Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)

(61)

SIMÓN

— ¿Y tú qué eres?—preguntó Simón una vez más.

Después de haber llorado porque iba a morir se agotó e intentó establecer una conversación con el hombre desconocido, aunque no tenía éxito, si iba a morir por lo menos no quería estar solo.

— Yo era un mundano—hablo Simón—pero culpa de una mujer vampiro llegue a esta vida y ahora después de meses de acostumbrarme me van a matar ¿Es gracioso no?

Al principio Simón creyó que el hombre había muerto y estaba hablándole a un cadáver pero a los segundos volvía la tos ronca y señalaba todo lo contrario, aquella persona estaba enferma y saber que tenía que morir le hacía dar más lástima.

— No entiendo porque Jonathan es así—añadió Simón— ¿No es que los Nephilim son buenos?

— ¿Lo son?

Aquello lo hizo permanecer un rato en silencio pensando, ni siquiera sabía de los Nephilim, solo conocía bien a Alec y éste no era malo.

— ¿Y tienes una vida? ¿Por qué estás aquí?— volvió a preguntar Simón.

La tos del hombre se volvió a escuchar cada vez más fuerte y seca, haciendo se ahogara con ello.

— Yo causé todo esto vampiro—dijo el hombre—yo causé esto para matar a los subterráneos.

El vampiro está vez sí se quedó callado.

ALEC

Después de ver como Raphael estaba pasando al límite de la desesperación, se dio cuenta de que ya había tenido un poco de castigo por hoy, abrió la puerta y dejó pasar a los demás, sus padres fueron los primeros, después Luke y Joselyn, la última venia llorando y después sus hermanos y Hodger, al último Clary que venía detrás de Jace. ¿Habían tenido alguna discusión? Miró a Magnus, el cual estaba muy cerca de Raphael susurrando algo.

— Gracias por venir.

No tenía nada que decir, todos sabían la situación, se los había explicado antes pero faltaba descubrir quién era el informante y aunque le doliera había prometido que obtendría su castigo, todos los que estaban en la sala eran como su familia, no podía pensar que le fallaran así, y Magnus lo amaba lo bastante para saber que no era el ¿Entonces quién?

— Como ustedes saben Jonathan se ha llevado a Simón, el vampiro, mi amigo—dijo Alec.

— Claro que sí—dijo Joselyn a punto de llorar—nos enteramos, lo siento mucho, mi hijo ha cambiado.

Vio como Luke la abrazaba.

— Alguien informó nuestra localización—dijo Magnus.

Todos parecieron sorprenderse, esta vez fue Alec quien le dirigió una mirada a Magnus para que cerrara la boca, entendía muy bien al brujo este tema de ver a un subterráneo en peligro era aterrador y este compartía el sentimiento, miró al grupo, usaría el mismo plan que sabía usar cuando era pequeño y Jace le escondía las flechas o cuando Izzy comía su comida que estaba escondida en la heladera.

— Sé quién fue— murmuró Alec—pero si me ayudan a encontrar a Simón, ni yo ni Magnus le diremos a la clave de esto.

Esperaba que todos los presentes colaboraran y creyeran en la improvisada mentira.

— No puedes culparnos de algo tan ilógico Alexander—dijo Hodger—sabes muy bien que no colaboramos con Valentine.

Hodger tenía razón, pero Alexander de igual manera miró a Magnus y a Raphael, este último estaba con la mirada en el piso, no podía permitir que esto se le resbalara de las manos.

— Necesito encontrar a Simón—dijo Alec—y necesito su ayuda.

— Sabes que no tenemos el deber de hacerlo—dijo su padre.

— Él es solo un vampiro—dijo su madre—no voy a arriesgar mi vida para salvarlo a él.

Alec no se decepcionó, ya sabía sus respuestas antes de tiempo.

— Entonces no están dentro.

Vio como sus padres caminaban hacia Max y se alejaban un poco, miró a Hodger que negó, el también estaba fuera, dirigió su mirada a Luke y Joselyn, ellos no podían quedar fuera ¿Cierto? No cuando Jonathan y Valentine estaban en esto, se relajo a ver qué asentían, sintió la mano de Magnus en su hombro, sabía que él lo ayudaría, dirigió su mirada a las tres persona que quedaban su hermana, su Parabatai y Clarissa.

— No es obligación ayudarme ¿Lo saben?

No quería ponerlos en peligros sabiendo que en aquel lugar podría ocurrir cualquier locura.

— Alec somos Parabatai—dijo Jace ofendido—donde tu vayas, yo iré.

Alec sonrió.

— No dije ese juramento por nada—añadió Jace.

— Vamos Jace, tranquilo— dijo Alec divertido—no exageres, comprendí el mensaje.

Jace le dedicó una sonrisa de esas que sabían tener efecto en él aunque ahora era solo otra sonrisa de hermanos, miró a las chicas, su hermana estaba con una sonrisa y asintiendo y Clarissa también asintió como respuesta.

— Vamos, no dejaré ir a mi hermano a una aventura tan genial—dijo Izzy

— Yo le debo un favor a Simón—dijo Clary

— Bien, es hora de irnos — comentó Magnus.

El brujo parecía más que emocionado, Alexander volvió su vista a sus padres y a Hodger que había empezando a irse.

— Esperen, ustedes no pueden irse. Magnus trae a los hermanos.

Alec caminó hasta Max y se arrodilló frente a él para quitar un poco de cabello que tapaba sus lindos lentes.

— Perdóname Max— susurro Alec—hago esto para protegernos.

Max solo sonrió.

— Solo hazlo, se qué me vendrás a buscar cuando esto termine.

Amaba a su hermano menor por lo comprensible que era, lo abrazó y se volvió a levantar, miró sobre su hombro el portal que estaba abriéndose, apareciendo el hermano Zachariah con otros hermanos más detrás de él, ellos aceptaron colaborar con este caso.

— Me alegro verlo hermano Zachariah—dijo Magnus con una sonrisa— ¿Estás cuidado de Will allá abajo?

Alec frunció el ceño ¿Quién era Will y qué relación tenía con Magnus? ¿Magnus tenía un novio que se convirtió en hermano? No le gustaba para nada lo que su cabeza estaba comenzando a pensar.

— El hermano Zachariah los supervisará hasta que volvamos— explicó Alec mirando a sus padres y a Hodger.

—Nos puedes hacernos esto Alexander, soy tu madre.

Alec no la escuchó y señaló a Magnus que siguiera hablando, cuando volviera y afirmarán que ni sus padres ni Hodger habían participado entonces le pediría perdón por su desconfianza.

— Ahora, Jace, ven aquí—dijo Magnus—tenemos que buscar a nuestro amigo.

Alec caminó hacia los demás viendo como Raphael parecía perdido, encontrarían a Simón y terminarían esto de una vez por todas.