ENTRE BESTIAS - Parte I - Hijo del Bermellón [COMPLETA]

2.9

Mikas y Bor habían solicitado una reunión especial con Robin, a solas. Ella había aceptado reunirse con ellos a media noche en los jardines de Rhor. Lo había hecho solamente por deferencia a los años de amistad que tenía con ellos, pues creía que intentarían influenciar en su juico a espaldas de los demás miembros del consejo y ése tipo de política no le gustaba.

- Mi padre murió anoche Robin - dijo Mikas a secas sin saludarle.

- Es una lástima, Mikas, siento su pérdida y la tuya – le respondió la Matriarca sinceramente.

- No quiso beber agua para dejarle a mis hijos.

- Elías, siempre fue un hombre valiente, que no temía las dificultades.

- ¿Sabes lo que sucede cuando mueres de sed? Alucinó durante dos días. Comenzó viendo recuerdos de su niñez, pero luego las visiones se volvieron horribles. Atacó a la familia diciendo que éramos muertos vivientes. Tuvimos que amarrarlo y amordazarlo los últimos dos días de su vida.

- No era él, es esta situación en la que estamos, es terrible Mikas - dijo Robin tratando de mostrar empatía.

- Aún a su edad era un hombre fuerte, incluso amarrado movía la cama producto de sus intentos para zafarse. Aún amordazado podíamos oírle gritar. Tuvimos que cantar canciones de fogatas para no oírlo. Mis hijos tuvieron que vivir todo esto.

- Es lo que nos espera a todos, - intervino Bor – sólo que es muy distinto hablar de ello que vivirlo.

- Te culpo a ti, Robin, directamente por su sufrimiento y el de mis hijos - sentenció el galeno.

- Sé que estás bajo gran dolor, Mikas - aclaró Robin - pero no traje a las Bestias hasta las puertas de Rhor.

- No dejaré que mi familia vuelva a pasar por lo mismo Rob - advirtió Mikas.

- No dejaré que inicies un suicidio colectivo Mikas. Punto. – le advirtió la Matriarca con la mirada fija sobre él. Realmente, cuando ella deseaba ser categórica, no había quién no percibía su mensaje claramente.

- ¿Quieres ver a David sufrir lo mismo?¿quieres hacerlo pasar por otro infierno? ¿No fue suficiente con separarlo de su nieto?

- No estoy torturando a mi familia ni a la tuya Mikas, tan solo escúchate a ti mismo. Lo que estás diciendo es absurdo. Nunca has hablado así en toda tu vida.

- Aunque evadas el punto, sé que lo sabes por dentro, no tenemos otra salida. Rob, nos matarás a todos lentamente.

- No, Mikas, ésas cosas allá afuera nos matarán, y si nos convertimos en ellas entonces lo habrán logrado, sin siquiera traspasar los muros.

- Insisto en que, - interrumpió Bor nuevamente aburrido de la conversación – tenemos otra salida, si nos unimos todos, podemos enfrentarlas. Pero debemos hacerlo mientras aún tengamos fuerzas para un final digno, pues cada día que pasa somos más débiles, y el que quiera acompañarme estará bienvenido.

- ¿Estás por encima de la ley Bor? – le preguntó Robin enérgicamente - Juraste protegerla. Juraste anteponer las necesidades de Rhor a las tuyas. Todos lo hicimos, y eso incluye soportar el miedo y acatar al consejo.

- Robin, - le respondió Mikas – lo que le sucedió a mi padre ya está sucediendo en otras familias. Somos una bomba de tiempo.

- Entonces debemos repartir esperanza, – concluyó la Matriarca – no desespero. ¿Acaso no se dan cuenta? Si dejamos que nuestras necesidades personales se antepongan al colectivo entonces ya estamos todos perdidos. La esencia de Rhor está muerta y todo lo que hemos hecho, y todo lo que hicieron nuestros padres, habrá sido en vano. Por completo. No podemos dividirnos, si lo hacemos, caeremos, y con fuerza. Si el destino que se avecina ante nosotros es horroroso, lo podemos enfrentar con nuestra alma en paz y la frente en alto, sin dejar que nos transforme en animales ni nos obligue a correr en busca de una salida fácil. Ése es el espíritu que Rhor siempre ha representado.

- Pasado mañana convocaremos nuevamente al consejo Robin, - le dijo Mikas - solicitaré una nueva votación. ¿Acatarás sus resultados?

- Ésa es la ley, - dijo la aludida - la cumpliremos.

Con esta ultima frase, la reunión nocturna concluyó.