Capítulo 3

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Lucian estaba tirado en el suelo inconsciente. Cuando Clary huyó se había transformado en lobo y se había lanzado sobre Valentine quien le atacó sin piedad. Jocelyn, al ver a su mejor amigo en el suelo, se abalanzó sobre su marido con la ira rebosando en todo su cuerpo. Sin embargo, Valentine, fue más cuidadoso con ella pues no quería herirle de gravedad. Un grito sobresaltó a Jocelyn quien, al reconocer la voz de su hija, se desconcentró y fue desarmada. Valentine intentó agarrarla pero ella fue más rápida yéndose hacia atrás.

***

Jonathan colocó a su hermana en el suelo y revisó que no tuviera ningún tipo de herida. Estaba preocupado de que ese chupasangre hubiera atacado a su hermana. Una vez se aseguró de que no tenía ni un rasguño la cogió y la llevó de nuevo en dirección a la casa. Se colocó a la pequeña en el pecho y le ordenó que le rodeara el cuello con los brazos. Ella, temblando aún por el susto anterior, lo hizo. Jonathan escaló como había hecho antes con su padre hasta la ventana del segundo piso. Una vez dentro, Clary se soltó del cuello de él e intentó correr hacia su madre. Jonathan la agarró impidiéndoselo y arrastró a su hermana junto a su padre.

Valentine miró a sus dos hijos y tomó una decisión al instante. Jocelyn se quedó paralizada ante la situación. Él posó su mano en el hombro de Jonathan mientras guardaba el arma en el cinturón.

—Cuando quieras contactar conmigo solo dilo en voz alta. Mientras tanto, me llevaré a nuestros hijos a casa. Estaré esperándote, Jocelyn, como todos estos años— dijo él antes de girar su anillo y desaparecer junto con Clary y Jonathan.

***

Clary estaba asustada. Valentine la había cogido en brazos, llevado a una enorme habitación y la había dejado allí. Ella se subió a la cama, acercó sus rodillas al pecho, se las abrazó y metió su cabeza entre las piernas. Su llanto era profundo. No comprendía nada de lo había pasado, solo sabía que aquel hombre la había separado de su tío Lucke y de su madre. Casi sin darse cuenta, a causa del llanto, se quedó dormida.

***

Valentine entró, tres horas después, en el cuarto donde había dejado a su hija, con una bandeja repleta de comida. Aún estaba sorprendido y aturdido por la noticia. Durante los cinco años que estuvo buscando a su esposa jamás se le ocurrió pensar que podría tener otro hijo. Buscó con la mirada a la pequeña hasta que la vio dormida en la cama. Se acercó al escritorio, en el cual dejó la bandeja, y luego a la cama. Se sentó en el borde de esta y comenzó a acariciarle el pelo a Clary. Era igual que su madre. Por lo que había visto en el cuarto de su hija, sabía que sus gustos eran los mismos que los de ella. La pasión por el arte y la lectura estaban muy arraigadas en la pequeña y pronto, o al menos eso esperaba él, el arte de matar también lo estaría.

Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora