada parte de sus labios mordiendo y chupando. Pidió permiso para que su lengua pasara y Simón lo aprobó abriendo un poco sus labios, la sensación era exquisita y excitante, el menor colocó sus manos en la cara de Raphael mientras que este bajaba las suyas a la cadera del menor.

El beso pasó a otro nivel más intenso, Raphael empezó a guiarlo hasta la cama, los besos pasaron a ser besos por toda la piel de Simón, el mayor lo recostó con cuidado subiéndose encima de él pero sin producir una presión en su espalda, una sonrisa traviesa apareció en su cara cuando vio los colmillos de Simón afuera.

— Te ves tan...—dijo Raphael.

Dejó la parte siguiente en el aire, Simón sonrió un poco y trató de taparse la cara con sus manos por vergüenza, pero Raphael no lo dejó, a cambio empezó a darle besos por toda la cara para demostrarle sus sentimientos.

— Siento mucho haber acabado con tu vida Simón— susurro Raphael— pero no quiero que dudes que también he creado un sentimiento hacia ti, algo que nunca he sentido por nadie.

Simón empezó a moverse incómodo, no quería hablar de este tema.

— Raphael—interrumpió Simón.

Raphael colocó su dedo índice en los labios del menor para darle entender que no tenía que interrumpirle cuando hablaba.

— Me gustas Simón Lewis—dijo Raphael— y te deseo, no sabes cuánto, al punto de volverme loco.

Simón tiró de la chaqueta del mayor y lo atrajo hacia él, cuando los labios estaban casi por unirse el menor sonrió.

— También me gustas Raphael— susurró Simón— por favor bésame.