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MAGNUS.

En el medio del beso no pudo evitar sentir que las manos de Alec estaban colocándose en la línea que dividía su espalda y su parte baja, algo que lo había sorprendido ya que el Nephilim nunca sobrepasaba ese límite, pero se sentía bien, el beso comenzó a ponerse un poco más intenso, esta vez Alec era el que lo dirigía el ritmo, la dirección que quería tomar con el beso y la decisión de saber cuándo ya podía decir basta, sintió la lengua del ojiazul meterla en la boca del él y este la recibió con gusto, dejando que su lengua y la de él se encontrarán, estaba emocionándose tanto que largo un pequeño jadeo para que su chico supiera lo agradable que se sentía.

En la habitación se podían escuchar el ruido de sus besos, jugando entre sí, la respiración aumentando y no pudo evitar pensar que quería desnudar a Alec ahora mismo, con sus manos empezó a acariciar el pecho del Nephilim a través de la remera, no podían tener acción pero por lo menos aprovecharía a tocarlo lo que más pudiera, podía sentir el abdomen tonificado del Nephilim, las líneas de su caderas aprovecho para acariciarlo un poco más pasando sus índices por ello, escuchando como Alec suspiraba.

— Magn...

Empezó a sentir como era dirigido hacia atrás, temió caerse pero cuando sus piernas tocaron algo sólido y empezó a sentir como el ojiazul lo comenzaba a tirar hacia atrás hasta sentirse acostado supo que estaban en la cama, el beso se detuvo de un momento a otro sintiendo como los labios de Alec se iban despegando de a poco de los suyos, Magnus abrió los ojos y trató de mirar por que habían parado y pudo ver a Alec mirarlo, su mejillas estaban sonrojadas, su pelo negro estaba alborotado y tenía los labios medio abiertos respirando con dificultad, el seguía de pie haciendo que Magnus tratara de descubrir cuál iba a ser el siguiente paso ¿Hasta acá llegaban?

— Creó, yo— balbuceó Alec.

Magnus se sentó con una sonrisa y le agarro de las manos mientras lo hacía callar.

— No digas nada, algún día será— dijo Magnus.

Pero pudo escuchar en su cabeza a Jace burlándose de él y de la poca actividad que tenía en su vida personal ¡Pero hombre! No iba a negar que necesitará tener eso, ya habían pasado tantos meses sin nada, pero no podía obligar a Alec a hacerlo cuando aún no estaba seguro, vio cómo el ojiazul mordía su labio inferior mientras luchaba con el mismo.

— Alexander— susurró Magnus.

Y vio como Alec reaccionó mirándolo con esos hermosos ojos zafiros mientras que fue bajando su cabeza para buscar sus labios, Magnus tuvo que poner sus manos en el colchón para no caer ya que lo había tomado de sorpresa, empezó a sentir como el ojiazul de nuevo lo tiraba hacía atrás para acostarlo a la cama, el brujo aprovecho para poner en sus manos en la cintura de su Nephilim, esta vez no se separó, sintió como Alec se subía a su cuerpo y colocaba sus brazos a cada lado de su cabeza, el brujo abrió un poco sus piernas para que Alec se acomodará en el medio y sus cuerpos estuvieran más cerca.

Añoraba esto desde que lo había conocido en aquel callejón, sentir el cuerpo del Nephilim arriba del suyo, besarlo así, esto era alucinante, esto es lo que se le sabía cruzar por la cabeza cada vez que miraba a su chico, esto y formar una hermosa familia como lo estaban por lograr. Los labios del Nephilim bajaron hacía su cuello y Magnus no pudo evitar suspirar con sus manos comenzó a acariciar la espalda de Alec metiendo con cuidado sus manos por debajo de su remera, tocando la piel cálida que sabía tener su chico siempre.

— Alexander— suspiró.

Había encontrado el punto justo, en el huequito de la clavícula donde podía hacer que Magnus pudiera comenzar a hacer ruidos por ello.

— Oh Alexander.

