Jonathan acariciaba el cabello de su hermana mientras esperaba que la pequeña despertara. Había conseguido el antiguo cuaderno de dibujo de Clary y había traído consigo algunos de sus lápices. Estaba deseando ver la cara de su hermanita al encontrarse con su amado cuaderno. Sí, sabía que ella iba a saltar sobre él de la alegría. Pocos minutos después, la pequeña abrió los ojos lentamente mientras bostezaba. Miró a su hermano con vago interés.
—¿Jonathan? ¿Qué pasa?
—Hermanita, tengo una sorpresa para ti— estiró su brazo y alcanzó el bloc—. Tu cuaderno de dibujos.
Clary al verlo se emocionó más de lo que Jonathan esperaba. Era un simple cuaderno, ¿por qué tenía ella esa reacción? Para él, no tenía ningún sentido, como todo sentimiento humano. La pelirroja se lanzó sobe su hermano, le abrazó por el cuello y beso sus mejillas varias veces.
—Gracias, gracias— dijo desparramando alegría—, ¿dónde estaba?
—En la habitación de padre— mintió. No podía decirle la verdad—. Entonces, ¿te ha gustado mi sorpresa?
—¡Sí! ¡Muchas gracias, Jonathan, eres el mejor hermano mayor del mundo!
—Por supuesto, hermanita— emuló una sonrisa sincera y arrogante.
—Jonathan, ¿puedo hacerte una pregunta— soltó Clary con un poco de miedo—?
—Claro, dime.
—¿Dónde está mamá?
El chico Morgenstern se puso tenso de inmediato. Esa pregunta no se la esperaba y menos en un momento como aquel. ¿Sería que la poción estaba dejando de hacer efecto? No, eso era imposible, esa poción era de efecto permanente o al menos eso se suponía.
—Ella... ella está de viaje, Clarissa. Pronto volverá, tranquila.
—¿Por qué se tuvo que ir? La echo de menos...
—Asuntos familiares, hermanita. Nada de lo que preocuparse— dijo con un deje de desprecio—. ¿Por qué me preguntas ahora por ella, Clarissa?
—No sé, al ver el cuaderno me he acordado de ella.
—¿Fue ella quién te lo regaló?
—No, fue...— una imagen de un hombre de ojos gatunos apareció en su mente. Estaba como difuminado pero ella sabía que era alguien muy importante para ella. ¿Por qué, si ella sabía que él era una pieza crucial en su vida, no le recordaba?— fue...
—¿Clarissa estás bien— preguntó con genuina preocupación—?
—Yo... no le recuerdo.
—¿Qué? ¿A quién no recuerdas?
—Al que me regaló el cuaderno... Sé que es alguien muy importante para mí pero no le recuerdo, solo recuerdo sus ojos.
—¿Sus ojos? ¿Cómo eran sus ojos?
—No importa— contestó negando con lentitud.
Se destapó y salió de la cama. Jonathan la tomó de la mano y la atrajo a él con fuerza.
—Sí importa, Clarissa. Dímelo— apretó con algo más de fuerza la mano de su hermana.
—¿Qué está pasando aquí— preguntó una voz que los sobresaltó—?
—Padre— dijeron al unísono.
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Una Pequeña Morgenstern
FanfictionHace cinco años Jocelyn Morgenstern huyó del Círculo y de su esposo, Valentine, junto con la Copa Mortal. Desde ese día él ha tratado de encontrar a su esposa para traerla a su lado y así obtener la Copa de nuevo. Valentine, tras tantos años de bús...