Ya habían pasado tantos meses de que no había tenido algo parecido, solo eran besos y charlas divertidas, nada que sobrepasará los límites porque si no el muchacho comenzaba a ponerse nervioso y se alejaba de la acción, con cuidado empezó a subir su remera sintiendo las cicatrices de las runas colocadas en su espalda, Alec dejó de besar su cuello para poder dejar que sacara la remera, pudo ver esa piel que tanto le gustaba, Alexander era la creación más perfecta que había podido ver en todos sus siglos de vida. Con una de sus manos la colocó en el pecho del ojiazul y la comenzó a bajar con lentitud hasta llegar a su bajo abdomen.

— Eres la más hermosa creación que mis ojos pudieron ver— susurró Magnus.

Comenzó a subir las manos de nuevo dejando que Alec dejará escapar un pequeño quejido el Nephilim volvió a besarlo, Magnus podía sentir su cuerpo arder por el contacto del cuerpo del ojiazul y sus besos, pudo sentir las manos de su chico ir hacia su camisa para comenzar a desabotonar el primer botón con dificultad y después los siguientes sintiendo el contacto de su mano con su piel, suspiró de nuevo en los labios de su chico esta sensación era mucho mejor que estar con cualquier otra persona, sentir el cariño de la persona que quieres, las caricias y sus besos, todo, no necesitaba a nadie más en su vida.

Un movimiento de la cadera chocando con la suya sorprendió a Magnus haciendo que su abdomen sintiera un cosquilleo.

— Alexander—suspiró Magnus.

Esta vez nadie iba a interrumpir eso lo aseguraría el mismo, otro movimiento más y Magnus pudo escuchar la respiración agitada de Alec, el beso parecía quemar sus labios, las lenguas tenían una lucha interesante y algunas veces se escapaba uno que otras mordidas, se sentía en las nubes, los movimientos comenzaron a ser más constantes haciendo que perdiera un poco la cordura acarició con su mano el abdomen disfrutando escuchar sus jadeos, con la misma mano que estaba acariciando su piel la fue bajando hasta donde la línea del pantalón aparecía y con uno de sus dedos fue adentrando con cuidado hacia adentro del pantalón escuchando como Alec jadeaba dejando de besarlo, el ojiazul busco sus labios y después besó su cara, era adorable la situación, siguió adentrando hasta poder tocar aquella hombría.

— Magn...

El brujo aprovechó para besar su cuello dejando que sus labios hicieran el trabajo, con la mano que estaba en el pantalón comenzó a acariciarle para después adentrarse y tocar por completo aquello.

— Oh—gimió Alec— Magn...

— M-Magnus Y-Yo— intentaba decir Alec entre jadeos con los movimientos.

Las caricias comenzaron a llevar que ambos comiencen a perder ropa, sus cuerpos moviéndose, sus besos y caricias, Magnus puede escuchar aquellos suspiros que salen de la boca de aquel chico de ojos zafiros que está arriba de él y tampoco, aunque quisiera, podía dejar escapar de los suyos cómo se sentía. Le gusta, le gusta la vista que está teniendo, le gusta lo que están teniendo, y no quiere que esto termine. Besándolo de nuevo susurra algo en su oído, algo que quiere que Alec le haga para después poder hacerlo con él.

— ¿Puedes por favor hacerme el amor Alexander?

Volvió a hacerse hacia atrás y así poder mirar la reacción de Alec que había quedado congelado, remojando sus labios y con ojos asombrados.

— Garbancito.

— Alec no encuentro a Magnus y ya tenemos que ir ¡Oh por el amor de dios! ¡Mis ojos!

Los dos voltearon a ver a la puerta para ver como Simón se estaba tapando los ojos y saliendo afuera.

— ¡Simón!

Simón se fue cerrando la puerta detrás.

— Lo odio, si lo odio—gruño Magnus.

— Shhh, tenemos que terminar algo— susurró Alec.

Tú, mi maldita perdición ||Malec & Saphael|| (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora